Por Gibrán Ramírez Reyes
Visto rápidamente el plan, parecería que no hay mucha novedad, y por ello sus detractores, que lo han dado por muerto más de una vez, no se han limitado en comentar, nuevamente, que es el fin del sexenio de López Obrador. Pero si se analiza con cuidado, es posible ver que el presidente ha puesto en marcha su propio New Deal, en el que no sólo deposita el bienestar de millones de mexicanos y mexicanas, sino su propio legado. Y por eso, quizás, recordó una anécdota de Simón Bolívar: “¿Y ahora qué va hacer, mi general?”, le preguntó un soldado a un maltrecho libertador. “¡Triunfar, triunfar!”, recordó el presidente.
El Nuevo Pacto tiene cuatro elementos principales. El primero es la consolidación de los programas sociales para que la gente más necesitada esté amparada por el gobierno, añadiendo el apoyo a pescadores, la distribución de más fondos a las sociedades de padres de familia, el aumento del programa Sembrando Vida y la promesa de que para el 1 de diciembre todos los pobres tendrán un programa de bienestar.
El segundo elemento es un ambicioso programa de inversión pública. Se construirá vivienda, se desarrollará infraestructura (una inversión de 28 mil millones de pesos en los próximos nueve meses), se hará inversión hidráulica (25 mil millones de pesos), y se anunció un pacto con la industria privada para fortalecer el sector energético con 339 mil millones de pesos.
El tercero es el crédito que se dará a las pequeñas y medianas empresas. Tal y como propuso en 2009 frente a la coyuntura de la influenza, se invertirá en las empresas de abajo, que generan la mayor parte del empleo, y no en las de arriba.
También, Fovissste e Infonavit destinarán 177 mil millones de pesos en créditos de vivienda (que ya estaba planteado). Además, el gobierno otorgará 2.1 millones de créditos personales y de vivienda al sector formal e informal.
El cuarto es una serie de medidas para amortiguar los efectos negativos de la economía a corto plazo. Se hará devolución del IVA sin retrasos, como demandó la iniciativa privada, y se contratará a 31 mil elementos para Ejército, Marina y Guardia Nacional; continuarán los programas de créditos fiscales y bajos precios en la frontera, y habrá una contratación continua de médicos y enfermeras (hasta 40 mil).
Sin embargo, es importante señalar que este Nuevo Pacto no está completo. El presidente en más de una ocasión dio pie a que hay cosas que considerar, como decir que hará hasta lo imposible —y no negar rotundamente— para no endeudarse, anunciar que una parte del Tren Maya se construirá hasta después de 2022, o la ya mencionada concesión a la demanda de los privados de la devolución del IVA. Tal parece que el Presidente, quien siempre recurre a la historia, sigue también a Roosevelt, quien realizó su New Deal por etapas. No todas las cartas están echadas. ¿Será que los 100 días del primer New Deal son los nueve meses en los que tanto énfasis hizo el Presidente?
Casi al término de su discurso, recordó una frase del presidente de Estados Unidos: “El interés propio, egoísta, suponía una mala moral. Ahora sabemos también, era una mala economía”.
@gibranrr
Fuente: Sur Acapulco