Por Carlos Puig
Uno de los fundadores y colíder de la organización criminal más cruenta de los últimos años, la que más ha crecido en tiempos recientes, responsable de cientos de muertes y otras atrocidades. Ese señor, uno de los tres más buscados de México, fue muerto por marinos sin saber a quién mataban, su cuerpo entregado a un Ministerio Público estatal que llegó seis horas tarde a recoger el cadáver, que luego fue abandonado en una funeraria local de donde fue sustraído por un grupo de hombres armados. Esto ha provocado ya una disputa entre la Marina y la PGJE sobre a quién toca cuidar un cadáver.
El asunto, por cierto, ha sido comunicado de manera desastrosa, pero a veces no hay otra manera de comunicar un desastre.
***
En marzo del 2011, durante su única visita de Estado a Washington, el presidente Calderón desató su ira contra Carlos Pascual, entonces embajador de Estados Unidos en México.
Se quejó de él en una reunión con el consejo editorial del Washington Post y después directamente con el presidente Obama. Tal era la furia del Presidente que frente a los estadunidenses, en aquel viaje, llegó a confundir asuntos personales de Pascual con su desempeño como diplomático.
Insostenible en su posición, el embajador renunció unas semanas después.
En la diplomacia los símbolos importan y Hillary Clinton envió uno claro nombrando a Pascual su asesor personal para asuntos de energía; tema de gran importancia para Obama.
¿Qué habían dicho Pascual y sus subordinados en los cables que tanto había molestado a Calderón?
Que había un serio problema de coordinación entre todas las dependencias involucradas en la lucha contra el crimen organizado. Que en muchos casos esa falta de coordinación era por una abierta rivalidad y desconfianza entre ellas.
Las decenas de cables hechos públicos por WikiLeaks ponían ejemplos concretos: los militares no confiaban en la PGR, la PGR no confiaba en la Policía Federal, la Marina no confiaba en nadie.
A decir de la embajada, México carecía de un aparato de inteligencia efectivo para producir información de alta calidad. Decía uno de los cables: “La incapacidad del Cisen, que hasta ahora lo ha colocado lejos de ser un líder en operaciones de inteligencia y análisis, ha dejado a México sin un coordinador inter-agencias efectivo”.
Los cables de la embajada revelados por WikiLeaks pintaban un esfuerzo mexicanos desarticulado, poco estratégico, con pocos recursos técnicos y muchas diputas políticas.
***
El martes, la Marina informó que al procesar las huellas digitales se encontró que correspondían a Heriberto Lazcano, de 1 metro 60 centímetros de estatura. Ayer la Marina dijo que su cadáver midió 1 metro 80 centímetros. El almirante Vergara pide comprensión a los medios.
En estos días uno tiende a pensar que no andaba tan mal el embajador Carlos Pascual.
Por cierto, Pascual también escribió un cable a Washington en que decía que las posibilidades de triunfo del PAN en 2012 eran pocas, que sus candidatos eran grises.
Fuente: www.Milenio.com
