El dedazo de Peña: Salinas o Videgaray

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Por Álvaro Delgado

Mal visto por las élites de México y Estados Unidos, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ha quedado rezagado como presidenciable y los intérpretes de la “liturgia” priista aprecian que Enrique Peña Nieto ya sólo tiene dos tapados: José Antonio Meade y Aurelio Nuño.

A Osorio Chong le ha sido arrebatado también su Plan B: Ser senador para imitar a Manlio Fabio Beltrones ante el próximo presidente de la República eventualmente no priista. Pero los escaños de privilegio ya están definidos para Luis Videgaray y Luis Miranda, los dos principales incondicionales de Peña.

Y Videgaray, todo el mundo lo sabe, es el impulsor de Meade, su amigo itamita desde la juventud al que le ha ido ensanchando el camino a la candidatura priista, que también la sería de la facción panista que encabeza Felipe Calderón.

Nuño, a su vez, es pupilo de Carlos Salinas, el mismo personaje que hace exactamente tres décadas fue uno de los “seis distinguidos priistas” con los que Miguel de la Madrid disfrazó el dedazo para contrarrestar a la Corriente Democrática encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo.

Salinas, pese al paso de los años, sigue vigente y gravita en la definición del candidato presidencial priista, condición que Peña obtuvo hace seis años gracias a su impulso.

Aunque aminoró su influencia, el expresidente que mantiene el estigma del fraude hace sentir el poder que mantiene en la élite económica y política locales.

Fue agraviante para Salinas la remoción de su sobrina, Claudia Ruiz Massieu, de la Secretaría de Relaciones Exteriores para que Videgaray ocupara su lugar y conducir la relación con Estados Unidos de Donald Trump. Y aunque es la secretaria general del PRI, todos saben que es sólo una figura decorativa.

El poder formal en el PRI, si es que se le puede llamar así, lo ostenta Enrique Ochoa, otro itamita incondicional de Videgaray, quien opera para que el dedazo de Peña favorezca a Meade.

Apenas el año pasado, un integrante de la élite que por ahora está confrontada, Claudio X. González Guajardo, le compartió a un grupo de empresarios que Nuño era el “delfín” de Peña.

Algo ha de saber el hijo de Claudio X. González Laporte, el principal consejero de Salinas en su sexenio y propietario de Kimberly Clark de México.

Este viernes el PRI tiene previsto definir el método de selección de su candidato presidencial. Será mediante una convención de delegados. Podría ser cualquier otro, porque la definición recae en un solo individuo.

El punto es que, siendo una decisión unipersonal, Peña debe calibrar cuál de sus opciones le garantiza el éxito y ya sólo tiene dos: Meade-Videgaray o Nuño-Salinas.

En cualquier caso, pierde México…

Fuente: Proceso

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