El gobernador panista de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, dijo estar a favor de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declare como terrorismo a los cárteles mexicanos.
“Estoy a favor de que se les denomine como terrorismo porque no hay otra manera, eso es lo que intentan provocar en la población: terror; dejar cuerpos desmembrados y poner narcomantas causan terror en la población y si considero, respetando la política exterior del Gobierno federal y no el estatal, que sí es adecuado. El enemigo es quien genera la violencia”, opinó el mandatario estatal.
Las declaraciones de Rodríguez Vallejo se dan después de la petición que hizo el domingo pasado la familia LeBarón a la Casa Blanca, con el objetivo de que designe a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras, luego del asesinato de nueve miembros de su comunidad en los límites de Chihuahua y Sonora.
En entrevista con medios de comunicación, señaló incluso que cualquier refuerzo norteamericano en seguridad sería bien recibido.
“Si Estados Unidos ve la posibilidad, yo como Gobernador estaría a favor. Yo creo que al final, todo el apoyo es bienvenido. El enemigo son los generadores de violencia. Es tal el hartazgo que los mexicanos verían bien que fuerzas de otros país nos vinieran a ayudar”, añadió el funcionario estatal.
TEMEN CERTIFICACIONES A MÉXICO
Los mexicanos reaccionaron airadamente el miércoles después que el Presidente de Estados Unidos Donald Trump dijo que designará a los cárteles del narcotráfico de México como organizaciones terroristas.
Funcionarios mexicanos y expertos no temen que Trump envíe drones artillados a territorio mexicano. Dichos ataques han sido un pilar de las operaciones antiterroristas de Estados Unidos en Pakistán y Afganistán, pero nadie cree que sean lanzados en México.
Lo que los mexicanos sí temen es que la designación de terrorismo podría hacer que las relaciones bilaterales regresen a los días oscuros de la década de 1990, cuando las certificaciones anuales estadounidenses a las labores mexicanas contra el narcotráfico eran motivo constante de fricciones.
Con el proceso de certificación que estuvo vigente entre 1987 y 2002, México corría el riesgo de perder apoyo o acceso a financiamiento internacional, así como de ser objeto de sanciones comerciales, de visado y bancarias. Después de ese periodo el proceso cambió a una forma menos amenazante.
“Cada vez estos procesos dificultaban tremendamente la cooperación con los Estados Unidos”, señaló Alejandro Hope, analista de seguridad de la Ciudad de México. “Esto nos regresa a este asunto”.
En una columna periodística, el ex Embajador de México en Estados Unidos, Arturo Sarukhan, se pronunció en contra la aplicación de estrategias contraterroristas contras los cárteles.
“Cuando la única herramienta es un martillo, todo parece un clavo”, escribió Sarukhan.
Fuente: ZonaFranca/AP/EFE