Por Francisco Javier Pizarro Chávez
El desarrollo de la Guerrilla se convirtió en una “epidemia social”. Muchos jóvenes fueron detenidos, golpeados, torturados y hasta desaparecidos.
En la década de la “Guerra sucia” encabezada por el nefasto dirigente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), Miguel Nazar Haro, sometió a más de 40 guerrilleros y sus familiares, entre ellos, el papá de Genaro Vázquez dirigente de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR); la mamá de Lucio Cabañas, así como campesinos y gente inocentes que no estaban integrados a la guerrilla de Guerrero.
Desde 1969 se empezó a integrar células y círculos de la lucha armada a partir de la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Politécnico, y sus familiares, y también del “halconazo” del 10 de junio de 1971 el Jueves de Corpus en contra de los estudiantes también de la UNAM y el IPN que salieron a las calles en apoyo a la huelga que se había conjurado desde la Universidad de Nuevo León, por la defensa de la autonomía universitaria y otras demandas democráticas.
Un grupo paramilitar, organizado y financiado por el Estado (Los Halcones), bajo la dirección del coronel Manuel Díaz Escobar, con la asesoría y auspicio de elementos del Ejercito, la policía, los granaderos, el cual agredió y asesinó decenas de estudiantes.
El Estado autoritario y el sistema de Partido único (PRI), mediante la violencia explícita reprimió toda manifestación de la organización y protesta social, como las rebeliones agrarias, las huelgas y movimientos sindicales, así como grupos urbanos, de maestros, médicos, estudiantes.
La represión del 10 de junio no fue un episodio asilado sino un caso más de la violencia política del Estado mediante la cual, se violó el derecho a la libertad de expresión, a la protesta y a la vida.
La marcha de los estudiantes desplegada en las inmediaciones del Casco de Santo Tomás, y la Calzada México-Tacuba se manifestó en contra de la “libertad de los presos políticos”, el apoyo a la “la Educación Popular”, la “Democracia sindical”, En respuesta a ello, los “halcones” abatieron a cientos de manifestantes que corrían buscando escapar de la agresión con balas calibre 45 y carabinas 30 M-2. Asesinaron a 120 estudiantes y cientos de heridos de civiles.
Fue a partir de las masacres del 2 de octubre de 1968 y el halconazo del 10 de junio de 1971, que se integraron iniciales grupos estudiantiles de la lucha armada de la “guerra de Guerrillas”.
Para armarse y obtener recursos, los grupos guerrilleros recurrieron a los asaltos de los bancos que llamaban “expropiaciones” y también secuestros de nefastos funcionarios.
El desarrollo de la Guerrilla se convirtió en una “epidemia social”. Muchos jóvenes fueron detenidos, golpeados, torturados y hasta desaparecidos. Las organizaciones guerrilleras urbanas y rurales, enfrentaron una política sistemática del genocidio, esto es, “el agravio de una política criminal del Estado”.
Los mandatarios presidenciales, controlaban la información de los medios de comunicación para fomentar la administración de la opinión pública en contra de los grupos guerrilleros rurales y urbanos a lo largo y ancho de nuestro país.
Los grupos que se rebelaron por la vía armada, eligieron la estrategia de la “guerra irregular”, porque era un recurso procedente eficaz, para hacer frente débil de la fuerza superior del Estado, la Dirección Federal de Seguridad y el ejército.
Un ejemplo de ello, fue el secuestro del cónsul estadounidense de Guadalajara, George Terrance León Hardy, ejercido por los Fuerzas Armadas del Pueblo (FRAP) el 4 de mayo de 1973, mediante el cual obtuvo la liberación de 30 guerrilleros, integrantes de los Grupos “Los Guajiros”; Unión del Pueblo; “Frente Urbano Zapatista” “Movimiento Armado de la Revolución”; “Asociación Cívica Nacional Revolucionaria”; el Frente Estudiantil Revolucionario, trasladados a la Isla de Cuba y reintegrados en 1979 ,a México con la aprobación de la Ley de Amnistía promovida por el secretario de Gobernación Jesús Reyes Heroles y el presidente López Portillo.
A partir de entonces la “guerra sucia” creada desde 1959 generada en torno a las comunidades indígenas, los campesinos, los ferrocarrileros, el Magisterio, los estudiantes de la UNAM y el Politécnico, sustentada en el poder hegemónico presidencial y del PRI, empezó a deteriorarse con la integración ya no de las guerrillas, sino del proceso democrático en formación a partir de la 4ta transformación en ciernes.
Veremos y diremos si se consolida el poder del pueblo y la democracia participativa.