El gobierno de Estados Unidos deportó en los últimos 12 meses al menor número de migrantes desde 2006, según nuevas cifras oficiales a las que tuvo acceso The Associated Press.
Los datos muestran además que las deportaciones de delincuentes cayeron a su nivel más bajo desde que Barack Obama asumió la presidencia estadounidense en 2009, pese a su promesa de que centraría los recursos limitados en este campo para deportar a los delincuentes que viven en el país sin permiso de residencia.
El total de 231.000 deportados no suele incluir a los mexicanos que son atrapados en la frontera y devueltos rápidamente a su país por la patrulla fronteriza de Estados Unidos. La cifra sí incluye a los casi 136.700 delincuentes convictos deportados en los últimos doce meses. El total de las devoluciones de migrantes a sus países de origen bajó un 42% desde 2012.
El Departamento de Seguridad Nacional todavía no ha publicado las nuevas cifras internas, que incluyen datos mensuales y cubren el periodo comprendido entre el 1 de octubre de 2014 y el 28 de septiembre de 2015. Los nuevos datos aparecen en un momento en que la inmigración ocupa una parte importante del debate entre los precandidatos republicanos a la presidencia, especialmente en el caso de Donald Trump. Y coincide con la puesta en marcha de la promesa electoral de Obama, previa a su reelección en 2012, de centrarse en aplicar la normativa y las deportaciones lentas tras más de una década de números al alza.
La mayor sorpresa en las cifras fue el descenso en las deportaciones de delincuentes. El secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, dijo el año pasado a las autoridades migratorias que se centrasen en encontrar y deportar a migrantes que suponen una amenaza para la seguridad nacional o la seguridad pública, aquellos que tienen antecedentes penales graves o quienes hayan cruzado recientemente la frontera mexicana.
La bajada sugiere que el gobierno no ha logrado dar con estos migrantes en territorio estadounidense, o que pocos de los que viven sin los permisos pertinentes en el país tienen antecedentes lo suficientemente serios como para justificar su expulsión.
“Con los recursos que tenemos (…) estoy interesado en que nos centremos en delincuentes y recién llegados a la frontera”, dijo Johnson al congreso en abril.
Se cree que unos 11 millones de personas viven en Estados Unidos sin permiso de residencia.
Obama ha supervisado la deportación de más de 2,4 millones de migrantes desde su llegada a la Casa Blanca, pero las expulsiones han caído de forma constante los últimos tres años. La cantidad de migrantes devueltos a sus países de origen cayó en más de 84.000 personas entre los años fiscales de 2014 y 2015, el mayor descenso interanual desde 2012.
Seguridad Nacional atribuyó rápidamente este hecho al cambio demográfico en la frontera de México, más concretamente al incremento de migrantes procedentes de otros países y al repunte en la llegada de niños no acompañados y familias en 2014. La mayoría de los niños y decenas de miles de personas que viajan en familia, sobre todo madres con menores, proceden de Honduras, El Salvador y Guatemala.
Históricamente, la patrilla fronteriza estadounidense regresa a los migrantes mexicanos sorprendidos cuando intentan pasar a Estados Unidos sin permisos, pero Inmigración y Aduanas deben retornar en avión a quienes proceden de otras naciones. Este proceso es más costoso, complicado y se demora más en el tiempo, especialmente cuando los afectados apelan la medida o piden asilo.
Las detenciones de nacionales de otros países que cruzaron la frontera ilegalmente bajaron también el año pasado, junto con el número de niños no acompañados y familias. A finales de agosto, la patrulla de fronteras había detenido a unos 130.000 migrantes de otras naciones más allá de México, a unos 34.500 niños solos y a casi 34.400 personas que realizaban la travesía con sus familias.
Fuente: AP