Por Álvaro Delgado
Si el apogeo de El Marro y su estructura criminal ha sido con Cabeza de Vaca, entonces existen complicidades o, al menos, ineptitud. Lo único cierto es que (en Guanajuato) gobierna la zozobra, el miedo, la delincuencia.
Derrotado en Baja California, luego de tres décadas ininterrumpidas de gobierno, cuyo gobernador Francisco Vega está bajo investigación por corrupción, el PAN tiene a Guanajuato como su único enclave político desde hace 29 años, cuando Carlos Salinas le regaló el poder, pero también está en decadencia por el auge de la violencia que sólo explican la ineptitud y/o las complicidades.
Guanajuato se perfila para cerrar 2020 como el primer lugar en homicidios dolosos en el país por tercer año seguido, pero el derramamiento de sangre no comenzó en 2018 ni este fin de semana, cuando fueron asesinadas más de 30 personas -incluidas mujeres y niños-, sino desde 2013 con el inicio del gobierno de Miguel Márquez, según análisis de la organización México Social, con base en cifras oficiales.
La crisis de seguridad y violencia en Guanajuato tampoco se limita a los muertos, que representan hasta 20 por ciento del país: se han disparado robos, feminicidios, secuestros, robos de vehículos, extorsión, desapariciones.
Y ojo: desde 2012, el secretario de Seguridad Pública estatal es exactamente el mismo, Alvar Cabeza de Vaca, y no ha habido otro fiscal desde 2009 que Carlos Zamarripa, a quien el Congreso, dominado por el PAN, prolongó su periodo hasta 2028. ¡Casi dos décadas!
Es justamente en la gestión de Cabeza de Vaca y Zamarripa –que involucran a los gobernadores Juan Manuel Oliva, Miguel Márquez y Diego Sinhué Rodríguez Vallejo- que nace y crece el Cártel de Santa Rosa de Lima, encabezado por el sanguinario José Antonio Yépez Ortiz alias El Marro, cuyo florecimiento en el robo de combustible, la extorsión, el robo y el secuestro atrajo al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) para disputarle este “mercado”.
Si el apogeo de El Marro y su estructura criminal ha sido con Cabeza de Vaca y con Aguirre, entonces existen complicidades o, al menos, ineptitud. Lo único cierto es que gobierna la zozobra, el miedo, la delincuencia.
Ante esta decadencia, el gobernador Rodríguez ha sido mudo desde el inicio de su gobierno y hasta creó una estructura burocrática para ese fin: La Unidad de Análisis y Estrategia para la Seguridad, a cargo de Sofía Huett López, quien trabajó con Genaro García Luna, el secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón que está preso en Estados Unidos acusado de narcotraficante.
A ese silencio del gobernador aludió el presidente Andrés Manuel López Obrador al reivindicar como suya la ofensiva contra El Marro. “Por eso intervino la Federación, porque era una situación incontrolable… No podemos actuar como el avestruz: meter la cabeza en la arena, como si no pasara nada. Hay mucho sufrimiento en la gente por la violencia y se tiene que atender”.
Y, malicioso, enfatizó que su gobierno no protege a criminales, como Calderón: “El secretario de Seguridad Pública, en contubernio con la banda o el cártel de Sinaloa. Así, a ese grado se había llegado de descomposición. Eso ya no sucede, no pasa, para que no estén diciendo que somos iguales”.
Fuente: El Heraldo de México