Por Sergio Sarmiento
“Los castigos por la posesión de una droga no deberían ser superiores al individuo que el uso de la droga misma”.
Jimmy Carter
Este 17 de abril, en la presentación del Índice sobre Libertad Económica de Norteamérica, el gobernador de Morelos Graco Ramírez hizo un llamado para la despenalización de la marihuana. No es la primera vez. Sus argumentos son pragmáticos y sensatos: “Nos cuesta más tener a un joven encarcelado que educarlo” dijo.
La de Graco no es la única voz en México que apoya la despenalización. Fernando Belaunzarán, filósofo y diputado por el PRD, ha organizado consultas sobre el tema y presentó una iniciativa para regular la marihuana. “Llevamos un siglo de prohibicionismo, la historia de un trágico error. El consumo, lejos de reducirse, no ha dejado de incrementarse, y las organizaciones criminales se han fortalecido, sofisticado y convertido en emporios trasnacionales de enorme poder económico y militar y, por lo mismo, también político.”
La prohibición de la marihuana no tiene lógica. Sustancias más adictivas o dañinas para la salud y para la sociedad son legales. La prohibición, por otra parte, ha tenido un costo enorme para la sociedad, tanto por el encarcelamiento de personas que no le han hecho daño a nadie como por la violencia del mercado negro.
El 20 de abril es el día internacional de la marihuana. La festividad empezó en Estados Unidos hace décadas. Al parecer un grupo de estudiantes de California se reunía a las 4:20 de la tarde para fumar la hierba y los números se convirtieron en un código de invitación. Esos mismos números, 4 por abril y 20 por el día, llevaron a un festejo que se ha extendido por el mundo.
Marihuana o mariguana es un término mexicano para dos especies de Cannabis, la sativa y la índica. Las autoridades en Estados Unidos empezaron a utilizar la palabra (con la grafía marijuana) para enfatizar que se trataba de una sustancia que usaban los mexicanos y separarla artificialmente del cáñamo (hemp), la misma sustancia pero que los estadounidenses empleaban para propósitos medicinales. La campaña contra la marihuana en la Unión Americana en las décadas de 1920 y 1930 tuvo un marcado sesgo antimexicano. La marihuana era la hierba que convertía a los mexicanos en salvajes criminales; había que prohibirla para evitar la violencia de los mexicanos, pero también para que los jóvenes estadounidenses no se volvieran como mexicanos.
Aunque “el consumo ocasional de marihuana no suele ser dañino” (webmd.com), cuando se emplea sistemáticamente puede producir disminución de la memoria, cansancio persistente y apatía. Los efectos de la marihuana pueden volverse permanentes cuando el consumo empieza a edad temprana. La marihuana, sin embargo, es menos adictiva y peligrosa que el alcohol, el tabaco o muchos medicamentos legales de libre compra o que requieren de receta médica (The Lancet, 24 marzo 2007). La marihuana, por otra parte, tiene usos medicinales que no se han explorado más por la prohibición.
El gobierno debe informar a la sociedad y en especial a los jóvenes sobre los riegos de la marihuana, como lo hace con el alcohol y el tabaco. La prohibición, empero, no sólo es un absurdo ético, ya que no tiene sentido encarcelar a alguien por un delito sin víctima, sino que ha sido totalmente incapaz de detener el consumo, la distribución o la venta.
Tristemente, la marihuana ha generado una perversa alianza entre narcotraficantes, cuyo negocio se acabaría con la legalización, políticos, policías y funcionarios que viven de los recursos gubernamentales que se asignan a la prohibición. Juntos trabajan para impedir que se elimine una prohibición que le ha causado más daño a la sociedad que el consumo de drogas.
Darwin en Cuernavaca— El Beagle encalló en Cuernavaca, me dice el economista José Torra. En el Parque Ecológico Chapultepec de Cuernavaca, efectivamente, se presenta hasta el 7 de julio una divertida e instructiva exposición sobre Charles Darwin. Cuidado, es adictiva. Espero que no la prohíban por eso.
Twitter: @SergioSarmiento
Fuente: Reforma