El secreto para ser encontrado en línea

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Un factor más importante que explica mi pobre perfil de búsqueda es la falta de “acciones sociales”, tales como “me gusta” en Facebook o “+1” en la propia red social de Google: “Google+”.

Por Andrew Hill / The Financial Times

Estoy cubierto con una capa de peluquero que lleva mi nombre, en un salón con mi nombre sobre la puerta, recibiendo consejos acerca de cómo cuidar mi cabello de un hombre llamado Andrew Hill, que, al menos según el buscador Google del Reino Unido, es más popular que yo.

En una búsqueda en línea en Google para “Andrew Hill”, el Andrew Hill Salon en la pequeña ciudad de Newton Abbot en el condado de Devon, me supera tanto a mí como –aún más sorprendente– al fallecido pianista de jazz afro-americano con una base global de aficionados.

La preeminencia de esta peluquería en el motor de búsqueda me ha desconcertado por un tiempo, así que he venido a Devon para averiguar cómo un pequeño negocio, o incluso una persona, debe promover su marca en Google.

Olvidémonos del alboroto en Europa acerca del “derecho a ser olvidado” por los motores de búsqueda. Estoy en una misión para descubrir el secreto de cómo ser encontrado en línea, una preocupación más apremiante para la empresa promedio o el profesional ambicioso.

Parece un poco extraño que un salón en un pequeño pueblito esté tan decidido a promoverse en línea, dado que la peluquería es uno de los pocos servicios que no pueden ofrecerse remotamente a través del Internet.

El sitio web del salón data de unos 12 años atrás, cuando un consultor de nombre Ross Kernick, un amigo del dueño que trabajaba para el dueño de la marca “Páginas Amarillas”, trató sin éxito de obtener los obvios nombres andrewhill.com y andrewhill.co.uk, y tuvo que conformarse con andrewhillsalon.com.

Evidentemente, el objetivo principal en ese momento no era superar el ranking de Google entre las personas con el mismo nombre; yo soy el primer Andrew Hill en reservar una cita. Pero desde el primer momento, el Sr. Hill quería que su salón estuviese entre los primeros en las búsquedas para peluqueros en la misma ciudad o condado.

Hay alrededor de 25 peluquerías en la zona de Newton Abbot, más de una por cada mil habitantes. La competencia es feroz, según el Sr. Hill y su personal. En una reciente reunión regular con su equipo, el Sr. Hill les preguntó qué harían si el famoso peluquero Trevor Sorbie abriera un local frente a la villa victoriana de estilo italiano, donde trabajan.

“Esforzarnos más, supongo”, respondió uno de los empleados

“Entonces, ¿Por qué no empezamos a esforzarnos más desde ahora”? dijo el Sr. Hill.

Antes de reunirme con el Sr. Hill, en Devon, le pregunté a los consultores del motor de búsqueda y al equipo web del Financial Times que analizaran su sitio web con el fin de darme algunos consejos sobre cómo aumentar mi propia presencia en línea.

Ellos especularon que él podría expandirse más allá de su clientela original, o añadir su marca a una gama de productos para el cabello –como de hecho lo hizo el Sr. Sorbie. Pero el Sr. Hill dice que no tiene semejantes ambiciones.

Aun así, su negocio proyecta una imagen en línea que es más grande que su salón de belleza.

¿Cómo? Enlaces desde páginas externas son una de las razones por las que el sitio tiene tanta fuerza. Otra es la riqueza del contenido en el sitio web basado en WordPress. Los cortos videos de YouTube, incluyendo una clase de cómo secar el cabello, y la humorística sesión de belleza para Navidad de un vecino, mantienen interesados a los visitantes.

Sam Silverwood-Cope de Intelligent Positioning, una compañía de tecnología de búsqueda, comparó mi rendimiento en el motor de búsqueda con el del salón.

Él dice que aunque los enlaces externos siguen siendo importantes en la promoción de sitios web en Google, el grupo de búsqueda sigue cambiando sus algoritmos con el fin de penalizar a compañías que compran enlaces de sitios falsos –una táctica que el salón ha evitado– y premiar calidad sobre cantidad.

Un factor más importante que explica mi pobre perfil de búsqueda es la falta de “acciones sociales”, tales como “me gusta” en Facebook o “+1” en la propia red social de Google: “Google+”.

La página del salón de Facebook ha acumulado más de mil 800 “me gusta”; la mía es una página privada mayormente abandonada. Gracias a las peculiaridades de FT.com, mi trabajo también se divide entre dos páginas del FT, una vinculada a mis columnas regulares, la otra para mis artículos en el FT Business Blog. “Usted está diluyendo sus enlaces”, comentó uno de mis colegas.

Entonces, ¿Qué puedo hacer mejor? Podría configurar tantas cuentas de medios sociales como sea posible usando el texto de anclaje que quiero promover –“Andrew Hill” en este caso– y tratar de acumular tantos “me gusta” como sea posible en esos sitios.

Silverwood-Cope recomienda mejorar mi página de columnista para FT.com, que en este momento es un “mero portal para cosas más interesantes”, dice.

En cualquier caso, el éxito en línea del Sr. Hill contaría poco si abandonara el marketing más tradicional. De hecho, uno de los pocos canales de comercialización que el salón ha recortado es el directorio de las Páginas Amarillas, donde lo que una vez fue un costoso anuncio desplegado es ahora una sola línea de texto pequeño y un número de teléfono.

Fuente: The Financial Times

 

 

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