Por R. Andrew Chesnut*
El dinámico papado de Francisco ha sido uno de muchas primeras veces, siendo la última la reunión monumental en La Habana el 12 de febrero con el patriarca ortodoxo ruso Kirill. Una convergencia del gran énfasis que Francisco ha puesto sobre el ecumenismo en el contexto geo-religiosa persecución virulenta de los cristianos, tanto ortodoxos y católicos, en Siria, y en todo el Oriente Medio y el Norte de África, lo que ha dado lugar a la reunión sin precedentes en Cuba. La masacre sistemática de los cristianos a manos de ISIS y la emigración de sus hogares históricos en el Medio Oriente une a las dos iglesias en la defensa de la población católica y ortodoxa que está en real peligro de extinción.
Allanando el camino para la posibilidad de un acercamiento histórico después de un divorcio de mil años entre la ortodoxia y el catolicismo, es la difícil situación de los cristianos en Siria e Irak y la generalizada cristofobia por todas las naciones de mayoría musulmana en el Oriente Medio y África. Dado que tanto el cristianismo como el islam son religiones proselitistas que buscan aumentar su feligresía, la multitud de denominaciones de las dos religiones del mundo, naturalmente compiten por las almas donde las condiciones de las naciones o regiones lo permiten. Por ejemplo, en América Latina, donde los gobiernos nacionales permiten un grado relativamente alto de libertad religiosa, los católicos y pentecostales compiten vigorosamente por las almas de México y Brasil, entre otros. De hecho, la razón principal por la que un latinoamericano fue elegido Papa, fue a causa del masiva pérdida de católicos a favor del pentecostalismo desde la década de 1970. La rama católica de carácter pentecostal, conocida como la Renovación Carismática Católica, ha tenido cierto éxito en frenar el éxodo hacia las iglesias pentecostales.
Mientras que la Iglesia Católica se queja a gritos acerca de la sustracción de los miembros de América Latina, intenta sin embargo convertir rusos y ucranianos a su modalidad de cristianismo en tierras que son históricamente de filiación ortodoxa rusa. De hecho, los intentos católicos de caza furtiva, que han sido un fracaso espectacular en comparación con el éxito pentecostal en Rusia y Ucrania, han servido como un importante obstáculo para diálogo ecuménico, hasta ahora. Más allá de la iniciativa de los protagonistas, como Francisco, el Patriarca Kirill y el primer ministro de Cuba, Raúl Castro, es el ISIS el que ha llevado al catolicismo y los ortodoxos en entregarse uno en los brazos del otro.
La persecución sistemática, incluida la masacre al por mayor, tanto en las comunidades católica y ortodoxa en Siria e Irak, ha puesto a los históricos cristianos de Oriente Medio al borde de la extinción, ya que actualemente representan apenas el 4 por ciento de la población de la región. Un portavoz del patriarcado ortodoxo ruso, el padre Vsevolod Chaplin recientemente habló de la intervención rusa en Siria en términos de una guerra santa. “La lucha contra el terrorismo es una lucha santa y hoy nuestro país es la fuerza más activa en el mundo que participa en la lucha contra [el terrorismo]. No porque ella tiene un interés egoísta en esto, sino porque el terrorismo es un fuerza amoral”. (http://www.economist.com/blogs/erasmus/2015/10/russia-syria-and-holy-war). Así, en un contexto en el que la propia supervivencia del cristianismo en el medio oriente está en juego, combinado con un crecimiento impresionante musulmanes en África y Asia , esta es la causa en común de las dos de iglesias cristianas más grandes del planeta.
Si el culto a la muerte conocido como ISIS plantó las semillas del acercamiento ecuménico en La Habana, fue la audaz iniciativa por parte de los tres líderes mundiales que lo hicieron posible. Primero y ante todo es Francisco, el Papa de la Paz, que recientemente ha diseñado la renovación histórica de las relaciones entre EU y Cuba. El ecumenismo y las relaciones interreligiosas han sido un sello distintivo de su joven papado y su propuesta a todas las denominaciones de la ortodoxia, de la que el ruso es de lejos la más grande, ha sido la condición sine qua non que ha hecho posible este encuentro sin precedentes en el aeropuerto de La Habana. A pesar de que el líder principal de la iglesia nacional de la Rusia de Putin, el Patriarca Kirill no disfruta del tipo de autonomía que hace su contraparte católica, constituye una fuerza crucial para el ecumenismo, incluso antes de que él se convirtió en el alto clérigo que percibe astutamente las ventajas de la unidad de los cristianos frente a la agresión islamista.
El anfitrión cubano Raúl Castro, un gran admirador del pontífice argentino y producto de la educación de la Compañía de Jesús, también ha desempeñado un papel fundamental en la facilitación de la reunión monumental el 12 de febrero. Castro había hecho repetidas invitaciones a Kirill para visitar este país en su tiempo asociado al regimen soviético. Por ser un país neutral para ambos, no europeo y el país menos católico de América Latina, Cuba se convierte en un lugar ideal para hacer una parada en el viaje de Francisco rumbo a México. Algunos mexicanos lamentarán lque los reflectores de la gira papal vayan hacia allá, pero es un encuentro milenario y resulta monumental para Francisco en su calidad del primer papa del Nuevo Mundo.
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* R. Andrew Chesnut, Phd. Titular de la Cátedra Sullivan Walter F. en Estudios Católicos, es profesor de estudios religiosos en la Universidad de Virginia Commonwealth. Actualmente lleva a cabo investigaciones sobre la nueva economía religiosa de América Latina y el culto a la Santa Muerte. Especialista en la religión de América Latina, es el autor de “Competitive Spirits: Latin America’s New Religious Economy” (Oxford University Press, 2003), y ” Devoted to Death: Santa Muerte, the Skeleton Saint” (Oxford University Press, December 2012), entre otros títulos.
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