Por John M. Ackerman
Esta semana el Instituto Nacional Electoral (INE) debe decidir si otorga o no el registro al nuevo partido político “México Libre” impulsado por Felipe Calderón y Margarita Zavala. La decisión no es menor, ya que conceder el registro al instituto político del expresidente le garantizaría un abultado flujo de recursos públicos, una obligatoria presencia en los medios de comunicación y la protección del fuero parlamentario para quienes pudieran ser electos como diputados plurinominales en 2021.
El INE ya ha multado a la organización “Libertad y Responsabilidad Democrática, A.C. (México Libre)” por la cantidad de 2.7 millones de pesos por irregularidades en la recaudación de fondos. La organización no pudo comprobar el origen lícito de más de un millón de pesos, monto equivalente a más de 8 por ciento de sus ingresos. Fue la multa más cuantiosa aplicada entre las organizaciones que buscan convertirse en partidos.
Los desangelados eventos públicos que ha encabezado el expresidente y su esposa hacen difícil imaginar que en realidad este instituto político haya recibido el apoyo de los 233,945 afiliados en 200 asambleas distritales requeridos por la ley. De hecho, el INE ya ha tenido que dar de baja a decenas de miles de las 317,992 supuestas afiliaciones al partido por inconsistencias y duplicidades en los registros.
Pero la revisión del INE no puede limitarse a un mero ejercicio burocrático de comprobar que las firmas presentadas por México Libre efectivamente existan y coincidan con la lista nominal de electores. La autoridad electoral tendría que haber hecho una auditoría profunda e integral, a partir de visitas domiciliarias y llamadas telefónicas, para verificar activamente la voluntad de los supuestos afiliados.
La normatividad indica que toda afiliación debe ser en realidad “libre” y “auténtica”, sin presión o intercambio alguno. Cualquier afiliación coaccionada sería nula de pleno derecho. Y se han denunciado numerosos actos de compra y coacción sobre ciudadanos para “convencerlos” de afiliarse al nuevo partido.
El antecedente de los miles de firmas de dudosa procedencia a favor de las candidaturas “independientes” de Armando Ríos Piter, Jaime Rodríguez Calderón y la misma Margarita Zavala durante el proceso electoral de 2018 demuestran que todavía permean muchas prácticas fraudulentas a la hora de afiliar la población a nuevas iniciativas supuestamente “ciudadanas”.
En el difícil contexto de la aguerrida competencia electoral donde suele imperar la ley de la selva, es mejor pensar mal para poder acertar a la verdad. Tal y como he documentado en mis investigaciones en la materia, en muchos ámbitos del derecho electoral no debe imperar la presunción de inocencia sino justo lo contrario (véase: https://bit.ly/32Fmtc8). Nadie tiene el derecho a defraudar a la ciudadanía y la validez del registro de un partido debe estar fuera de absolutamente cualquier duda para poder materializarse.
En el caso particular de Calderón existe más que suficiente evidencia para dudar de su honestidad y rectitud. Precisamente este fin de semana apareció en librerías el nuevo texto de la periodista Olga Wornat, Felipe, el oscuro, que documenta las trágicas tropelías del sexenio perdido del expresidente acusado por crímenes de lesa humanidad en la Corte Penal Internacional en La Haya.
La escritora argentina es clara y directa en su evaluación del Calderonato. Escribe que el originario de Michoacán es un hombre “inestable, intolerante, embargado por el resentimiento, alcohólico, sin una verdadera formación intelectual, que nunca accedió a un cargo de responsabilidad por el voto popular y que llegó al poder por la puerta de atrás, después de unas elecciones fraudulentas”.
El texto también documenta la enorme corrupción durante el sexenio de Calderón. De acuerdo con la periodista, Genaro García Luna, exsecretario de seguridad pública ahora preso en Nueva York, fue “el capo del cártel que creció como una hidra…adentro del Estado, con la complicidad de Felipe Calderón y de su antecesor Vicente Fox, fue autor de los peores actos criminales, acciones que llevó adelante con el paraguas presidencial.”
A pesar de todo lo que sabemos con respecto a Calderón, Zavala y su manera de hacer política, es de esperarse que el INE de todas formas avale el nuevo partido. Este instituto electoral sigue bajo el mando del viejo régimen del PRIAN, tal y como quedó demostrado la semana pasada con la votación de 6 consejeros contra 5 a favor de la censura de las mañaneras del Presidente López Obrador en los estados de Hidalgo y Coahuila.
Ahora bien, desde un punto de vista estrictamente electoral, la validación del registro de México Libre podría incluso beneficiar a Morena y las fuerzas democráticas del país. La presencia de este partido en la boleta en las elecciones de 2021 pulverizaría aún más el voto de la oposición y permitiría que la Cuarta Transformación conquiste una mayor cantidad de escaños y gubernaturas.
Sin embargo, desde un punto de vista histórico, ético y legal sería simplemente inaceptable. No podemos permitir que se consume la aberración de premiar con el reconocimiento juridico del Estado mexicano, junto con los recursos y las prebendas correspondientes, a una organización política que a todas luces busca dar continuidad a las peores prácticas fraudulentas y corruptas del pasado.
Fuente: La Jornada