El fracking rompe a España en dos

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Para un país tan dependiente de la importación de hidrocarburos como España, explorar el gas mediante ‘fracking’ podría abrir vías de rescate económico. Sin embargo, sus efectos nocivos generan preocupación entre la población y los ecologistas. El tema divide a los españoles: ¿Beneficio económico o desastre ecológico?

Mientras Occidente busca nuevas fuentes de gas para no depender de los recursos de Rusia, el primer ministro británico Davis Cameron ha declarado que su país tiene el deber de realizar fracturación hidráulica, técnica conocida como ‘fracking’.

En España hay más de 120 permisos de exploración de gas por ‘fracking’, ya concedidos o en trámite. La mayoría de los proyectos se localizan en el norte, en las comunidades autónomas de Cantabria, País Vasco y Castilla de León, si bien la vertiente mediterránea también ha llamado la atención de las empresas, que ya cuentan con permisos de exploración en Andalucía, Murcia y Castilla La Mancha. Las principales compañías que están operando en Estados Unidos y Europa ya han desembarcado en España. Se trata de grandes empresas norteamericanas como BNK, HEYKO y True Oil y canadienses como R2 ENERGY.

Sin embargo, muchos exigen la derogación de los permisos de investigación de hidrocarburos a través de ‘fracking’, debido a sus efectos negativos, que ya han sido denunciados en varias ocasiones.

En las profundidades de las montañas españolas se esconde el polémico objeto de deseo. En el subsuelo de España se calcula que hay gas para unos 40 años de consumo. De momento ya hay en marcha 70 permisos y otros tantos pendientes que se han topado con el rechazo social.

“Vemos lo que se nos viene encima, que es algo que conocemos por los lugares donde llevan ya bastantes años haciéndolo, como en EE.UU.”, explica Juan San José, miembro de la plataforma contra la fractura hidráulica del norte de Burgos. “Conocemos los problemas de contaminación que se han generado allí, problemas muy importantes y que han motivado a muchas de las personas que viven en el entorno de los sitios donde se hace ‘fracking’ abandonen incluso su hogar y sus tierras porque se ha contaminado el agua de la que dependen”, agrega.

Santos, vecino del Valle de Mena en Burgos, nos enseña las noticias de la última manifestación que reunió a más de tres mil personas. Su ayuntamiento se ha declarado libre de ‘fracking’ por falta de información y transparencia, dicen, del Gobierno regional, que no ha querido posicionarse sobre las consecuencias.

“En el caso de que se contaminasen los acuíferos del valle, el Valle de Mena no tendría más futuro que el de una escombrera para rellenar. No serviría para nada”, se lamenta Santos.

Muchas de las pedanías se abastecen de este agua en esta zona, un bello paraje natural donde el nacimiento del río Cadagua en Burgos se encuentra ahora amenazado por las posibles prácticas de fractura hidráulica. En concreto se ha concedido el permiso de investigación de dos pozos cercanos, que serían los que pondrían en riesgo este río si finalmente se realizasen y que comprometerían -denuncian los vecinos- el futuro de la zona.

Las empresas de hidrocarburos, sin embargo, esgrimen que hay un falso debate en torno al ‘fracking’.

“Son clichés o apriorismos que se han instalado, pero que no tienen base científica”, insiste por su parte Antonio Asencio, de la Asociación Española de Compañías de Investigación, Exploración y Producción de Hidrocarburos. “Otra cosa, por supuesto, es que, como cualquier técnica, se tiene que hacer con rigor, se tiene que hacer bien y con unas garantías… En ese sentido, el sector aplaude cualquier norma que introduzca seguridad jurídica y seguridad medioambiental”, agrega.

Según los expertos, los 50 años que dura ya esta técnica han permitido reducir los riesgos. Pero ¿es completamente segura?

“Ningún técnico debería decir que cualquier industria, sea la que sea, es completamente segura. Que hay unos ciertos riesgos asociados, evidentemente, pero precisamente como la tecnología es madura, esos riesgos son muy conocidos y, por tanto, se pueden minimizar”, afirma el decano del Colegio de Ingenieros de Minas, Ángel Cámara.

Se trata entonces de sopesar. Para el sector la exploración del gas no convencional no se puede ignorar en un país con una fuerte dependencia energética: España importa el 90% de los hidrocarburos. Es lo mismo que defiende el Gobierno de Rajoy. Sin embargo, para la población esto son solo teorías economicistas.

“La suma de ambos factores está llevando al Gobierno a mantener una visión cortoplacista sobre el desarrollo energético en nuestros país y a caer, precisamente, en manos de la presión que ejercen determinados lobbies”, opina Ander Gil, el senador de PSOE.

La Unión Europea no ha querido intervenir de momento y lo deja en manos de cada país. En España varias comunidades, incluso las gobernadas por el PP, se han rebelado, y no piensan autorizar las perforaciones.

“Nosotros tomamos la decisión de prohibir de forma radical la autorización de esta técnica, mientras no se despejaran estas incógnitas que en la actualidad existen. Creo que este tipo de actividades, sinceramente, no se pueden hacer en contra de la sociedad”, explica Francisco Javier Fernández, consejero de Medioambiente de Cantabria.

Fuente: RT

 

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