Dos Papas, dos iglesias, un mundo

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Dos papas rezaron juntos en el Vaticano, uno católico y otro ortodoxo. El líder espiritual de la Iglesia Ortodoxa Copta de Egipto, el papa Teodoro II, visitó el viernes al papa Francisco en el primer encuentro de este tipo en 40 años.

La ocasión fue festejar el aniversario de la firma de una declaración para mejorar los lazos entre ambas iglesias, que hicieron el papa Pablo VI y el predecesor de Teodoro, el papa Shenouda III.

La Iglesia católica y la copta se dividieron en el siglo V por diferencias teocráticas. Desde que subió al trono papal, Teodoro ha tendido una mano a los católicos en Egipto.

Los cristianos suman aproximadamente el 10% de la población egipcia. Los coptos se quejan que, desde que Hosni Mubarak fue derrocado en el 2011, la discriminación y los ataques contra ellos han ido en aumento, especialmente con la llegada al poder de la Hermandad Musulmana.

Las dos sedes: de Pedro y Marcos

La visita de Tawadros II, líder de la Iglesia Copta Ortodoxa de Egipto, “fortalece los lazos de amistad y hermandad que unen ya a la Sede de Pedro y a la Sede de Marcos, heredera de un legado invaluable de mártires, teólogos, santos, monjes y fieles discípulos de Cristo, que por generaciones han dado testimonio del Evangelio, a menudo en situaciones muy difíciles”, ha dicho el Papa Francisco al recibirlo esta mañana en el Vaticano.

El Pontífice ha recordado el memorable encuentro que tuvo lugar hace cuarenta años entre los predecesores de ambos, el Papa Pablo VI y el Papa Shenouda III, que unió a uno y otro “en un abrazo de paz y fraternidad después de siglos de alejamiento recíproco”.

La Declaración Conjunta firmada entonces por los dos Papas representó “una piedra angular en el camino ecuménico” y gracias a ella se instituyó una comisión de diálogo teológico entre ambas Iglesias, que dio a buenos resultados y preparó el terreno para el diálogo más amplio entre la Iglesia Católica y toda la familia de las Iglesias ortodoxas orientales, que continúa hasta nuestros días.

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El Papa Francisco dijo que “en esa declaración solemne nuestras Iglesias reconocían que confesaban, en línea con las tradiciones apostólicas, “una única fe en Dios uno y trino” y la “divinidad del Único Hijo encarnado de Dios… Dios perfecto con respecto a la Su divinidad y perfecto hombre con respecto a su humanidad “. Reconocieron que la vida divina se nos da y se alimenta a través de los siete sacramentos, y se sintieron unidas en la veneración común de la Madre de Dios”.

El Santo Padre ha manifestado su alegría porque una y otra Iglesia se reconocen “unidas por un sólo bautismo, del que es expresión particular nuestra oración común, que anhela el día en que se cumpla el deseo del Señor, de poder comulgar en un único cáliz”.

Consciente de que el camino por recorrer es todavía largo, el Papa recordó algunos de los hitos de esa senda como el encuentro en febrero de 2000 en El Cairo del Papa Shenouda con el beato Juan Pablo II, durante su peregrinaje a los lugares orígenes de la fe y ha manifestado su convicción de que “con la guía del Espíritu Santo, la oración perseverante y la voluntad de construir día tras día la comunión en el amor mutuo” se darán pasos importantes hacia la plena unidad”.

También el Papa ha agradecido al Patriarca su atención hacia la Iglesia Copta Católica que se ha traducido, entre otras cosas en la institución de un “Consejo Nacional de Iglesias Cristianas,” símbolo de la voluntad de todos los creyentes en Cristo ” de desarrollar en la vida cotidiana relaciones cada vez más fraternales y de ponerse al servicio de toda la sociedad egipcia de la que forman parte”.

“Sepa, Santidad -añadió- que sus esfuerzos en favor de la comunión entre los creyentes en Cristo, así como su interés por la suerte de su país y el papel de las comunidades cristianas en la sociedad egipcia, encuentran un eco profundo en el corazón del Sucesor de Pedro y en toda la comunidad católica”.

“Si un miembro padece, todos los miembros padecen con él, y si un miembro es honrado, todos los miembros se gozan con él”.

Francisco dijo luego que “es una ley de la vida cristiana y, en este sentido podemos decir que también hay un ecumenismo del sufrimiento: así como la sangre de los mártires ha sido semilla de la fuerza y la fecundidad de la Iglesia, el compartir el sufrimiento cotidiano puede convertirse en una herramienta eficaz de unidad”.

“Y esto es válido, de alguna manera, también en el contexto más amplio de la sociedad y de las relaciones entre cristianos y no cristianos: del sufrimiento común, pueden germinar, de hecho, con la ayuda de Dios, el perdón, la reconciliación y la paz”, concluyó el Pontífice invocando la protección común de San Pedro apóstol y San Marcos Evangelista.

Fuente: AP y ACI Noticias

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