El gobernador de Texas arremetió desafiante contra los cargos penales “indignantes” presentados en su contra y defendió la forma en que ejerció su derecho a veto, algo que llevó a un jurado de investigación a acusarlo de dos delitos graves de abuso de poder.
Rick Perry, un posible candidato para la nominación presidencial republicana en 2016, hizo sus declaraciones el sábado ante periodistas fuera de su oficina en el Capitolio estatal en Austin, Texas.
El gobernador de más antigüedad en la historia del estado -ha estado en el cargo desde diciembre del 2000- dejó en claro que planea completar su último mandato en enero, como está previsto.
“No vamos a arreglar nuestras diferencias políticas con acusaciones en este país”, dijo Perry. “Es indignante que alguien use la teatralidad política para dañar el tejido mismo de la constitución de nuestro estado”, afirmó.
Perry tenía programado aparecer el domingo en un noticiario matutino de audiencia nacional.
Un jurado de investigación del condado de Travis acusó el viernes a Perry de amenazar con vetar fondos estatales para la fiscal de distrito, una demócrata electa que se negó a dimitir después de ser arrestada por conducir en estado de ebriedad. Ese veto de 2013 impulsó una investigación penal.
“Los detalles de mi toma de decisiones fueron muy claros. He dicho desde el principio claramente que iba a vetar esos dólares, siempre y cuando hubiese alguien en esa oficina de quien yo hubiese perdido la confianza”, dijo Perry. “Y yo perdí esa confianza”.
Perry es el primer gobernador de Texas desde 1917 en ser procesado judicialmente. Los cargos fueron presentados mientras él trata de presentarse, tanto ante los líderes republicanos como a la base del partido, como alguien capaz de recuperar la Casa Blanca. En 2012, varios tropiezos durante su candidatura presidencial llevaron a su salida anticipada de la competencia.
