Por Alejandro Cavillo*
Cada vez más los gobiernos se debilitan frente al poder de las grandes corporaciones que a través de los acuerdos comerciales avanzan imponiendo sus intereses sobre los colectivos. Los resultados de estos acuerdos pasan a afectar directamente la vida de cada uno de nosotros, permitiendo a la industria realizar sus prácticas sin que los gobiernos puedan o quieran intervenir cuando éstas prácticas representan un riesgo para la población. Estos acuerdos pueden volver los medicamentos más caros, con patentes que duren más y con regulaciones que compliquen la introducción de genéricos. Estos tratados han ido dando mayor poder a las transnacionales y afectando cada vez más a los pequeños productores, a las pequeñas y medianas empresas. A través de ellos, la industria extractiva minera, petrolera, forestal, del agua, tiene un mayor poder sobre las comunidades para extraer sus recursos y debilitar las herramientas legales para que los pobladores puedan evitar este saqueo y demandara las empresas por la destrucción y contaminación que generan.
El Acuerdo de Asociación Transpacífico, el TPP, es la mayor expresión en este proceso que representa un asalto a lo que nos queda de democracia. El TPP es el acuerdo regional de comercio más grande en el mundo que va a gobernar 40 por ciento de la economía mundial. Sin embargo, este acuerdo está siendo negociado a puertas cerradas. La propia senadora Gabriela Cuevas, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, cuerpo legislativo que debe aprobar todo tratado internacional, declara que no tiene acceso al Acuerdo. Existen sólo versiones que se han filtrado, sin saberse cuáles son verdaderas, cuáles son las más avanzadas, qué corchetes corresponden a quién, a dónde va.
Los únicos que tiene acceso a las definiciones de este instrumento internacional, que representa una amenaza contra los derechos ciudadanos, son los representantes de las grandes corporaciones transnacionales y los ministros de economía de los países participantes. EL TTP incluye a México, los Estados Unidos, Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Japón, Malaysia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
Según los proponentes el objetivo es profundizar el comercio y la inversión entre los 12 países y reducir las barreras de comercio y tarifas, pero el acuerdo va mucho más allá del comercio: afecta la salud, el ambiente y las condiciones laborales y productivas de los pueblos.
Algunos ejemplos nos dan la dimensión del TTP y su efecto:
Los medicamentos: El TPP es un gran paso atrás para la salud pública. El acuerdo va a disminuir y retrasar el acceso a medicamentos genéricos. Documentos que han sido filtrados señalan que el acuerdo está dominado fuertemente por los intereses de las grandes farmaceúticas dando una mayor protección para sus patentes, prolongando su vigencia, favoreciendo los intereses privados, no la salud pública. Los negociadores de las farmaceúticas están introduciendo un lenguaje en el acuerdo que hace más fácil prolongar la vida de una patente usando un término técnico referido como “evergreening” a través del cual los productores de drogas cambian levemente un producto (un cambio que no da beneficios adicionales terapéuticos) para obtener una nueva patente sobre el mismo medicamento. Además, están introduciendo en el TPP la “exclusividad de datos” de 12 años para un tipo de medicinas que incluye medicamentos contra el cáncer y vacunas, este prohíbe a los productores de alternativas genéricas usar los estudios clínicos existentes que fueron presentados para aprobar las marcas no genéricas. Esto tendrá efectos deprimentes e impedirá a los medicamentos genéricos entrar al mercado o hacerlo a mucho mayor costo. Resultado para los consumidores: medicamentos cada vez más caros y sin opciones genéricas accesibles.
Los medicamentos accesibles han sido fundamentales para salvar millones de vidas. Por ejemplo, hace una década el tratamiento antirretroviral por un año costaba aproximadamente $161,617 pesos (10,000 USD) mientras que con una alternativa genérica que está accesible hoy en día el costo para un paciente en un país de desarrollo puede ser de 3,232.34 (200 USD). Hay que subrayar que la industria farmacéutica es una de las industrias que mayores ganancias obtiene y que una parte importante de sus principales medicamentos patentados fueron desarrollados, en principio, en instituciones públicas con fondos federales.
