Estados Unidos llevó a buen puerto su campaña “Recuerden El Alamo” porque el organismo cultural de Naciones Unidas concedió el domingo la categoría de patrimonio mundial a ese sitio.
El Alamo fue uno de cinco lugares españoles católico romanos conocidos como las Misiones de San Antonio que recibieron la codiciada clasificación para impulsar el turismo.
El Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO concedió la clasificación a las misiones y cuando menos a otros 12 lugares de diversas partes del mundo, como la isla industrial de Gunkanjima, frente a Japón, en una iniciativa que había objetado Corea del Sur.
Susan Snow, arqueóloga del Parque Histórico Nacional Misiones de San Antonio, dijo que esta zona en Texas representa “la mera esencia del gran crisol (de culturas) de Estados Unidos”.
“Estas misiones son un ejemplo vivo del intercambio de culturas que unió las influencias indígena, española, mexicana y otras que constituyen el sur de Texas de la actualidad”, dijo Snow en un comunicado después de la decisión emitida en Bonn, Alemania.
Las misiones fueron construidas en el siglo XVIII dentro y los alrededores de lo que hoy día es la ciudad de San Antonio para convertir a los indígenas al catolicismo y en súbditos españoles.
La más conocida de las misiones, El Alamo, fue escenario de la famosa batalla librada en 1836 cuando un reducido grupo de pobladores de Texas opuso una valiente resistencia al general Antonio López de Santa Anna y sus fuerzas mexicanas que los superaban en número y que al final capturaron el lugar.
Durante la Batalla de San Jacinto que tuvo lugar semanas después, los victoriosos soldados texanos gritaron “¡Recuerden el Alamo!”
En otra decisión, la categoría de patrimonio mundial fue concedida para casi 24 lugares de Japón que ilustran la revolución industrial del país durante el siglo XIX.
La solicitud que presentó Japón fue aprobada por votación unánime después de que Tokio y Seúl superaran una controversia en torno a que se reconociera la historia de trabajos forzados de esos lugares durante los tiempos de guerra, en particular en Gunkanjima (Isla Barco de Guerra).
La isla fortaleza cerca de Nagasaki fue crucial para el veloz desarrollo de Japón de 1868 a 1912, durante la era del emperador Meiji, quien intentaba ponerse al corriente con las potencias coloniales occidentales.
Seúl objetó hasta fecha reciente la lista japonesa de lugares a menos que se reconociera formalmente que prisioneros coreanos fueron obligados a trabajar en diversos sitios durante la Segunda Guerra Mundial.
“Japón está dispuesto a adoptar medidas que permitan un entendimiento de que grandes números de coreanos y otros fueron traídos contra su voluntad y obligados a trabajar en severas condiciones en la década de 1940 en algunos de los sitios”, dijo la delegación japonesa en un comunicado después de emitida la decisión.
El Comité también concedió en los últimos días la condición de patrimonio de la humanidad a más de una decena de otros sitios, como los jardines botánicos de Singapur, la Fortaleza de Diyarbakir en Turquía y la región de la industria del champán de Francia.
Fuente: AP