¿El fin del calderonismo?

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Por Fernando Dworak

La política se mueve eternamente en el conflicto. Los ciudadanos desean bienes o servicios limitados. Los partidos compiten para llegar al poder y quedarse ahí el mayor tiempo posible. Y los políticos y sus grupos buscan cotos de poder para ganar o mantener posiciones.

Frente a este problema lo que distingue a los regímenes es su capacidad para dirimir problemas sin recurrir a la fuerza, y a los políticos competitivos su capacidad para resolver sus diferencias sin que se conviertan en un problema público. Esto último es muy importante, toda vez que la ciudadanía vota por opciones que sean confiables –y las diferencias que son públicas generan desconfianza–.

Nadie está diciendo que las facciones al interior de los partidos sean civilizadas. Pero las opciones más competitivas son aquellas que logran resolver sus conflictos internamente y mantienen una imagen de unidad hacia el exterior. Lamentablemente hay quienes confunden esto con vida democrática o libertad en el debate.

En estos días el presidente del PAN, Gustavo Madero, destituyó a Ernesto Cordero como coordinador de su grupo parlamentario en el Senado y colocó a Jorge Luis Preciado en su lugar. Las críticas hacia uno y otro bando han arreciado y muchos asumen que es la debacle de este instituto político. Se argumentará aquí que esta jugada, aun con sus riesgos, podría representar el inicio del fin del calderonismo.

¿Generaría costos electorales al PAN?

En una de sus últimas declaraciones como coordinador de los senadores del PAN, Ernesto Cordero declaró que su remoción no terminaría con los problemas al interior del grupo parlamentario y podría generarle costos al PAN en 2013. Dejemos a un lado el hecho de que anunciar esto es una forma de escupir hacia arriba, toda vez que atenta también contra sus propios intereses. ¿Se sostiene la afirmación?

Es cierto que el PRI ha construido en los estados una maquinaria política sólida. Incluso como se argumentó en este espacio hace unas semanas, el control que tienen los gobernadores sobre las legislaturas locales les permite definir a su antojo a los institutos electorales.

Sin embargo, también es cierto que el PAN ha demostrado ser un partido poco competitivo en la mayoría de las entidades gracias a su nulo espíritu de cuerpo. Abundan las historias de grupos parlamentarios enfrentados internamente a tal grado que entre ellos se atacan en el Pleno, por ejemplo. O de grupos políticos en una pugna tan fuerte que la victoria de uno implica que el otro no lo apoye. Y no hablemos de la poca capacidad que han tenido para articular liderazgos de base o reclutar nuevas generaciones.

Aunque el pleito en el Senado puede impactar en los resultados electorales, hay algunos elementos que pueden disminuir su impacto. Ningún Senador calderonista que tenga ambiciones locales va a atentar públicamente contra su partido de aquí a mediados de julio. A manera de hipótesis, la reducción en el padrón de militantes y la pérdida de poder de aquellos dirigentes que se beneficiaban de inflarlo puede llevar a un partido más cohesivo externamente.

Si el addendum del Pacto por México significó que la federación no puede intervenir directamente en las elecciones locales, los gobernadores de las entidades gobernadas por el PAN pueden tener mayor margen de acción. O en todo caso este acuerdo puede ser el pequeño golpe de pulgar que se necesite en entidades competidas.

En todo caso, algo es cierto: si el PAN mantiene sus cotos e incremente aunque sea marginalmente su presencia en otros estados, los calderonistas se unen al rinoceronte negro a la lista de especies oficialmente extintas.

¿Se diluye el partido con el Pacto?

Otra acusación común es que el PAN se desdibuja como oposición con el Pacto por México. Se ha argumentado en este espacio que la gran virtud de este acuerdo ha sido mezclar las demandas de los tres principales partidos en una dinámica de negociación. Y de hecho Preciado mencionó desde el primer día que se recoge el 90% de las propuestas de su instituto político.

En todo caso el problema del PAN estará en la forma en que anuncie sus propios logros. O como se diría coloquialmente, en cómo “cacaree el huevo”.

Bajo esta óptica, el argumento de que el PAN se desdibuja es un recurso útil para quienes se encuentran fuera de las negociaciones. Léase: los calderonistas. La razón es simple: si los azules avanzan en su agenda y logran comunicar eso, se habrán llevado la dirigencia nacional que se renueva en diciembre. Con ello controlarían las candidaturas para 2015.

¿Sacó Madero al priista que lleva adentro al destituir a Cordero? No: gústele a quien le guste, es facultad suya nombrar y remover al coordinador del grupo parlamentario. Y muchas remociones han sido igual de arbitrarias, como la de Santiago Creel durante el sexenio pasado. En todo caso, los priistas guardarían mejor las formas hacia el exterior.

¿Peligra el Pacto por México con este incidente? Quizás hubiese peligrado más si Madero no hubiera actuado, toda vez que un partido cada vez más dividido internamente le resta capacidad de negociación. En todo caso veremos el éxito o fracaso de esta táctica en el control de daños que haga Preciado con los disidentes. Y como veremos más adelante tiene muchos elementos para lograrlo.

¿El PRI apoya a Madero? Desde hace años a todos los partidos les importa quiénes estén dirigiendo a los demás institutos políticos, toda vez que eso facilita las negociaciones o enrarece el ambiente. Naturalmente no lo van a decir en público.

