Por Cecilia González
Marta Sahagún de Fox fue la mujer más poderosa de México durante seis años. Hasta soñó con ser presidenta y suceder a su esposo, Vicente Fox. Sus hijos se enriquecieron al amparo de oscuros negocios y hoy son imputados por la justicia estadounidense.
El nombre de los Fox, “la pareja presidencial”, como se llamaron a sí mismos, quedó ligado a la palabra corrupción, con permanentes sospechas por la fortuna que amasaron gracias a sus cargos públicos de presidente y primera dama. Ahora ella será investigada por su relación con los Legionarios de Cristo, una de las órdenes religiosas más desprestigiadas del mundo.
La noticia alteró la de por sí agitada política mexicana. Todavía se esperan las revelaciones que hará, o no, Genaro García Luna, el ex funcionario detenido en EE.UU. por presuntos vínculos con el narcotráfico, el mismo que fue director de la Agencia Federal de Investigación durante el gobierno de Fox y secretario de Seguridad Pública con Felipe Calderón.
En este clima casi desconocido en México, un país en el que los poderosos no suelen ser investigados, mucho menos condenados, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, reveló la apertura de una causa para analizar posibles irregularidades en los millonarios recursos obtenidos por los Legionarios de Cristo, la congregación que finalmente, después de décadas de denuncias, reconoció que su líder y fundador, Marcial Maciel, y otros curas abusaron sexualmente, y de manera sistemática, de menores de edad.
Sahagún de Fox aparece en la investigación por los manejos financieros de los Legionarios porque fue su tesorera, además de que dio clases en sus escuelas. En cuanto se convirtió en primera dama reforzó su apoyo a la orden religiosa, a través de ambiciosos proyectos que se costearían con recursos oficiales. La relación era casi familiar porque su padre, Alberto Sahagún, fue amigo cercano de Maciel desde la infancia. Ambos habían nacido en Michoacán. Con Fox en la presidencia, fue evidente el aumento de la influencia, presencia y riqueza de los Legionarios.
La orden acaba de dar a conocer un informe en el que sólo le pusieron cifras a las añejas y reiteradas acusaciones realizadas por las víctimas, y que llegaron a ser censuradas en algunos medios gracias a la protección de la que gozaban los Legionarios. En el documento, admitieron que sus sacerdotes cometieron abuso sexual en contra de 175 menores, la mayoría de ellos de entre 11 y 16 años. En 60 casos, el abusador fue el propio Maciel. De los otros 32 curas abusadores, 18 siguen formando parte de la congregación.
Oficializados los casos de abuso, las autoridades van ahora por las cuentas de los Legionarios. Y por Marta Sahagún.
La todopoderosa
La relación amorosa entre Sahagún y Vicente Fox era un secreto a voces cuando el empresario y gobernador de Guanajuato se lanzó a la presidencia en el año 2000, bajo las siglas del conservador Partido Acción Nacional.
Fue el candidato sorpresa. Con su estilo desenfadado y provocativo, alejado de protocolos, hizo historia al convertirse en el político que puso fin a los 72 años de gobiernos consecutivos del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Sahagún ya había sido su vocera en Guanajuato. Repitió cargo en la campaña y durante el primer año de la presidencia foxista, pero el 2 de julio de 2001, justo al cumplirse el primer aniversario de las elecciones presidenciales, la pareja se casó por el civil sin previo aviso. Ese mismo día, Sahagún mutó de portavoz en primera dama. De ahí en adelante todo fue poder, enriquecimiento, lujos. Y escándalos.
Ambos hicieron gala de su influencia al lograr que el Vaticano anulara sus matrimonios previos para poder casarse de nuevo por la Iglesia. A diferencia de la discreción de sus antecesoras, Sahagún adquirió cada vez más protagonismo público. Creó la Fundación Vamos México para, según ella, hacer trabajo social. Obtuvo donaciones millonarias. Claro, quién se iba a negar a ayudar a la esposa del presidente. En la agonía del gobierno foxista, se reforzaron los rumores de que ella se postularía para suceder a su marido. Fue tal el repudio generalizado que desistió de la posibilidad de ser candidata.
Todavía con Fox en Los Pinos, Manuel y Jorge Alberto Bribiesca, los hijos que Sahagún tuvo con su primer esposo, comenzaron a ser investigados por tráfico de influencias, información privilegiada, enriquecimiento dudoso y delitos fiscales. Esta causa no avanzó, pero recién el año pasado la justicia de Estados Unidos emitió una orden de arresto contra Manuel Bribiesca por los presuntos delitos de fraudeelectrónico, conspiración, complicidad y encubrimiento. No es la primera vez que está prófugo.
A los dolores de cabeza por las causas judiciales contra sus hijos, Sahagún suma el anuncio de que ahora ella es la investigada por su relación con los Legionarios de Cristo.
Su respuesta al anuncio de Nieto fue un breve comunicado en el que, por supuesto, negó cualquier delito. Calificó de “perversa” y “falsa” la información, y aseguró que es “un engaño” a la opinión pública y “una calumnia” a su persona. La ex primera dama se victimizó al advertir que sabe que quienes han trabajado en política corren el riesgo de padecer estas acusaciones. Se pronunció a favor de “la transparencia”, a pesar de la opacidad de la fortuna acumulada junto con Fox durante y después de su presidencia. En ninguna parte de su escrito mencionó explícitamente a la orden religiosa.
El ex presidente, como siempre, la respaldó. “Porque vivo con ella, porque la conozco, porque sé quién es todo mi amor, todo mi apoyo y toda mi solidaridad para Marta”, escribió en redes sociales.
Ahí se terminaron los apoyos. Ningún personaje público de peso defiende a la ex primera dama. Porque hace mucho que Sahagún dejó de ser la mujer intocable de México. Pareciera una señal de que los poderosos en México, por fin, dejarán de ser impunes.
* Cecilia González, escritora y periodista.
Fuente: RT