La oleada de menores sin acompañamiento que ha llegado a Estados Unidos en los últimos años ha generado una “industria migratoria” que se traduce en el incremento de albergues privados con financiamiento millonario por parte del Estado.
Actualmente existen más de 40 refugios manejados por particulares en territorio estadounidense, a los cuales se les ha destinado un presupuesto anual de dos mil millones de dólares, de acuerdo con la Women’s Refugee Commission, con sede en Washington.
La mayoría de este tipo de albergues se concentra en Texas, donde hay 23 pensiones con capacidad para dos mil camas. Tan sólo en los últimos 13 años, en el Valle del Río Grande se triplicaron de cuatro a 13.
Rogelio Núñez, de Proyecto Libertad, en Harlingen, Texas, comenta que los establecimientos funcionan en secrecía, que son inaccesibles para la mayoría de las organizaciones promigrantes y que hay opacidad en su manejo financiero.
“Si pueden comprar edificios de medio millón de dólares o de 250 mil dólares, entonces es un negocio”, afirma, y denuncia que a pesar de los altos fondos que reciben no mejoran sus condiciones y ha habido reportes de maltrato a menores e incluso casos de abuso sexual.
Fuente: El Universal