El casete cumple 50 años

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En la Exposición Internacional de Radio y TV de Berlín de 1963, el casete fue declarado una maravilla de la tecnología sonora. Durante las siguientes tres décadas fue el medio por excelencia para grabar voz y música. Hoy casi es pieza de museo.

Muchos de nosotros quizá todavía se acuerdan: los casetes se compraban según la duración de la cinta, de 60, 90 o 120 minutos. Al grabar se percibía un característico ruido. En ocasiones, la cinta se atoraba cuando uno avanzaba o rebobinaba. Si uno tenía la suerte de poder sacar el casete intacto del reproductor, bastaba solo un lápiz para poder colocar la cinta nuevamente en su lugar.

Hoy en día, el formato MP3 es de mayor calidad y mucho más práctico; sin embargo, los casetes eran, en su época, un objeto de moda. Incluso existen hoy muchas “fiestas de casetes” en las que las personas comparten sus compilaciones. Los nuevos casetes son, en nuestros días, más bien raros, pero la demanda crece.

Un lápiz bastaba para desenredar la cinta atorada de un casete.

Múltiples posibilidades

En las décadas del casete, los jóvenes grababan la música de la radio. Así lo recuerda Jan Drees, periodista y autor del libro “Kassettendeck (La casetera)”. “Los niños y adolescentes creaban sus propias listas de canciones con música de la radio”, explica a DW.

En lugar de comprar casetes nuevos, Drees prefería fisgonear entre los que se encontraban en el gabinete de su padre. Luego hacía compilaciones con la música que le gustaba y las compartía con su padre. Después, ambos archivaban los casetes meticulosamente.

“Grabar música es matar la música”

GEMA, institución alemana encargada de vigilar la distribución de regalías y derechos de autor, calificaba en su época como un ‘robo’ la grabación de canciones de la radio o la copia de casetes . “GEMA pudo implementar un esquema en 1985 en el que cuando un cliente compraba un casete de 60 minutos, 19 céntimos de marcos alemanes iban para los compositores”.

Hoy en día, aunque la música se grabe con fines privados, no necesariamente significa que se vendan menos discos, explica Drees. Actualmente, grupos alemanes como Die Ärzte, Die Toten Hosen o incluso Jupiter Jones no solo esperan que la GEMA les dé una contribución por las ventas generadas de medios vírgenes (casetes, CD’s, etc.), sino también por grabaciones generadas desde plataformas digitales como Google o Myspace. “GEMA seguirá vigilando este tipo de nuevos medios”, apunta Drees.

El casete en la Alemania dividida

La circulación de casetes estaba controlada en Alemania Oriental.

Drees también cuenta anécdotas en su libro sobre lo que pasaba en la Alemania dividida. La calidad técnica de un casete en Alemania Occidental era mejor que en Alemania Oriental. “En Alemania Oriental era muy difícil obtener casetes”, dice. El gobierno controlaba su circulación con el objetivo de que no se masificaran las grabaciones de los grupos.

Solo existieron dos sellos musicales en Alemania Oriental durante los años 80 y los funcionarios de la cultura determinaban cuáles podían salir a la venta. “Pero con los casetes, las bandas punk y los músicos de jazz tenían al mundo a sus pies”, explica Drees a DW. “Si tenían en sus manos casetes vírgenes, la gente de Alemania Oriental podía grabar música de sus bandas preferidas de Alemania Occidental. “Había muchas fiestas en Berlín Oriental donde se podía escuchar música occidental”.

Una moda retro y high-tech

Aunque los casetes se encuentran actualmente cubiertos de polvo y olvidados en los armarios, siguen teniendo admiradores. “Sobre todo en la escena musical independiente”, comenta Drees. “Se ha vuelto una especie de moda utilizar objetos de los años 70”. De alguna forma, el casete se ha mezclado con la tecnología digital contemporánea. Ahora es posible, por ejemplo, descargar ‘compilaciones de casetes’ desde Intenet.

Hasta hace algunos años, había incluso audiolibros en casete. Pero quizás la época dorada de este objeto ha llegado a su fin. Tanto que hasta la cantante Lena, ganadora del concurso europeo de la canción Eurovisión 2010, lo lamenta en una de sus canciones.

Autor: Cony Paul/IA / Editor: Pablo Kummetz

Fuente: Deutsche Welle

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