“El seminario no es un refugio”: Papa

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Solo tres días después de pedir perdón públicamente por los abusos sexuales a menores cometidos por “bastantes sacerdotes”, el papa Francisco volvió ayer a llamar la atención sobre el funcionamiento de la Iglesia.

Ante un grupo de seminaristas del Pontificio Colegio Leoniano de Anagni, dirigido por la Compañía de Jesús, Jorge Mario Bergoglio advirtió:

“El seminario, digamos la verdad, no es un refugio para tantas limitaciones que podamos tener, un refugio para las carencias psicológicas o para quien no tiene el coraje de salir adelante en la vida. Ustedes, queridos seminaristas, no se están preparando para hacer un oficio, para convertirse en funcionarios de una empresa o de un organismo burocrático. Si ustedes —y lo digo desde el corazón y sin ofender a nadie— no están dispuestos a seguir este camino, con esta actitud y estas experiencias, es mejor que tengan la valentía de buscar otro camino”.

No es la primera vez, ni mucho menos, que el papa Francisco arremete contra el peligro de los curas funcionarios, a media jornada, aquellos que predican una cosa y hacen otra. Pero ayer llevó su preocupación al terreno siempre delicado de los seminarios, donde la falta de vocaciones, por un lado, y la crisis económica, por otro, pueden estar produciendo un efecto peligroso.

De ahí que Bergoglio, hablando a ratos sin guion, insistiera:

“Tenemos muchos, muchos sacerdotes a medio camino… Un dolor que no hayan llegado a completar el camino; tienen algo de funcionarios, una dimensión burocrática, y esto no ayuda a la Iglesia. ¡Por favor, tengan cuidado y no caigan en esto! Ustedes se están convirtiendo en pastores a imagen de Jesús, el buen pastor, para ser como él y en su nombre estar en medio de su rebaño, para apacentar a sus ovejas”.

El Papa explicó a los seminaristas que, si no están dispuestos a ser verdaderos hombres de oración para servir a los cristianos, hay otros muchos caminos, incluso dentro de la Iglesia, para servir a Dios, pero no desde el sacerdocio:

“Pero para seguir el ministerio de Jesucristo no hay lugar para la mediocridad, que conduce siempre a usar al santo pueblo de Dios en beneficio propio. Los profetas [refiriéndose a Ezequiel] decían: ¡cuidado con los malos pastores, que comen ellos pero no dan de comer al rebaño!”.

El mensaje a los seminaristas se une al que, el pasado viernes, durante una audiencia a la Oficina Internacional Católica de la Infancia (BICE), lanzó en contra de la pederastia:

“Me siento llamado a hacerme cargo de todo el mal que han hecho algunos sacerdotes —bastantes, bastantes en número, aunque no en proporción con la totalidad [de los abusadores]— y a pedir perdón por el daño que han causado por los abusos sexuales a niños.

La Iglesia es consciente de este daño. Es un daño moral y personal cometido por ellos, pero como hombres de la Iglesia. Y nosotros no queremos dar un paso atrás en el tratamiento de este problema y en las sanciones que se deben aplicar. Al contrario, creo que debemos ser muy duros. ¡Con los niños no se bromea!”.

Fuente: El Pais

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