Estalla violencia en Jerusalén

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El macabro asesinato de un adolescente palestino en los suburbios de Jerusalén, sobre el que sobrevuela la sospecha de una venganza por el caso de los tres jóvenes israelíes, hizo recrudecer ayer la conflictiva situación que se vive en la región y generó fuertes enfrentamientos entre manifestantes palestinos y la policía israelí. En los choques hubo más de 60 heridos, varios de los cuales tuvieron que recibir atención médica.

El chico palestino asesinado se llamaba Mohamed Husein Abu Jedeir y tenía 16 años. Fue capturado el martes a la tarde cuando salía de una mezquita en Jerusalén Este, un territorio ocupado por Israel, y forzado a entrar en un automóvil.

Su cuerpo calcinado fue hallado en la madrugada de ayer por la policía en el “Bosque de Jerusalén”, en la parte oeste de la ciudad. Esto ocurrió sólo horas después de que Israel enterrara, en una ceremonia multitudinaria de duelo nacional, los cadáveres de Gilad Shaar, Eyal Yifrah y Naftali Frankel, los tres jóvenes secuestrados y asesinados el 12 de junio en Hebrón.

La investigación del caso Mohamed contempla una posible venganza de sectores israelíes ultranacionalistas, como denuncian organismos palestinos. El premier israelí, Benjamin Netanyahu, pidió calma y moderación. “El primer ministro llama a todas las partes a no tomarse la justicia por mano propia ”, dijo su oficina en un comunicado en el que Netanyahu califica lo ocurrido de “asesinato despreciable”.

“Israel es un Estado de Derecho y todo el mundo debe actuar según la ley”, advirtió el mandatario, que ya pidió a los cuerpos de seguridad que actúen “lo más rápido posible” para investigar lo ocurrido.

Pero las autoridades palestinas no están conformes. El presidente Mahmud Abbas pidió al gobierno israelí que castigue a los culpables. “Si el gobierno de Israel quiere realmente la paz tiene que castigar a los criminales y poner fin a estos ataques diarios por parte de colonos contra el pueblo palestino”, dijo el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas en Ramalah.

Decenas de palestinos que residen en Jerusalén Oriental reaccionaron ante el crimen del joven arrojando piedras y cócteles molotov contra las fuerzas israelíes, prendiendo fuego a neumáticos y contenedores de basura y destruyendo tres estaciones de tren. La policía respondió disparando granadas para aturdir y balas de goma.

En la casa de la familia de la víctima en el barrio de Shuafat, custodiada por decenas de policías israelíes, se reunieron ayer representantes de los tres partidos árabes en el Parlamento israelí. Los legisladores se quejaban de la tibia posición del gobierno de Israel. “No hay un tratamiento igualitario y dicen que la sangre de un niño judío es más valiosa que la de un palestino”, dijo el diputado Ahmed Tibi.

Los representantes palestinos cargaron la responsabilidad sobre Netanyahu, al que acusaron de no poner freno a las provocaciones de los colonos ultranacionalistas que se vienen repitiendo en los últimos meses. Consideran que el crimen podría tratarse de un episodio de venganza por el secuestro y asesinato de los tres adolescentes israelíes en Cisjordania, hecho por el cual Israel acusa al movimiento islámico Hamas. El martes por la noche, israelíes de derecha pidieron venganza en el centro de Jerusalén, con cánticos de “muerte a los árabes”.

Hamas, por su parte, amenazó con tomar venganza por lo ocurrido. Con palabras similares a las que usó Netanyahu cuando ocurrió lo de los jóvenes israelíes, el movimiento islámico dijo que Israel “pagará el precio por este crimen”.

Ante la escalada del conflicto, y después de calificar de “atroz” y “despreciable” el crimen del joven palestino, Estados Unidos pidió a las autoridades de Israel y Palestina “evitar una atmósfera de venganza y represalias”. En el mismo sentido se pronunciaron los diferentes países europeos, especialmente Gran Bretaña, Francia y Alemania.

Fuente: Clarín

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