Por EMILY WAX-THIBODEAUX
El estadounidense de origen mexicano Chris Gómez, que peleó en la guerra de Irak, estaba seguro de que era el candidato perfecto para un empleo en el gobierno federal.
Gómez tenía licenciatura en justicia penal y todavía era sargento primera clase en la Reserva del Ejército.
Durante dos años, mes tras mes, envió solicitudes al Departamento de Trabajo, la Oficina de Prisiones y otras agencias federales. Parecían desaparecer. ¿Dónde? Quién sabe. No estaba seguro a quién llamar o cómo hacer un seguimiento.
“Casi me había rendido”, dijo Gómez.
Ante los numerosos retiros que abren las oportunidades a una nueva generación de empleados federales, los estadounidenses de origen hispano continúan crónicamente subrepresentados en el gobierno aunque sean la minoría de crecimiento más rápido en la nación.
Los hispanos afirman que están maniatados en parte porque carecen del tipo de contactos y redes de apoyo que han contribuido a que los afroestadounidenses consigan empleos federales.
En los años posteriores al intento del presidente John F. Kennedy para convertir al gobierno en un modelo de prácticas equitativas de contratación, fraternidades y asociaciones de afroestadounidenses, conocidas como las “Nueve Divinas”, a la par del compañerismo y programas de orientación contribuyeron a destrabar los empleos federales y allanar un camino hacia la clase media a centenares de miles de personas negras.
Las familias de afroestadounidenses a menudo se han convertido en sus propias redes de apoyo y es común, especialmente en Washington, encontrar a muchos parientes de distintas generaciones que trabajan en el gobierno.
Los defensores de los derechos de los estadounidenses de origen hispano afirman que han tenido dificultades para aprender de esa historia de éxito. Un artículo en la publicación digital LatinoMagazine.com hizo el siguiente planteamiento: El “Tío Sam no ha logrado hacer un avance genuino”.
Las cifras son contrastantes. Son hispanos apenas 8,2% de los alrededor de 1,9 millones de empleados federales, en comparación con 15% en el sector privado, de acuerdo con un informe de la Oficina de Administración de Personal difundido en septiembre.
En contraste, los afroestadounidenses conforman el 18,2% de la fuerza de trabajo en el gobierno federal, casi el doble de su porcentaje en el sector privado.
Los hispanos representan el 17% de la población estadounidenses, mientras que los afroestadounidenses, el 13%, según la Oficina del Censo.
“Nuestra comunidad podría avanzar mucho financieramente si pudiéramos participar en las contrataciones del gobierno federal en la manera como lo hicieron los afroestadounidenses”, dijo Edward Valenzuela, copresidente de la Coalición Nacional Pro Equidad para los Hispanos en el Gobierno.
A fin de cuentas Gómez encontró la ayuda de la red de apoyo que necesitaba en la organización de Valenzuela.
Gómez se enteró de que una tía de él estaba casada con uno de los dirigentes de la coalición y recurrió a la ayuda de la organización. El grupo identificó oportunidades de trabajo y lo orientó en el proceso de la solicitud.
“Existe una verdadera necesidad de que los orientadores guíen a los hispanos jóvenes por el laberinto que es la cultura del gobierno”, expresó Gómez. “Si hubiera contado con ello antes, todo habría sido diferente para mí”, apuntó.
Fuente: The Washington Post