Por Álvaro Delgado
El espionaje contra opositores, defensores de derechos humanos y periodistas en México alcanzó un nivel demencial durante el gobiernode Enrique Peña Nieto, por su carácter ilegal y masivo, y dos personajes clave en esta actividad son Tomás Zerón de Lucio, director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), y Eugenio Ímaz Gispert, director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
La investigación internacional “Pegasus Project”, coordinada por Forbidden Stories con el apoyo técnico del Security Lab de Amnistía Internacional –en la que intervinieron 80 periodistas de 17 medios en 10 países–,revela que en México el gobierno espió de manera inaudita: De 50 mil números telefónicos a los que se infectó con el sofware Pegasus en el mundo, 15 mil corresponden sólo a nuestro país.
La intrución del gobierno en la vida privada de miles de mexicanos se financió con dinero público con la compra del programa“Pegasus” a la empresa israelí NSO Group –que estaría detrás de la protección a Zerón, oculto en Israeltras ser acusado de tortura y corrupción–, uno de cuyos blancosfue Andrés Manuel López Obrador y su entorno más cercano.
Pero además de la esposa, hijos, colaboradoresy hasta el médico del presidente de la República, la ansia invasiva de Peña alcanzó a sindicalistas, diplomáticos, políticos y periodistas –incluyendo oficialistas–, según esta investigación internacional, que da continuidad a la que también sobre espionaje se realizó en 2017 y que derivó en una denuncia ante la entonces PGR, de la que nada se sabe.
Esta montaña de evidencias sobre el espionaje exige de las instituciones del Estado un empeño para su total esclarecimiento y el castigo de los responsables, no nada más una declaración de inocencia de los implicados y la promesa de que actualmente ya “no se espía”.
Además de haber sido víctima,que por ese sólo hecho debe comprometerlo al esclarecimiento, López Obradordebe, comoel jefe del gobierno federal y del Estado, garantizar que estas conductas autoritarias no encuentren espacio en todos los ámbitos del poder, incluido el privado.
La intervención de comunicaciones en México está regulada y establece los límites para la investigación y el combate a la delincuencia, así como para prevenir riegos para la seguridad nacional, pero la única conducta criminal que acredita la investigación internacional de Forbidden Stories y AI es la del gobierno de Peña.
Y la punta de la hebra para llegar a quienes instruyeron esta conducta cobarde, que Peña sin duda avaló,son el fugitivo Zerón e Ímaz Gispert, personaje de toda la confianza del senador priista Miguel Angel Osorio Chong, secretario de Gobernación de Peña.
Ímaz Gispert fue también secretario particular de Jesús Murillo Karam, el titular de la PGR cuando la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapay jefe de Zerón, quien contrató Pegasus.
Y un dato más: Ímaz, excuñado de Claudia Sheimbaum,no hace mucho seguía en nómina como“ministro” en la embajada de México en España…
POR ÁLVARO DELGADO
periodista.alvaro.delgado@gmail.com
@ALVARO_DELGADO
Fuente: El Heraldo de México