¿Puede hacer algo Cordero? Si, y solamente si, hay un periodo extraordinario antes de septiembre, antes de que termine su periodo como presidente de la Mesa Directiva. En ese escenario haría lo que estuvo haciendo durante el año anterior: obstaculizar los procesos de toma de decisiones a través de sus facultades de conducción de las sesiones y asignación de comisiones dictaminadoras.

¿El Pacto por México margina al Congreso?

Cuando los grupos parlamentarios del PAN y del PRD presentaron su iniciativa de reforma política sus dirigentes señalaron que el Pacto se estaba negociando “en lo oscurito” y lejos del Congreso. Aunque popular, el planteamiento es inexacto.

Aun cuando se guarden las fórmulas, las diversas iniciativas que han salido del Pacto han sido modificadas por el Congreso. Incluso algunas están detenidas por desacuerdos entre las cámaras. Sin embargo esto no es un punto de veto absoluto.

Por otra parte las dirigencias políticas tienen el poder de agenda, pues ellos son quienes tienen la capacidad de definir el futuro político de los legisladores. Para decirlo de otra forma, la regla de la no reelección inmediata le resta autonomía al Poder Legislativo. Los partidos terminarán imponiendo su agenda, aunque con algunas concesiones.

En este sentido, el discurso del desdibujamiento del Congreso es otra vez un recurso de los grupos políticos o legisladores que quedan fuera de las negociaciones por sus relaciones políticas.

También se ha señalado que la regla que faculta al presidente del PAN a nombrar y remover a los coordinadores de los grupos parlamentarios es obsoleta. En todos los órganos legislativos la conducción de una bancada, como los demás roles, son resultado de una carrera que inicia, se desarrolla y culmina en una misma cámara. En otras palabras, llegan a ese puesto quienes han ganado espacios y articulado su liderazgo.

Los partidos en México son clave en la designación de los coordinadores de los grupos parlamentarios, toda vez que estos puestos son la correa de transmisión entre la bancada y el instituto político. Naturalmente se guardan algunas formas y equilibrios internos, pero el coordinador está supeditado a la dirigencia central y su permanencia dependerá de qué tan eficaces operadores sean.

Por lo tanto la diferencia del PAN frente al PRI y al PRD es que deja explícito un procedimiento que de alguna u otra forma también siguen sus pares. Y esto, gústele a quien le guste, es lo factible con las reglas del juego vigentes.

¿Podrá escalar el conflicto?

Hasta el momento, 24 senadores del PAN se han manifestado en rebeldía contra la destitución de Cordero. Sin embargo, el martes pasado se reunieron sólo 16: el resto dijo estar en sus estados apoyando los procesos locales. ¿Significa que se convertirán en una piedra en el zapato de Preciado durante el resto de la Legislatura?

Aunque el PAN es el partido que habla más de principios y valores, también es cierto que todo ser humano va a tender al pragmatismo si están en juego sus ambiciones y supervivencia. ¿Qué Tomás Moro, santo patrono de los políticos, murió por defender “lo correcto” frente a Enrique VIII (esto es, oponerse a su divorcio con Catalina de Aragón y a la fundación de la Iglesia anglicana)? La respuesta, podrían decir, es que es un ideal al que todos debemos anhelar.

Si los partidos son determinantes en la definición de las carreras políticas, entonces pueden bloquear las ambiciones locales de los senadores. Incluso, si deseasen apretar la tuerca, podrían remover a algunos rebeldes de las comisiones a las que pertenecen o presiden, perdiendo perfil mediático y quizás algo de sobresueldo.

Es posible que bajo este argumento algunos senadores calderonistas no se hayan reunido con sus compañeros el martes: saben que la moneda está en el aire hasta julio. También hay muchos legisladores cuyas carreras se han marcado por el pragmatismo e incluso el trasfuguismo político, lo cual es normal en un ámbito de actividad donde la negación sistemática es vital para sobrevivir.

En todo caso, si Madero y Preciado juegan bien sus cartas para agosto sólo quedarán en la resistencia aquellos senadores con vínculos familiares con Felipe Calderón o aquellos que le deben todo al ex presidente.

¿Fin de la crisis del PAN?

Aunque todavía no sabemos qué va a pasar, esta editorial buscó dar algunos elementos por los cuales el CEN podría ganarle la partida a Calderón, asumiendo que sepa mover sus fichas. Sin recursos y patronazgo el calderonismo puede estar viviendo sus útimos momentos.

Sin embargo, esto puede ser el inicio de la verdadera crisis del PAN. De salir triunfante, la coalición que encabeza Madero no es tan estable como se piensa. En ella están las personas que todavía pueden repartir patronazgo y recursos: los gobernadores. También está el ala conservadora del partido. Y a la mezcla se agregan a todos los descontentos del calderonismo.

Lo anterior significa que los procesos de toma de decisiones van a ser mucho más descentralizados que hace doce años, y más controlados por grupos que puedan asignar cotos a sus afiliados.

También enfrentan retos como la poca capacidad que han tenido par cooptar jóvenes o el tejer redes electorales eficaces. En todo caso, la elección de la nueva dirigencia en diciembre puede ser difícil aún con los calderonistas en la lona, toda vez que será el primer paso en la lucha hacia 2015.

Fuente: Sin Embargo

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