El general y su protegida

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Por Raymundo Riva Palacio

La cónsul de México en Milán anda muy nerviosa y preocupada. Así es el sentir en la Secretaría de Relaciones Exteriores a donde habla con frecuencia, a partir de que sus paradigmáticos casos como procuradora general en el gobierno de Felipe Calderón, colapsaron. Con la salida de la cárcel y la exoneración de los últimos generales a los que metió a la cárcel por presuntamente trabajar para los cárteles de la droga, la atención y presión sobre Marisela Morales se ha intensificado. Entonces, ¿por qué, con la evidencia de que sus casos no sólo estuvieron mal hechos sino incluso inducidos con testimonios falsos, la mantiene el gobierno de Enrique Peña Nieto en el Servicio Exterior, a un océano de distancia del hostigamiento mediático?

La respuesta es que no es a ella sino al ex secretario de la Defensa, el general Guillermo Galván, al que trata de cuidar el Presidente. En este mismo espacio se explicó en mayo pasado  la razón de la protección: “Cuatro años después de haber sido jubilado del Ejército al cumplir 65 años –como marca la ley, pero inusual cuando el militar tiene el rango de subsecretario de Defensa–, el general Tomás Ángeles participó en un foro organizado por la Fundación Colosio, durante la campaña presidencial en mayo de 2012, donde las fuertes críticas a la estrategia de seguridad del gobierno de Felipe Calderón, reventaron tímpanos en Los Pinos. Calderón le pidió al secretario de la Defensa… que le explicara por qué, si había sido parte de la misma estrategia, Ángeles ahora hablaba en contra… El general Galván le respondió que ya antes le había dado informes sobre las deslealtades del ex subsecretario.

“Ante la molestia de Calderón por las declaraciones del ex subsecretario… no hubo necesidad de dar una orden expresa para que se alistara el viejo expediente que hacía raíces en el despacho del secretario de la Defensa. Una semana después, de acuerdo con personas que conocen detalles del episodio, la ex procuradora Marisela Morales recibió una llamada de Lomas Sotelo para decirle que le llevaban detenido al general Ángeles para que procediera en su contra. Toda la acción legal la habían hecho militares, pero ella tendría que darle la cobertura civil”.

Morales era una persona muy cercana al Ejército, a cuyas confianzas entró de la mano del general Rafael Macedo de la Concha, cuando este era procurador general en el gobierno de Vicente Fox. Por recomendación del general Galván, de acuerdo con ex colaboradores del presidente Calderón, fue nombrada jefa de la Subprocuraduría Especializada para la Investigación de Delincuencia Organizada bajo el mando del entonces procurador Eduardo Medina Mora, donde se hizo cargo de la ahora infame “Operación Limpieza”. La forma como la veían trabajar en Los Pinos –y su docilidad para politizar la justicia– le ganaron confianza en la Presidencia.

La credibilidad que tenía ante el presidente tenía alcances insospechados. En el caso de los narcogenerales, en una ocasión un secretario de Estado al que le pidieron miembros de la defensa del general Ángeles interceder ante el Presidente, le mostró a Calderón una tarjeta donde se pormenorizaban inconsistencias en la investigación, como el hecho que el día en que se dio una de las presuntas reuniones con un narcotraficante, se encontraba en Alemania. Pero la procuradora se enfrentó al secretario y le aseguró al Presidente que sí tenía pruebas sólidas. Calderón le dio la razón a Morales.

Para entonces, todo indica hoy en día, la procuradora ya había tomado el caso de los narcogenerales como suyo propio, como la presunción de que permitió la falsificación de firmas de testigos en la integración del expediente, y que haya hecho caso omiso a las denuncias de violación de los derechos humanos de los generales a los que inculpó.

De manera continua se van conociendo detalles de cómo Morales actuó como procuradora, que por la información que ha salido en las últimas semanas, sugieren un abuso de autoridad sistemático, que rebasa las redes de complicidad o discrecionalidad con las que actuó en la administración anterior.

En la medida que más información se ponga al descubierto, más difícil será para el actual gobierno mantenerla como cónsul. Ella, por lo pronto, bien haría en no terminar de desempacar y mantener lista la maleta de regreso a México. Por lo que toca al general Galván, parece un caso cerrado.

Fuente: Eje Central

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