Fray García de San Francisco, el fundador de Ciudad Juárez

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Fray García de San Francisco tenía poco más de 50 años cuando el 8 de diciembre de 1659 fundó la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte, el corazón de la actual Ciudad Juárez, que inició con un asentamiento de familias nativas que fueron congregadas para ser evangelizadas y occidentalizadas.

Por Juan de Dios Olivas / Especial para La Verdad

En 1602, el fundador nació con el nombre de Francisco García Jiménez en el pueblo de Villalba, en la región de Aljarafe de Sevilla, que actualmente es parte de la provincia de Huelva en Andalucía, España, un nombre con el que poco se le conoce actualmente debido a que cambió cuando tomó los hábitos religiosos.

En su terruño se encuentran los puertos de donde partían los navíos a la América lo que le facilitó llegar hasta la Ciudad de México, establecen los hallazgos realizados por el autor del libro “El Legendario Paso del Norte; Orígenes”, Dario Oscar Sánchez Reyes.

Fotografía: Cortesía

 

De su familia poco se sabe, pero lo más probable es que provenía de un origen humilde dada las condiciones en las que se ordena como sacerdote, que le generan un retraso para lograrlo, señala el historiador.

De Europa viaja a la Nueva España cuando tenía 20 años y su formación religiosa la realiza en el convento de Churubusco –actual Museo de las Intervenciones en la Ciudad de México–, donde se localizan documentos que dan cuenta de su estancia en ese lugar.

En el libro de registro de los franciscanos que tomaron los hábitos y profesaron como frailes, se señala que el 4 de octubre de 1623 tomó los hábitos de esa orden.

Por mucho tiempo se le ha conocido como fray García de San Francisco y Zúñiga, originario de Castilla, España, pero los documentos encontrados recientemente en el convento de Churubusco señalan que su nombre original era Francisco García Jiménez, a quien se le dio la oportunidad de ordenarse como sacerdote en 1636, establece Sánchez Reyes.

Sin embargo, después de ingresar a la orden franciscana, en 1628 fue enviado como misionero en la caravana de Fray Esteban de Perea, a evangelizar a los indígenas nativos de Nuevo México, donde funda las misiones de Socorro y Senecú entre 1630 y 1640.

La misión en ese entonces era una institución encargada de integrar a los indígenas a la sociedad novohispana, volviéndolos primeramente cristianos e incorporándolos después al sistema económico y político dominante, no sólo eran simples templos. Una vez cumplido su objetivo, la misión dejaba de existir y la autoridad religiosa era dejada a un sacerdote secular obediente del obispo.

Desde 1652 Fray García se enfoca a evangelizar a los indios sumas y mansos de la región del Paso del Norte, que entonces llevaban una vida nómada, lo que consigue hasta diciembre de 1659.

La única oposición que encontró el fundador fue la de las nuevas autoridades de Nuevo México, ya que los mismos mansos le habían solicitado al franciscano que los evangelizara, de acuerdo con escritos de fray García documentados por el historiador Martín González de la Vara en su libro “Breve Historia de Ciudad Juárez y su región”.

En ese tiempo le tocó encabezaba a la orden franciscana de Nuevo México, período en el que se da un conflicto con el gobernador López de Mendizábal, por lo que tarda tres años en regresar a la misión de Guadalupe para bendecir la primera piedra y cimientos del templo el 2 de abril de 1662, el cual sería terminado el 23 de enero de 1668.

Dejó su ‘sello’ en templo

Cortesía

El templo de la misión fue originalmente improvisado con enramadas y barro, pero a partir del 2 de abril de 1664 cuando en la misión habitaba unas 400 personas, fray García inicia la construcción de un templo permanente que fue terminado 4 años después y consagrado.

Es el mismo edificio que se conserva en la actualidad y es el único original que sobrevive de las misiones de la región, ya que todos los demás fueron destruidos y vueltos a reconstruir en distintos períodos, señala Sánchez Reyes.

Sus paredes son de adobe, mientras que las vigas del techo y los pilares son troncos de palma traídos del sur y tallados a mano. En su interior hay varias estatuas de madera como la de La Inmaculada Concepción y La Dolorosa, que son más antiguas que la misión y se cree que fueron talladas en Europa, establecen datos recopilados por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).

En su diseño se refleja la formación que tuvo fray García de San Francisco desde su tierra natal hasta su paso por el convento de Churubusco.

“Lo que es claro es la influencia andaluza en el fundador en la construcción del templo de la misión de Guadalupe, en los arcos de madera, el artesanado de madera, pinturas tipo mosaico árabe, figuras de flores y estrellas”, indica el investigador.

Cortesía

En la región natal del fundador, en Villaba de Aljarafe, hay un templo similar al de la misión, mientras que en el convento de Churubusco hay símbolos similares a los de la misión de Guadalupe en bancas y algunas fuentes de los patios del ahora museo.

La edificación del templo se ubicó en predios de vocación agrícola. Fray García fue quien escogió el que consideró mejor lugar para fundar la misión: se encontraba a corta distancia del río Bravo, que proveía el agua necesaria para las labores agrícolas e irrigaba una planicie muy fértil que en la primavera, durante los deshielos, era inundada por el río formándose una delgada capa de tierra orgánica que permitía sembrar cereales, árboles frutales y hortalizas, así como uvas de las que habría de obtenerse los mejores vinos de la región.

Fray García permanece al frente de la misión hasta 1671, cuando decide emprender un último esfuerzo de evangelización de las tribus de júmanos y julimes que se encontraba en la región de la Junta de los Ríos Conchos y Grande en el actual Ojinaga.

Pero, tal vez por su edad, decide poner fin a su trabajo misionero y regresa a la misión de Senecú, en Nuevo México, donde muere el 22 de enero de 1673 después de 40 años de evangelización en los que logró bautizar a más de 10 mil personas.

Sus restos se perdieron durante la sublevación de los indios Pueblo que destruyeron las misiones, incluyendo la de Senecú. Sin embargo, su legado perdura 361 años después en lo que hoy es Ciudad Juárez.

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(Fuentes: González de la Vara, Martín, Breve Historia de Ciudad Juárez y su región; Chávez B. Armando, Historia de Ciudad Juárez; Sánchez Reyes, Darío Óscar, El Legendario Paso del Norte orígenes; Visión Histórica de la Frontera Norte de México. Universidad Autónoma de Baja California)

Fuente: La Verdad Juárez

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