Por Ivonne Acuña Murillo
Poco a poco, el traslado de los asuntos públicos a los medios de comunicación, la televisión y las “benditas redes sociales” en especial, se ha visto acompañado de la proliferación de cosas que comunicar, sobre todo, desde que López Obrador se convirtió en presidente de la Nación y comenzó un proceso de cambio profundo, tratando de desmontar la estructura de poder, complicidades, acuerdos cupulares, conflictos de interés, corrupción, impunidad y saqueo a partir de los cuales México quedó a merced de la rapacidad de un pequeño grupo de políticos y empresarios nacionales y extranjeros.
Es así como, semana a semana se acumulan los temas a tratar como de si de una lista al azar se tratara, sin embargo, hay que apuntar que tal azar no existe. La mayoría de los tópicos son generados por el propio presidente de la República y algunos otros propiciados por quienes no ven con buenos ojos lo hecho o dicho por el primer mandatario.
En este sentido, las dos últimas semanas se han visto colmadas de asuntos que informar y debatir. La primera, estuvo dedicada preponderantemente a discutir la conveniencia o no de la visita, del 9 de julio, del presidente López Obrador a Estados Unidos.
En varios medios, las mesas de debate no se hicieron esperar para decantarse por una de dos posturas: AMLO no debería visitar a Donald Trump y exponerse a un desaire de los acostumbrados por el mandatario. O por aquella según la cual la visita era necesaria en el marco de una intensa relación comercial.
Al final, la visita se llevó a cabo y AMLO salió victorioso por la respetuosa, incluso elogiosa, actitud de Trump hacia el presidente mexicano y la respuesta en iguales términos del propio López Obrador. Todo adornado con la captura del exgobernador de Chihuahua César Duarte.
Para algunos la visita fue redonda, para otros el presidente no debió ser tan elogioso y negar los maltratos a los que Trump ha sometido a los migrantes mexicanos. Como fuera, el tema salió pronto de la agenda al escasear los argumentos para descalificar dicha visita y ante la presión de un tema tras otro.
Una vez de regreso, el presidente López Obrador no perdió tiempo y el viernes 10 se reunió con padres y madres de los 46 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, para informales de los avances en la investigación y para derrumbar de una vez por todas la llamada “verdad histórica” del exprocurador general de la República, Jesús Murillo Karam, quien se declaró cansado al momento de responder las preguntas de los reporteros de la fuente en función de lo “investigado”.
El segundo tema gordo que ocupó la atención de la opinión pública fue la llegada a México, la madrugada del viernes 17, de Emilio Lozoya Austin en medio de una estrategia que incluyó la preparación de un “señuelo” para que fuera seguido por los reporteros de los diversos medios, mientras que Lozoya era ingresado en el Hospital Ángeles del Pedregal, bajo el cuidado de la Fiscalía General de la República (FGR) y de la Guardia Nacional (GN), por supuestas cuestiones de salud, mismas que no presentó al salir de España, según el testimonio de las propias autoridades de ese país.
Se dijo a medios que por 10 días el exdirector de Pemex no podrá declarar en torno a los casos de Odebrecht y la planta de Agro Nitrogenados, ni presentar los detalles de los sobornos que hicieron posible la firma de la Reforma Energética en el sexenio anterior, ni dar a conocer los nombres de los políticos involucrados. Pareciera que el gobierno federal quiere tomarse el tiempo suficiente para acordar los pormenores con el ahora informante, antes de comenzar, el proceso en contra de los actores de la enorme corrupción política del sexenio anterior.
Sin embargo, con su testimonio o sin este se especula que, en las 12 horas de grabación prometidas aparecerán los hombres de algunos congresistas sobornados para aprobar la Reforma Energética, como: Francisco Domínguez, gobernador de Querétaro; Francisco García Cabeza de Vaca, de Tamaulipas; Carlos Mendoza Davis, de Baja California Sur; Martín Orozco Sandoval, de Aguascalientes; José Rosas Aispuro Torres, de Durango. Igualmente, se mencionan los nombres de Ricardo Anaya del PAN, David Penchyna, Héctor Yunes y Miguel Ángel Osorio Chong del PRI, el mismo Rabindranath Salazar de Morena, recientemente nombrado por el primer mandatario como subsecretario de Gobernación.
