Las piezas del rompecabezas para la captura del poderoso fundador del Cartel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada, siguen encajando. A través de una carta firmada por él y entregada por su abogado a diarios estadounidenses el sábado, el presidente mexicano explica detalladamente lo ocurrido el 25 de julio, cuando las autoridades estadounidenses lo arrestaron. El Mayo afirmó haber sido secuestrado cuando llegó a una reunión en las afueras de Culiacán, donde se reunió con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y Héctor Melicio Cuen, ex alcalde de Culiacán.
Según el líder del grupo criminal, la reunión fue preparada por Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo, “para ayudar a resolver diferencias entre líderes políticos”.
Al llegar al lugar, fue secuestrado y trasladado en un avión privado a El Paso, Texas.
“La idea de que hice concesiones o cooperé voluntariamente es completamente falsa”, dice el documento.
Esta versión de Zambada coincide con la versión presentada oficialmente por Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México, el viernes por la tarde.
El diplomático dijo que Guzmán López se entregó voluntariamente a las autoridades y que El Mayo estaba detenido en contra de su voluntad.
Salazar también afirmó que “no se utilizaron recursos estadounidenses en la rendición”: “Nuestros aviones, pilotos o agentes no estaban en México”. Además, explicó que el avión procedía de Sinaloa, y no de Sonora como se anunció inicialmente.
El gobernador del estado de Sinaloa, morenista Rubén Rocha, dijo tras la declaración del embajador que ese día se encontraba fuera de México y que no sabía nada de las actividades de los dos mandatarios.
El sábado dijo cosas similares sobre su presunta participación en una reunión con narcotraficantes: “Nadie en un grupo del crimen organizado tiene la obligación de invitarme a una reunión para resolver el problema, sin ningún motivo.
Resolvemos problemas gubernamentales en instituciones y no tenemos connivencia con delincuentes. No hay nada en absoluto, nada que pueda conectarme con esto, nada, lo digo con franqueza y contundencia, nada.
La detención de El Mayo Zambada provocó un terremoto en México.
Este criminal veterano de 76 años no ha estado en prisión en cinco décadas.
Han pasado muchos años desde que fue visto y no se han publicado fotos suyas.
Él es sólo una sombra, todavía lidera una de las pandillas más poderosas del país, refugiada permanentemente en las montañas de Sinaloa.
Este número esquivo es el mismo que vieron los agentes federales estadounidenses al bajar del avión privado.
Sirven a los capos de la droga en bandeja.
Desde su revelación, la operación ha planteado muchas preguntas.
Especialmente para el gobierno mexicano. Andrés Manuel López Obrador dijo que su gobierno no tuvo nada que ver con el arresto.
No fue consultado, ni informado, ni involucrado. Esta falta de cooperación ha provocado una grieta en la confianza entre los dos países, ya que la seguridad se ha convertido en uno de los temas más delicados en las relaciones bilaterales entre los dos países.