Guardan silencio los anti-inmigrantes

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Por Erica Werner/ AP

Era el inicio de una “Gira para impedir la amnistía” organizada por los Patriotas del Tea Party y otros grupos. Pero la concurrencia era tan escasa que los defensores de los inmigrantes pronto comenzaron a circular alegremente fotos en que se veía al principal orador, el representante republicano Steve King, de Iowa, completamente solo en el estrado.

La manifestación realizada a principios del mes en un parque público de Richmond, en el estado de Virginia, junto con la subsiguiente cancelación o la postergación de varios eventos similares, refleja una nueva realidad emergente durante el receso veraniego de cinco semanas de la legislatura del Congreso: La oposición a reformar las leyes de inmigración parece estar notablemente silenciosa, casi amansada. Mientras tanto, los defensores de la amplia reforma a la ley de inmigración afirman que han hecho cambiar de opinión por lo menos a un puñado de representantes republicanos.

En el 2007, durante el último intento del Congreso para reformar el sistema de inmigración, los legisladores recibían amenazas de muerte y llamadas furiosas que colmaban las líneas telefónicas del Senado. Este verano son otros asuntos los que captan ese tipo actitud, como la ley de salud propuesta por el presidente Barack Obama, parece encabezar la lista de preocupaciones de los votantes.

Los constituyentes que se oponen a que los inmigrantes que viven ilegalmente en el país obtengan la ciudadanía han expuesto sus puntos de vista en las asambleas municipales que han organizado los miembros de la Cámara de Representantes en este mes. Pero los defensores de la ley de inmigración con un proceso para la nacionalización han tenido mayor éxito al lograr que sus simpatizantes participen en las manifestaciones inclusive en los distritos con gran mayoría republicana.

“En parte lo que el partido ha decidido que es de mayor urgencia para abordar en esas asambleas populares es el seguro de salud conocido como Obamacare, que es lo que ha canalizado en gran medida la indignación de la gente, en gran medida las mismas personas que protestan contra la amnistía”, destacó Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro para Estudios de Inmigración, que se opone a un mayor nivel de inmigración.

Además, el grupo que respalda la reforma de inmigración está mejor organizado y financiado esta vez y muchos dirigentes republicanos le dan su apoyo. “Debido a todo esto no se va a ver el mismo nivel de actividad frenética”, destacó Krikorian.

Lo que no está claro es si el efecto durará una vez que los legisladores regresen a Washington en septiembre.

La reestructuración de la ley de inmigración, que es la prioridad del segundo mandato de Obama, está a la espera después que el Senado de mayoría demócrata aprobó una ley de amplio espectro en junio que incluye decenas de miles de millones de dólares para la seguridad fronteriza, programas de nuevas visas para atraer personal profesional calificado y trabajadores no especializados a Estados Unidos, requisitos para que los empleadores verifiquen la situación legal del personal y un proceso de 13 años para que 11 millones de inmigrantes que ya viven en el país, obtengan la ciudadanía.

Los líderes republicanos de la Cámara de Representantes han rechazado la ley, prometiendo que procederán sobre el asunto con leyes individuales para cada caso, comenzando por la seguridad fronteriza. Y aunque entre los defensores hay 20 representantes republicanos que han declarado su respaldo a algún tipo de proceso de ciudadanía, la mayoría de sus correligionarios de la cámara se sigue oponiendo, creando una posible división insuperable entre la Cámara de Representante y el Senado. Asimismo el Congreso también enfrenta posibles plazos para las leyes del límite de la deuda y del gasto a fin de mantener en operación al gobierno. Todo eso presenta un ambiente difícil para lograr que una ley de inmigración sea aprobada y llegue a Obama para que la suscriba.

No obstante, los defensores de los inmigrantes han afirmado que les fue bien durante en su campaña durante el descanso de agosto para presionar a los representantes republicanos a que actúen durante el otoño. Una inusual alianza bien financiada de católicos y evangélicos, sindicatos, grupos empresariales y otros han puesto en la mira a docenas de miembros del Partido Republicano que parecen estar dispuestos a escucharlos y señalan que tendrán apoyo cuando el Congreso reanude la sesión.

“Me parece que la gran historia del receso de agosto es que no hemos visto lo que algunos habían pronosticado: este gran movimiento anti inmigratorio donde los miembros del Congreso serían acosados para que no actúen”, comentó Galen Carey, vicepresidente de las relaciones gubernamentales de la Asociación Nacional de Evangélicos, en una conversación telefónica con la prensa para anunciar que se compraron espacios publicitarios a favor de la reforma en 14 radioemisoras estatales por un valor de 400.000 dólares.

Los activistas pro inmigrantes enviaron a 1.500 simpatizantes al condado del jefe del bloque republicano en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, en Bakersfield, California la semana pasada; entregaron una petición de 10.000 personas al representante republicano Blake Farenthold, de Texas, e iniciaron una gira por todo el estado de Wisconsin, entre otras actividades.

 

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