Entre otros posibles implicados en el pago de sobornos se encuentran la actual presidenta de la Cámara de Diputados, Laura Rojas; el coordinador del PAN en San Lázaro, Juan Carlos Romero Hicks; la diputada de MORENA, Gabriela Cuevas; Ernesto Cordero; Roberto Gil Zuarth, Héctor Larios Córdova, la hermana del expresidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, María Luisa Calderón; el expanista Roberto Gil; la sobrina de Margarita Zavala, Mariana Gómez del Campo; Javier Lozano y la alcaldesa de Reynosa, Maki Ortíz Domínguez, Mauricio Kuri, Xóchitl Gálvez.
Otros nombres que se escuchan son los de Miguel Barbosa, gobernador de Puebla, que el sábado 18 de julio se apuró a deslindarse afirmando que “nunca entabló ninguna plática con Lozoya ni instruyó a nadie para hacerlo”, a pesar de las fotos, esas necias imágenes que se empeñan en afirmar lo contrario, donde aparece al lado de Lozoya y otros personajes de la vida pública, como Miguel Ángel Osorio Chong, Jesús Murillo Karam, Pedro Joaquín Coldwell, Emilio Gamboa. La foto, por cierto, fue compartida por Alejandro Rojas Díaz Durán, de Morena, en un evidente “fuego amigo”. ¿Coincidencia que Barbosa diera explicaciones no pedidas y que Rojas Díaz le pegara a su compañero de partido, después de que él mismo le diera argumentos a la oposición en contra de la estrategia federal ante la pandemia de Covid-19 y de que López Obrador lo ignorara en la visita a su estado?
Más prudente que los anteriores, el exgobernador de Hidalgo y exsecretario de Gobernación, Osorio Chong, se desligó de Lozoya desde febrero de 2020. Ahora, se sabe que desde la Secretaría de la Función Pública se indagan “inconsistencias” en relación con el patrimonio familiar del exfuncionario, por lo que su esposa, Laura Ibernia Vargas Carrillo, se amparó el 9 de julio ante posibles actos de la autoridad que los investiga y el hoy senador hizo lo mismo.
Y hablando de prudencias y de poner tierra de por medio, la senadora Vanessa Rubio Márquez del PRI, ex subsecretaria de Hacienda con Luis Videgaray Caso (2013), pidió licencia para irse a “dar clases” a Inglaterra, unos días antes de que Lozoya pisara suelo mexicano, por eso de que salieran a relucir cuestiones relacionadas con mal uso de recursos públicos, o más bien porque, como buena esposa, se va a seguir a su cónyuge, quien tiene asuntos que arreglar más allá de la mar océano.
Bonito país para formar un Club de esposas o exesposas, por eso de la repartición de los bienes, de funcionarios corruptos, como aquella que merecía abundancia. ¿Coincidencias?
En esta última semana, dos eventos más permiten afirmar de nuevo que en política no existen las coincidencias.
En el primero destaca la voluntad presidencial por trabajar de manera conjunta con gobernadores de fuerza políticas opositoras, como es posible atestiguar en la visita que el primer mandatario realizó a tres estados de la República: Guanajuato, Jalisco y Colima.
El miércoles 15 estuvo en Guanajuato con el gobernador Diego Sinhué Rodríguez, del PAN, quien se encargó, visiblemente nervioso, de dejar muy claro que, si antes no había ido a las reuniones de seguridad, ahora no faltaba “¿verdad secretario?”. El jueves 16 en Jalisco, con Enrique Alfaro de Movimiento Ciudadano, gobernador que ha enfrentado a la administración federal en un afán por posicionarse de camino a la elección presidencial de 2024. Y el viernes 17 con el gobernador de Colima, José Ignacio Peralta, del PRI, a quien el presidente corrigió por una imprecisión histórica relacionada con el expresidente Benito Juárez.
En el evento de Jalisco, Juncal Solano, de El Charro Político, puso en aprietos al gobernador Alfaro al preguntarle por la deuda pública que en el último año ha contratado, supuestamente para atender necesidades de su estado y al pedirle los nombres de los supuestos morenistas que, por órdenes del presidente, desataron la violencia en Jalisco.
El copioso sudor del gobernador, así como sus respuestas, políticamente correctas pero sin datos que negaran tajantemente lo dicho por la youtubera, pintaron de cuerpo entero a quien rehuyó repetir de frente sus ataques en contra del primer mandatario, pero que no tuvo reparo en desacreditar el trabajo y lugar de enunciación de la misma Solano y, al otro día de la visita presidencial, irse con todo en contra del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, al tuitear que “Sin decir agua va, vuelve a cambiar los criterios para hacer el semáforo y nos pone en rojo porque se le antoja…” y en otro tuit: “Sus caprichos ya le costaron muchas vidas a México. No entiende que la pandemia es un asunto serio”.
