Por Sanjuana Martínez
El cambio de gabinete de Enrique Peña Nieto fue solo maquillaje, un juego de sillas con intercambio de personas. La popularidad del Presidente de la República cae en picada y las simulaciones de supuesto cambio, no ayudan a remontar su imagen.
Y es que el cambio fue para no cambiar nada. Al menos, nada positivo porque los diez cambios al interior de su gabinete consistieron en un intercambio de sillas.
Por ejemplo: ¿Qué capacidad puede tener Aurelio Nuño, ex jefe de la oficina de la Presidencia para convertirse en Secretario de Educación en sustitución de Emilio Chuayffet? Ninguna. Su mérito es ser amigo, amiguísimo del señor Peña Nieto y nada más.
Con este movimiento “estratégico”, el difícil panorama magisterial que vive México empeorará. Nuño no tiene ni la sensibilidad ni la preparación para enfrentar las luchas legítimas de los maestros, mucho menos, para mejorar la terrible condición de la educación en las escuelas públicas mexicanas.
Su nombramiento es un insulto a la inteligencia de los ciudadanos, pero particularmente es una afrenta para los maestros. De entrada la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) adscrita a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), ya rechazó de manera contundente su llegada a la Secretaría de Educación Pública (SEP).
¿Qué méritos tiene Nuño para dirigir la SEP? Haber sido Coordinador de Asesores del Diputado Luis Videgaray Caso en la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, LXI legislatura y coordinador de Difusión y Mercadotecnia de la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.
Para el magisterio disidente y catalizador de la fuerza sindical de los maestros, Nuño es simplemente un personaje “especializado en engaños mercadológicos que no garantizan la mejora en la educación”.
Difícil tarea tiene a su cargo un hombre que como Nuño no conoce la extrema pobreza en la que se encuentra la mitad de la población: “Ningún funcionario que jamás en su vida haya pisado tierras con precariedades y sólo se base en estadísticas de escritorio, será garante de la mejora educativa de nuestro país”, dice un documento emitido por la CNTE. ¿Qué hará un hombre como Nuño para llevar a buen término una reforma educativa que nació maldita? ¿Qué idea del magisterio puede tener un chico que en su vida ha conocido las entrañas de un sindicato? ¿Que capacidad puede tener un secretario de la Presidencia en una Secretaría en crisis permanente? Nuño no tiene cara de bombero, así que es casi imposible que apagué el fuego que arde en la SEP.
A este error garrafal, se unen muchos otros. En realidad, los diez cambios no fueron más que movimientos sin estrategia alguna. Todo indica que Peña Nieto ha convertido a su gabinete en una especie de ajedrez. El problema es que tal parece que no sabe jugar.
Las piezas del ajedrez que él va movimiento en su gabinete no concuerdan. No embonan unas con otras. Algunos peones no tienen nada que ver en la casilla donde fueron colocados. Como bien se sabe, en el ajedrez, cada pieza tiene su propia y exclusiva manera de moverse. El peón, la torre, el caballo, el alfil, la reina y el rey tienen una función, algo que Enrique Peña Nieto parece haber olvidado.
Un rey jamás será un buen peón, ni mucho menos un alfil o una reina. Peña Nieto prefiere ignorar que excepto el caballo, puede saltar sobre las demás piezas. Su intercambio de piezas en el gabinete ha resultado ser todo un fiasco, una jugada fallida con siete Secretarías con nuevos titulares que carecen de conocimientos sobre sus nuevas responsabilidad.
Y para muestra basta un botón. ¿Qué puede saber de agricultura la señora Rosario Robles? Seguramente lo mismo que de astronomía o sismología. ¿Cómo es posible que la secretaria de Desarrollo Social y cuyo trabajo deja mucho que desear, sea trasladada a una secretaría de la cuál solo conoce su nombre: Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu). La pregunta es obligada: ¿Existe algún indicador en el curriculum de la señora Robles que nos asegure que domina la materia agraria, territorial y urbana? No, rotundamente no. Su historia además de estar condicionada por la traición a su grupo político, no incluye la agricultura para nada. ¿Qué podemos esperar de ella en esta secretaría? Nada. ¿Será capaz de cambiar la devastación y el abandono del campo mexicano? Por supuesto que no. ¿Ofrecerá beneficios a los campesinos? Obviamente ni siquiera sabe lo que significa el trabajo en el campo, mucho menos, ser campesino en México.
El gabinete de los amigos del presidente es francamente muy cuestionable. ¿Qué podemos esperar de Claudia Ruiz Massieu Salinas como titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores? Lo mismo que hizo en la Secretaría de Turismo. Nada. Antes fue su titular Jose Antonio Meade Kuribeña, pero ahora este hombre cuyo desempeño fue tan mediocre, sustituirá a Rosario Robles Berlanga. ¿Qué puede saber el señor Meade sobre el hambre y los 50 millones de pobres de México? Pues seguramente se informará en la prensa para conocer el estado de la miseria en nuestro país. Pero ¿de qué méritos goza para ser secretario de la Sedesol? Ser amigo del presidente y nada mas.
Otro de los disparates del maquillaje al gabinetazo lo representa la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) a cargo de Renato Sales Heredia, un hombre sin conocimiento sobre el tema, igual que José Calzada Rivorosa, que sin pena pidió licencia para dejar el cargo de gobernador de Querétaro, al más puro estilo chapulín y así convertirse en el titular de la Segarpa.
Las piezas del ajedrez de Enrique Peña Nieto demuestran que el presidente no ha hecho un buen juego. Al inquilino de los Pinos se le olvidó que el juego termina en el movimiento anterior a la captura del rey. Los desplazamientos sin fundamento de sus secretarios son la acción de una enorme torpeza. Al final, Peña Nieto, se merece un “jaque mate” de los ciudadanos.
Fuente: Sin Embargo