Desde El Paso, vallejuarenses en proceso de asilo en El Paso, Texas, brindan testimonios de amenazas, asesinatos y desapariciones. El poblado de Guadalupe se ha vaciado 90%, aseguran en una rueda de prensa
El Valle de Juárez es una de las zonas de exterminio más grandes de México, denunciaron ayer desde Estados Unidos más de una docena de familias que se vieron obligadas a abandonar el país.
En el exilio, los vallejuarenses dijeron que fueron forzados a huir por amenazas, asesinatos de sus seres queridos y desapariciones forzadas por parte de presuntos miembros del narcotráfico y autoridades policiacas.
Desde El Paso, en conferencia de prensa, expusieron sus testimonios de dolor recogidos por Norte de Juárez.
Un ex funcionario de Guadalupe, cabecera del Valle de Juárez, quien pidió el anonimato por miedo a represalias, mostró a Norte un registro de actas de defunción de personas asesinadas en aquella zona de 2008 a 2011.
Tan sólo en Guadalupe suman poco más de 270. Aparte, lleva un listado de 60 desaparecidos e ese mismo periodo.
“Lo que sucede en el Valle es un crimen contra la humanidad, es un exterminio que viene sucediendo por décadas y no se ha puesto atención, además con la complicidad del Estado, ya sea por omisión o por formar parte de las desapariciones y asesinatos directamente”, aseguró durante la conferencia el abogado migratorio Carlos Spector, representante legal de más de 300 personas exiliadas en Texas.
Gabriel Urteaga, exalcalde de Guadalupe, denunció, con base en los pagos del predial, que aquel municipio se ha vaciado en 90 por ciento de sus habitantes, todos exiliados, desaparecidos o asesinados.
“En esta frontera los mexicanos son víctimas dos veces: cuando son corridos del Valle de Juárez por los criminales, y cuando el Gobierno de los Estados Unidos les niega la protección por no querer aceptar que el Gobierno mexicano está involucrado directamente en estos hechos”, dijo Spector.
Durante el evento, Miguel Ángel Murguía, un exresidente de aquella zona, denunció el asesinato de su esposa en 2011 a manos de varios hombres encapuchados. El 14 de agosto de 2011 cruzó la frontera junto con otros 17 miembros de su familia.
En un caso similar se encuentra Sandra Flores, a cuya casa llegaron supuestos miembros del Ejército mexicano para secuestrar a su esposo el 18 de marzo de 2012. Hasta ahora no lo ha vuelto a ver.
Meses después sucedió lo mismo con uno de sus sobrinos, y a los pocos días apareció el cuerpo sin vida de otro. Flores cruzó la frontera en 2013 junto con otros seis integrantes de su familia.
Hilaria Quiñonez señala directamente a Mauricio Luna Aguilar, alias El Papacho, de llegar la noche del 2 de febrero pasado a intentar secuestrar a su esposo.
En 2010 ya había sufrido el secuestro de otro de sus hijos, a quien no volvió a ver.
Hace dos semanas cruzó la frontera a solicitar el asilo político con tres miembros más de su familia, incluido su esposo.
En abril de 2013 Lucía Rangel también recibió amenazas de muerte, denunció. Le dijeron que dejara su casa y saliera del pueblo o quemarían viva a su familia. Ese mismo día, a las 3 de la tarde, vio a unos hombres sepultar un cadáver en la parte trasera de su propia casa. Ella cruzó la frontera a Fabens, Texas, junto con tres miembros de su familia.
En 2010, tras una serie de asesinatos de familiares y amenazas de muerte, 36 miembros de la familia Reyes Salazar, hijos, tíos y hermanos de la activista Josefina Reyes Salazar, asesinada en aquella zona en el mismo año, se refugiaron en Estados Unidos, desde donde varios se encuentran pidiendo el asilo político; otros lo obtuvieron recientemente.
Además 31 integrantes de los Archuleta, parientes del universitario Elmer García Archuleta, su hermano Edgar y su primo Gabriel Archuleta, asesinados el pasado 6 de diciembre, cruzaron la frontera en aquel mes para pedir el asilo político.
Fuente: Norte digital