Si estaba tan molesto porque no lo dijo frente al presidente de la República en lugar de enfatizar que “Jalisco necesita de su presidente”, para luego vilipendiar a su administración atacando a su vocero principal en materia de salud, nuevamente en el contexto de una serie de eventos aparentemente separados.
Casualmente, en uno de esos mismos días, el 15 de julio, en que el presidente López Obrador visitaba al gobernador de Guanajuato, apareció en el periódico Reforma una carta abierta “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”, firmada por 30 intelectuales, entre ellos Héctor Aguilar Camín, Jorge Castañeda, Julio Frenk, Soledad Loaeza, Agustín Basave, José Woldenberg y Javier Sicilia entre otros, quienes acusan al presidente de estar concentrando el poder en detrimento de la pluralidad y los otros poderes del Estado, en vías de construir una presidencia autoritaria.
En este caso, es de llamar la atención que al otro día de publicada la carta, Javier Sicilia, en entrevista con Ricardo Rocha, en su noticiario “Detrás de la Noticia”, se dedicará a denostar al presidente de la República, afirmando que: “En la presidencia imperial donde no hay contrapesos, donde el presidente hace lo que se le pega gana, atropella lo que quiere, insulta, no hay nadie que lo equilibre de su, de su gabinete (…) Yo hablo desde mi condición de víctima y de lo que hemos hecho por las víctimas y todos los descolones y maltratos que hemos tenido ¿no?”.
Resulta entonces que apareció el peine y el poeta aprovechó la ocasión no sólo para “defender a la democracia”, sino para hablar por la herida ante la resistencia del presidente a recibirlo a pesar de todos sus intentos por colarse en el grupo de los Lebarón.
Destaca también que, igualmente en una entrevista, el 16 de julio, pero esta vez en el espacio de los periodistas Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela, en La Octava, Agustín Basave, expriista y expresidente nacional del PRD, dijera que no estaba de acuerdo con todo el contenido de la carta, que no había detrás de esta proclama organización alguna de intelectuales y que sólo le llegó y estuvo de acuerdo en firmarla. Curiosa afirmación de un académico y político de larga carrera que aun así no perdió oportunidad para sostener que el autoritarismo de AMLO se deriva de que “No tiene la menor duda de que él posee la verdad absoluta, y de que su proyecto es el único que puede transformar a México (…) y sí tú no estás de acuerdo con él eres un conservador…”.
Parece mucha coincidencia que, el viernes 17 de julio, Javier Tejado Dondé, colaborador del Grupo Televisa, contribuyera también a poner en primera línea la falta de resultados de la actual administración, diciendo que de alguna manera había que cambiar la conversación sobre Covid-19 y el decrecimiento económico pues “Tienes un gobierno, tienes un presidente que pues todos los resultados que ha dado son nefastos, no hay crecimiento económico, al contrario hay un decrecimiento brutal, se espera este año de 10% y el año pasado fue de menos uno, el desempleo es brutal, récord histórico, el dólar se ha devaluado (sic), la salida de capitales, tenemos el segundo año con mayor número de desaparecidos, récord de homicidios, o sea, naaada de lo que prometió lo está pudiendo cumplir”. “Hay que saber oler” dijo, para darse cuenta de estas cosas.
Por la misma línea y en los mismos días, comenzó a circular en YouTube la opinión de Carlos Loret de Mola, en parte basada en videos descontextualizados, según la cual el capitán (AMLO por supuesto), abandonó el barco a media tormenta, haciendo clara alusión a la pandemia.
Si se parte de que en política no existen las coincidencias, si se reconoce la existencia de grupos de poder cuyos intereses están siendo afectados por el actual presidente, y si se acepta la existencia de algo conocido como timing (elección del tiempo en que es conveniente hacer o decir ciertas cosas), se podrá concluir que ni la carta abierta, las opiniones de los intelectuales mencionados, el video de Loret de Mola y aún la demostración de fuerza del Cártel Jalisco Nueva Generación, durante la visita del presidente a la zona de influencia de dicho grupo, son resultado del azar, sino de una bien orquestada estrategia, una más, para crear en la ciudadanía la percepción del fracaso anticipado del gobierno del presidente López Obrador.
Tampoco lo son los deslindes anticipados, los amparos, las explicaciones no pedidas, los viajes abruptos al extranjero, los cuales obran a favor de la estrategia presidencial en contra de la corrupción, al crear la percepción de una culpabilidad encubierta.
Al final se puede apuntar, parafraseando a Tejado Dondé, que no sólo el presidente anda en campaña, la oposición también lo está, pues no existen las coincidencias.
Fuente: Julio Astillero