Por Álvaro Delgado
Desde los 70, los empresarios querían el poder político en México. Y el poder político es por el que va literalmente el presidente de la Coparmex, Gustavo de Hoyos, con su “proyecto de nación” antagónico al de López Obrador…
Se llama José Antonio Fernández Carbajal y es conocido como El Diablo. Dirige la multinacional mexicana FEMSA, con presencia en Europa y América Latina, y preside el consejo de administración del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
Fernández Carbajal, poblano de origen, heredó el imperio empresarial de Eugenio Garza Sada, tras casarse con Eva María Garza Lagüera, hija del magnate asesinado en 1975, y hermana de Eugenio Garza Lagüera, quien le confesó a Porfirio Muñoz Ledo, desde los 70, que los empresarios querían el poder político en México.
Y el poder político es por el que va literalmente el presidente de la Coparmex, Gustavo de Hoyos, con su “proyecto de nación” antagónico al de Andrés Manuel López Obrador y que, ante el descrédito de los partidos, busca aglutinar a la oposición en su “Alternativa por México”.
El plan de la Coparmex, revelado por Proceso, tiene como “aliado estratégico” al ITESM, cuya Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, que dirige Alejandro Poiré, ex secretario de Gobernación de Felipe Calderón, capacitará a los “líderes” que ha empezado a reclutar en el país para que “formen parte del trabajo cívico o se integren a la vida política” a partir de las elecciones de 2021.
El proyecto presidencial de De Hoyos fue exhibido en esta columna de El Heraldo de México, desde el 16 de abril https://heraldodemexico.com.mx/opinion/historia-de-lo-inmediato-coparmex-incuba-un-presidenciable/, y se ha ido consolidando con la incorporación del ITESM, cuya “alianza estratégica” con Coparmex no se explica sin el aval de Fernández Carbajal.
Pese a representar un poderoso grupo empresarial, que incluye Coca-Cola y Oxxo, El Diablo ha sido uno de los personajes del sector privado más reacios a relacionarse con López Obrador, aun en reuniones protocolarias.
Pero no es ni ha sido indiferente a la política. Todo lo contrario: cuando, en 2015, el locutor regiomontano Héctor Benavides le preguntó al panista Diego Fernández de Cevallos quién estaba detrás de Jaime Rodríguez, alias El Bronco, éste respondió con malicia: “No lo sé, pero si no es El Diablo, huele a azufre”.
Y en Nuevo León es sabido que Fernández Carbajal respaldó el experimento de El Bronco, que resueltó un fiasco hasta para sus patrocinadores, pero también apoyó al panista Ricardo Anaya, junto con magnates de su misma visión, como Claudio X. González y su hijo del mismo nombre. La semana pasada, tras obtener el documento “Alternativa por México”, le pregunté a De Hoyos, vía Whatsapp, sobre el objetivo del proyecto y omitió toda referencia a la actividad política y, tras consultarlo sobre qué organizaciones participan, ya no respondió.
Se sabía de sus aliadas que, bajo la fachada de #NoMasDerroches, promueven los amparos contra el aeropuerto de Santa Lucía, como Imco, Causa en Común y Mexicanos contra la Corrución, del magnate Claudio X. González, “un mexicano ejemplar”, según De Hoyos. Pero también es el ITESM, de El Diablo que huele a azufre…
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