Por José Gil Olmos
Luego de la última detención de Joaquín Guzmán Loera mejor conocido como El Chapo y la amenaza de su extradición a los Estados Unidos, se ha desatado un espectáculo mediático muy parecido a los que se ven en los circos de tres pistas, donde el público se distrae viendo en una de ellas a las fieras salvajes, en otra a los magos y en otra más a los payasos que hacen reír a los presentes.
El gobierno de Enrique Peña Nieto ha establecido una estrategia de propaganda política la cual se centra en explotar al máximo la detención del jefe del cartel de Sinaloa para intentar recuperar un poco su alicaída imagen, luego de la devaluación del peso frente al dólar, la caída del precio del petróleo y el estancamiento de la economía.
Como parte de esa estrategia Peña Nieto ya anunció que apresura la extradición de El Chapo a los Estados Unidos, donde ya espera
al famoso narcotraficante para exprimirle toda la información de sus negocios con otros grupos de crimen legal e ilegal, es decir, con políticos de todos los niveles, empresarios, banqueros y lavadores de dinero que aprovechan el creciente negocio de las drogas mejor que las ganancias paupérrimas de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
Mientras las fieras salvajes se disputan la carnada llamada Chapo Guzmán, en las agencias y los medios de información mexicanos y extranjeros se ha desplegado un show donde actúa la esposa, la amante, la amiga y la hija del narcotraficante mexicano más famoso del mundo.
Ema Coronel dijo en entrevista que no sabía a lo que se dedicaba su esposo pero que le estaban violando sus derechos humanos en la cárcel. Por su parte, la diputada del PAN y amante del sinaloense, Guadalupe Lucero Sánchez López, quiso hacerse la occisa de sus visitas al penal del Altiplano en los días previos al famoso escape por un túnel construido bajo los oídos sordos de las autoridades.
Antes, la actriz Kate Del Castillo negó que tuviera negocios con El Chapo, pero no pudo rechazar que tenía planes de trabajar una película que haría más famoso al narcotraficante. En tanto que la hija Rosa Isela Guzmán declaró en una entrevista al diario británico The Guardian que a su papá lo traicionó el gobierno y los políticos a los cuales les dio dinero para su campaña. Sin embargo, al día siguiente se desdijo y acusó al reportero José Luis Montenegro de no haberle dado la entrevista, pero él contestó que tenía grabadas las conversaciones.
Y en la otra pista del circo de El Chapo Guzmán, políticos, funcionarios, escritores, periodistas especializados en crimen organizado, analistas, familiares, amigos y enemigos del sinaloense chocan entre si queriendo jugar un papel protagónico en esta historia fársica de la vida mexicana.
En ella, la figura del jefe del cartel de Sinaloa se ha convertido en una marca comercial, una distracción social, un acto de cine, una herramienta política y un botín, pues su nombre ya lo registró otra de sus hijas, Alejandrina Gisselle Guzmán Salazar, que al final de la zaga resultó ser la más lista y la más beneficiada de toda la familia, pues se quedó con lo más valioso de todo: el apodo de su padre.
Fuente: Apro