El pueblo que frenó la deforestación

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México tiene una de las tasas más altas de deforestación en el mundo. Pierde aproximadamente 330,000 hectáreas de bosque cada año debido a la tala ilegal y a la destrucción del mismo para usos más lucrativo de los terrenos, tales como la agricultura, el turismo, la minería y la expansion de núcleos urbanos.

A pesar de ello, en México existen algunas de las mejores prácticas de gestión sostenible de los bosques, como en Ixtlán de Juárez, en el Estado de Oaxaca.

En Ixtlán, están convencidos de que la clave para la explotación sostenible del bosque es la propiedad comunitaria del mismo. Y esto lo tienen muy claro.

Hace tres décadas, la población autóctona zapoteca luchó y consiguió el derecho a explotar el bosque de manera comunitaria. Se acabaron las concesiones de explotación forestal por parte del gobierno, y comenzó una utilización más respetuosa del medioambiente. En esa época, Romualdo Pacheco presidía el organismo comunitario más importante, el llamado “Comisariado”:

“No hay deforestación porque la comunidad tiene una cultura forestal, o sea que cuida, que procura la conservación de sus bosques a través de un aprovechamiento técnico, porque sabemos que el bosque para nosotros es el tesoro, es una fuente de trabajo”.

La comunidad de Ixtlán tiene más de 19.000 hectáreas de bosque, de las cuales unas 7.000 están protegidas y otras 3.400 se explotan siguiendo un plan estricto para su aprovechamiento.

Las decisiones las toman los “comuneros”, los propietarios de la tierra mediante una asamblea general y el consejo o “comisariado”. Se aseguran así de que los árboles se cortan en el momento más conveniente tanto para el bosque como para la comunidad.

Julio Ruíz Aquino trabaja en el departamento técnico de la comunidad de Ixtlán de Juárez:

“El bosque tiene su etapa de crecimiento, tiene su etapa de madurez. Lo que queremos es aprovecharlo en el periodo apropiado para que la madera tenga buena calidad, se tala y al mismo tiempo garantizamos que se siga estableciendo el nuevo bosque a través del tiempo”.

Este es el aspecto de un monte aprovechado de manera adecuada. Cada año, la comunidad de Ixtlán produce alrededor de 20.000 m3 de madera y reforesta de acuerdo a un ciclo preciso. Estos pinos, que se plantaron hace cinco años, dentro de 35 años podrían alcanzar unos 40 metros, antes de ser talados, según nos explica Julio Ruíz:

“Esta es nuestra unidad de manejo. Nosotros lo que hacemos es cortar 50 metros ahorita y dejar otros 150 metros para los siguientes ciclos de tala. En 10 años cortaríamos estos 50 metros, en 20 años 50 metros más, y en 30 años cortaríamos estos otros 50 metros. Y donde estamos cortando ahorita, los árboles ya habrían cumplido 40 años y estarían otra vez listos para cosecharse”.

En el vivero de pinos de Ixtlán han hecho crecer desde enero unos 400.000 brotes. Aparicio y otros tres trabajadores sembraron 40 kilos de semillas para asegurar la continuidad y lozanía de sus bosques regionales. Aparicio Martínez Pérez es el director del vivero:

“El periodo en que llevamos estas plantas al bosque es a partir de julio, cuando empiezan las lluvias. Este periodo de reforestación dura tres meses.”

Viajamos a Ciudad de México para ver qué hacen allí para seguir el ejemplo de Ixtlán.

México aprobó una importante ley del cambio climático en 2012 bajo una iniciativa de los legisladores deGLOBE* . La legisladora Ysenia Nolasco trabaja en una ley que ya ha puesto a México entre los primeros países en materia de protección de los recursos forestales:

“Esta Ley General del Cambio Climático está en el papel, en un libro, pero creo que aún así es uno de los primeros avances y es un gran esfuerzo a nivel mundial porque crear una ley que sea aprobada por la mayoría de partidos no es fácil.”

“Los primeros resultados creo que ya se están viendo. En esta ley se ha establecido que tenemos que tener un “fondo verde”. El gobierno federal inyecta dinero, pone recursos en este fondo para que se aplique para combatir el cambio climático”.

Aún no se ha definido quienes serán los beneficiarios de estos “fondos verdes”. Los comuneros como Óscar, el contable de la comunidad, se quejan de que esta ley no hace mención de las comunidades y sólo habla de municipios; un aspecto clave para el acceso a la futura financiación. Óscar Méndez Pacheco es comunero:

“La ley que fue aprobada en el año 2012, al dia de hoy no ha sido aplicada. No estamos esperando a que existan recursos de otras instituciones para el buen manejo del bosque, las empresas tienen utilidades. La asamblea determina en qué invertir los beneficios y un porcentaje importante se reinvierte para ciudar del bosque.”

Las reformas de 2012 permitirán a las comunidades locales beneficiarse de proyectos de compensación de emisiones de carbono. Un objetivo aún por llegar…

(GLOBE : Organización internacional sin partido político que agrupa a legisladores de 80 países comprometidos con el desarrollo y la aplicación de leyes para el desarrollo sostenible).

Fuente: euronews

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