Con la firma del acuerdo con Estados Unidos, México obtuvo dos objetivos en la negociación: impedir la imposición de 5 por ciento de aranceles a las exportaciones mexicana al país del norte y la inclusión del Programa de Desarrollo Integral de Centroamérica como fórmula para atender las causas de la migración, aseveró el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard .
En la conferencia diaria del presidente Andrés Manuel López Obrador, Ebrard descartó que haya algún punto secreto de acuerdo o la obligación de México de incrementar sus compras agrícolas a Estados Unidos.
Sin embargo, reconoció que el pacto se revisará en 90 días y en 45 días comenzará la evaluación de las medidas acordadas en la reducción de flujo de migrantes hacia Estados Unidos.
Ebrard explicó que si las cifras no se redujeron de manera significativa, tendrá que discutirse un plan que incluya al Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (Acnur) y a países como Guatemala, Panamá y Brasil, puntos clave del tránsito de migrantes. En ese caso, la Secretaría de Relaciones Exteriores tendrá que recabar el respaldo del Senado.
Además del acuerdo difundido el viernes y de este esquema de opción regional en el caso de un fracaso del plan original, “no hay nada”, indicó Ebrard.
Sobre el comercio agrícola, indicó que sin los aranceles con los que amenazó Trump, podrá crecer el intercambio, pero subrayó que no hubo pacto alguno sobre productos específicos.
El canciller indicó que el eventual acuerdo regional es parte de un enunciado del comunicado conjunto del viernes, que prevé que, en caso de que las medidas adoptadas no tengan resultado, las partes convinieron en tomar medidas adicionales.
En sucesivos mensajes por Twitter, el presidente Donald Trump ha afirmado desde el fin de semana que hay una parte no revelada de los convenios bilaterales, uno de los cuales incluye el respaldo del Congreso y otro implica un aumento sustancial de las compras que hace México de productos agrícolas estadunidenses.
Logros de la negociación
En lo inmediato se logró separar el ámbito comercial del migratorio en la relación con Estados Unudos, dijo Ebrard como uno de los resultados positivos de la negociación de la semana pasada.
El canciller agregó que lo más importante para México era detener la imposición de aranceles este lunes, que de haber llegado al 25 por ciento, como amenazó Trump, “hubiera sido un colapso para la economía mexicana”.
Una guerra comercial hubiera tenido para México un efecto similar a incrementar en diez por ciento el Impuesto al Valor Agregado, la pérdida de 1.2 millones de empleos y la caída de un punto del Poducto Interno Bruto, que podría desatar una crisis económica en el país.
Para el canciller, el despliegue de la Guardia Nacional no implicará la militarización de la frontera sur, toda vez que en los proyectos del gobierno mexicano estaba contemplado esa distribución, sólo se acelera la movilización.
En cualquier caso, aseguró, corresponderá fundamentalmente al Instituto Nacional de Migración desarrollar las políticas para la contención de los flujos migratorios.
Señaló que para México el derecho de asilo y la solidaridad es fundamental, de ahí que se haya aceptado la posibilidad de que los migrantes centroamericanos que pidan asilo a Estados Unidos permanezcan en México mientras se desarrolla su proceso en el país vecino.
Reconoció que las negociaciónes fueron muy difíciles y “muy tensas” ante la inminencia de la imposición de aranceles. Dijo que la delegación estadunidense llegó a la mesa de negociaciones con un tono de “ultimátum”, con la demanda de que México se convirtiera en un “tercer país seguro”, equivalente a que los migrantes realizaran su proceso de asilo en territorio mexicano.
Aunque el objetivo estadunidense es que sea cero el flujo migratorio, se trata de una aspiración irreal, dijo Ebrard, pero señaló que sí es posible una reducción.
Fuente: La Jornada