El Tabaco. En materia de salud destaca el caso del tabaco. Esta industria obtiene una ganancia aproximada de 10 mil dólares por cada fumador a lo largo de su vida. Uno de cada dos de esos fumadores muere por una enfermedad causada por el tabaco: la sociedad en su conjunto es la que paga los costos en salud. La industria tabacalera utiliza todo tipo de tácticas y herramientas en los acuerdos de comercio para bloquear las políticas públicas que los gobiernos establecen para el control de tabaquismo. Por ejemplo, Australia y Uruguay enfrentan demandas por parte de la industria tabacalera que está usando estos acuerdos de comercio para bloquear medidas para el control de tabaco o intimidar a los países a no actuar. No obstante, estas medidas son recomendadas en el Convenio Marco de la OMS para el Control de Tabaco. No importa que el tabaco vaya a matar 1 mil millón de personas este siglo de no implementarse estas políticas públicas. Los mayores daños en salud y en las finanzas públicas por el tabaco se presentarán en las naciones en desarrollo.
La estrategia que la industria tabacalera está usando se basa en una provisión conocida como Sistema de Arbitraje Inversor (Investor State Dispute Settlements o ISDS, en inglés) que está en varios acuerdos de comercio y que le permite a la industria demandar a un gobierno si tiene medidas que considera una barrera de comercio. Por lo tanto, esta provisión permite a las empresas extranjeras pasar por encima de la soberanía del estado. EL TPP fortalecerá este proceso dando mayor poder a las empresas para desafiar las medidas del estado para la protección de la salud.
Los Alimentos: El TPP también pone en riesgo la seguridad alimentaria. Borradores del acuerdo señalan que etiquetados—y medidas estatales sobre pesticidas, aditivos, organismos genéticamente modificados y otros etiquetados que explican de donde viene un producto y como fue producido—no pueden ser establecidos argumentando que son barreras al comercio. Esto puede implicar que un estado perderá la soberanía para establecer reglas más estrictas que los estándares internacionales. Y como vemos, estos estándares internacionales son elaborados por las corporaciones en contubernio con los ministerios de economía. Actualmente, los etiquetados frontales de alimentos desarrollados en Ecuador y Chile para que los consumidores tengan la información sencilla y útil que les indica que un producto es alto en azúcar, grasas y/o sodio, están siendo demandados por las grandes industrias de alimentos y bebidas como barreras al comercio. El derecho básico a que sepamos los consumidores que un producto es alto en azúcar es combatido por las grandes trasnacionales de la comida chatarra y las bebidas ante los organismos internacionales de comercio. Este es el extremo al que hemos llegado: que la información básica al consumidor para proteger su salud sea considerada y combatida como una barrera al comercio.
El proceso del TPP ha sido un asalto a la democracia, un proceso sin transparencia. La sociedad civil, así como los propios poderes legislativos, estamos excluidos de las negociaciones. Tenemos que recurrir a documentos filtrados para entender mejor los detalles del acuerdo. Mientras, grupos de cabildeo que representan a las empresas multinacionales intervienen en la redacción de los capítulos del acuerdo. Más de 500 corporaciones e instituciones financieras son partes de comités de asesoría que tienen acceso a los capítulos de este acuerdo.
Existe una oposición entre los organismos de Naciones Unidas que trabajan por la protección de la salud (OMS), del medio ambiente (PNUMA), del desarrollo (PNUD), de los derechos laborales (OIT), entre otros, y los acuerdos comerciales regionales, así como con la Organización Mundial de Comercio (OMC). Mientras los primeros ponen el interés común por encima, los segundos ponen el interés privado de las grandes corporaciones por encima del común. La desgracia es que los organismos de Naciones Unidas no cuentan con mecanismos de sanción, únicamente el consejo de seguridad puede llegar a ellos, mientras los acuerdos comerciales y la OMC si los tienen.
El acuerdo del TPP se encamina a ser una victoria para los intereses privados y un impedimento para la salud pública y los derechos de los consumidores, un golpe para los objetivos de salud, ambiente y desarrollo de la comunidad global.
* Con la colaboración de la Dra. Marisa Macari.
Fuente: Sin Embargo