El horno no está para bollos en Chihuahua

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“Estuve presente en los disturbios del palacio de gobierno, nadie me puede contar las cosas que vi (…) Doy un dato preocupante, los más violentos, los destructores, los incontrolables, portaban radios y en ocasiones hacían uso de él. Eso vi. ¿A quién obedecían?, ¿Con quién se comunicaban?”

Por León Reyes Castro

Hace muchos años al gobernador en turno, le he sugerido la creación en el gobierno, de un área de inteligencia, todos me han contestado que ya existe, que es la Dirección de Gobernación.

Acto seguido trato de explicarles que lo que planteo, nada tiene que ver con una función policiaca, de orejas (informantes)o de control de alcoholes y putas.

Que las áreas de inteligencia, capturan, procesan interpretan y producen información sobre los problemas de gobernanza o de gobernabilidad.

Lo sucedido el día de hoy (ayer miércoles) en el Palacio de Gobierno y el centro de la ciudad, está íntimamente ligado a la inexistencia de un entramado institucional de gobernanza, en este tema ni a aldea llegamos.

Ante la carencia de información válida se toman decisiones al ahí se va, se piensa que lo que me imagino es lo que existe y así el margen de error se amplía y domina la ideología o el prejuicio y poco uso se le da a la razón.

Estuve presente en los disturbios del palacio de gobierno, nadie me puede contar las cosas que vi y me asombra la capacidad de especular de personas que se dedican profesionalmente a la política o a difundir hechos.

Lo que yo veo en la ciudad y vi en la manifestación es un estado de encabronamiento social, como nunca había visto en mis 55 años de vida racional en esta ciudad.

¿Qué lo produce? Lo que platiqué con los presentes me orienta sobre lo que anoto, los que ahí estaban, sienten que han derrotado a quien sentían y se sentía invencible, están convencidos que muchos funcionarios públicos deben estar en la cárcel y que ellos serán el brazo de la justicia y piensan que el gobernador puede hacer mil cosas pera permanecer impune, según la sentencia que ellos han dictado.

Así, le adjudican el desabasto de gasolina, la quema o destrucción de archivos, el mal funcionamiento del Vivebús, la acción de endeudamiento público de última hora, el intento de anular la elección a gobernador para burlarse de la voluntad popular, y seguramente del calor que nos azota.

Lo grave de esto es que nadie de los implicados en estos problemas da una explicación creíble o razonable.

Nadie del aparato gubernamental, ni del PRI manda señales de aceptar la derrota y prepararse para la entrega de los órganos de gobierno y hacer lo más tersa posible la transición.

Lo que hoy vi en el palacio de gobierno fue una turba enardecida, que como todas las multitudes, no saben lo que quieren, pero tienen muy claro qué odian.

Para no hacerle a la policía china, mencionaré que los convocantes en todo momento, mientras fue posible llamaron a una manifestación pacífica. Pero había un grupo numeroso que su objetivo era la violencia, ¿Quiénes son? Lúmpenes urbanos que desfogan su rencor social en cuanto tienen oportunidad, infiltrados por aquellos fanáticos que piensan que primero el caos que aceptar la derrota.

Doy un dato preocupante, los más violentos, los destructores, los incontrolables, portaban radios y en ocasiones hacían uso de él. Eso vi. ¿A quién obedecían?, ¿Con quién se comunicaban?, no lo sé.

El enfrentamiento de hoy no surgió de la nada, tiene una vieja historia.

No es la primera vez que una manifestación convocada por Unión Ciudadana es enfrentada con violencia.

Colofón

En 1992 ante la derrota en la elección de gobernador, en el PRI y en el gobierno, se manifestaron dos corrientes, la que sostenía que alguien nos había hecho un fraude; se llegó a decir que salinas era el responsable, y que no había que aceptar los resultados de las urnas. Otra fue la que decía que los votos se contaban y contaban.

Para bien de Chihuahua y del país se impuso la segunda, la transición fue lo más institucional posible, tanto que con el sabor de la derrota asistimos a la toma de posesión del gobernador electo por los ciudadanos de Chihuahua.

No le quedemos mal a Chihuahua, en buena lid, nos ganó otro partido.

Respetemos la soberanía popular.

Que el horno no está para bollos.

Quiero a mi partido, le he servido durante 30 años en la primera línea de combate. El PRI ha sido muy generoso conmigo, me dio posiciones de privilegio, el peso y medio que tengo del partido salió.

Pero quiero más a Chihuahua y a los chihuahuenses, respetemos su voluntad, para poder seguir caminando por sus calles y poder ver a todo mundo de frente, en el lugar que elegimos para vivir y en mi caso para morir.

Fuente: La Opción

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