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El PRI realiza una muy pragmática Asamblea Nacional que culminará el 11 de diciembre con la definición de su futuro: sobrevivencia o epitafio
Después de perder la Presidencia de la República en 2018, luego del devastador 2021 que redujo de 12 a cuatro sus gubernaturas y de ser cabús de la coalición de derecha encabezada por el magnate Claudio X. González Guajardo, el PRI realiza una muy pragmática Asamblea Nacional que culminará el 11 de diciembre con la definición de su futuro: sobrevivencia o epitafio.
A diferencia del boato de cuando tenía poder, aun en los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón, los trabajos de la XXIII Asamblea Nacional Ordinaria del PRI convocada a principios de octubre se desarrollan entre la indiferencia y hasta la repulsión de los mexicanos, si bien las definiciones de ese partido tendrán repercusión en la vida política y económica del país.
Y es que la Asamblea Nacional priista, que este sábado 27 concluye sus asambleas estatales que elegirán a los 3 mil 274 delegados a la plenaria del 11 de diciembre, definirá si respalda o rechaza la reforma eléctrica presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Este proyecto presidencial aniquila la reforma energética de Enrique Peña Nieto, que en 2013 fue aprobada como parte del Pacto por México, suscrito por los mismos partidos que –salvo el PVEM– ahora forman parte de la coalición Va por México del magnate González Guajardo y que avaló el diputado Alejandro Moreno, presidente del PRI, quien es otra vez legislador.
Previo a la plenaria, el 7 y 8 de diciembre, habrá cuatro mesas temáticas en las que el PRI definirá su “proyecto de país”, su “estrategia política”, su “vida interna” y su “prospectiva” como partido político, que puede llegar literalmente en los huesos a la elección federal de 2024.
De la seis gubernaturas que se disputarán el próximo año, el PRI gobierna Oaxaca e Hidalgo y, según la encuesta de El Heraldo Media Group, perdería las dos. El otro par que gobierna, Estado de México y Coahuila, se juega en 2023, con una perspectiva sombría, sobre todo en el primero, entraña de Peña y del alicaido Grupo Atlacomulco.
A diferencia de otras asambleas nacionales del PRI, en la que está en curso y cuya plenaria se celebra en menos de tres semanas no está prevista la reforma a sus documentos básicos, entre ellos su Declaración de Principios, su Programa de Acción y sus Estatutos, lo que haría la diferencia entre un proyecto de refundación o sólo para pragmáticamente afianzarse en el poder partidario.
La razón apunta más bien a que el temario impedirá a los delegados exigir la renuncia de Morena Cárdenas y de la secretaria general, Carolina Viggiano, esposa del exgobernador Rubén Moreira, la tríada que controla ese partido cuya sobrevivencia depende cada vez más del magnate González Guajardo.
La comisión de la asamblea priista está presidida por José Antonio González, presidente del PRI con Ernesto Zedillo, de quien fue secretario de Salud cuando Juan Ramón de la Fuente dejó el cargo para ser rector de la UNAM, y quien avala la alianza con el PAN “como última opción para eliminar a un partido que es un peligro real para México”: Morena.
POR ÁLVARO DELGADO
DIRECTOR DE INVESTIGACIÓN EN EL DIARIO DIGITAL “SIN EMBARGO”
PERIODISTA.ALVARO.DELGADO@GMAIL.COM
@ALVARO_DELGADO