Por John M. Ackerman
La fabricación de por lo menos 3.4 millones de apoyos falsos para las candidaturas independientes de Margarita Zavala, Jaime Rodríguez Calderón y Armando Ríos Piter demuestra que el fraude sigue siendo el modus operandi para la mayor parte de los actores políticos en el país. El Instituto Nacional Electoral (INE) ha detectado que estos tres personajes cercanos al régimen corrupto utilizaron vastas cantidades de recursos, tanto privados como del erario, para traficar en los datos personales de millones de ciudadanos mexicanos en su desesperado intento por aparecer en la boleta electoral.
Con este grave atropello a la ley, el sistema autoritario ratifica una vez más que está dispuesto a destruir la institucionalidad del país y violar cualquier criterio ético o moral con el fin de intentar quitar votos haiga sido como haiga sido al candidato puntero en las encuestas: Andrés Manuel López Obrador.
Es cierto que el INE ha frenado temporalmente las intenciones fraudulentas de Rodríguez Calderón y Ríos Piter al emitir dictámenes negativos con respecto a sus firmas recaudadas. Sin embargo, los consejeros electorales se limitaron a remitir los expedientes de estos dos presuntos delincuentes electorales a la Fepade, en lugar de presentar formalmente las denuncias penales correspondientes. Si el ex dirigente priísta, Rodríguez Calderón, y el amigo y cómplice de Luis Videgaray, Ríos Piter, no reciben castigos ejemplares por su evidente burla a la ley, una vez más se enviará una terrible señal de impunidad a todos los actores políticos.
Pero lo más preocupante es que el INE haya avalado el registro de la esposa del ex presidente de la República Felipe Calderón, aun cuando se demostró que casi la mitad de sus apoyos también carecían de sustento. De manera sorpresiva, después de restar sus 708 mil apoyos apócrifos, Margarita Zavala mágicamente logró rebasar por apenas 3 mil 577 firmas, o 0.38 por ciento, el umbral de apoyos requeridos (866 mil 593). Resulta evidente la similitud con el 0.56 por ciento de la votación con que el esposo de Zavala supuestamente ganó la elección presidencial de 2006.
Se comprueba una vez más el sólido pacto transexenal entre Peña y Calderón, tal y como anticipamos hace meses en estas mismas páginas: Con la venia de Peña Nieto, Zavala podrá minar el Registro Federal de Electores y las listas de beneficiarios de programas sociales para inflar artificialmente sus apoyos. También contará con la complicidad del INE y el TEPJF para hacer una revisión laxa de estas listas fabricadas(https://bit.ly/2xtYhrr).
En lugar de ser premiada con una candidatura presidencial, Zavala tendría que ser remitida a las autoridades, junto con Rodríguez Calderón y Ríos Piter, como presunta criminal electoral. Pero evidentemente esto no ocurrirá, ya que nuestras instituciones electorales no trabajan en favor de la democracia, sino que su función es facilitar el fraude.
Pero el país se encuentra en una situación tan crítica que será difícil que en 2018 se repitan los escenarios de 1988, 2006 o 2012. Por ejemplo, aunque el registro de Zavala está diseñado para quitar votos a López Obrador, en realidad terminará por pulverizar el voto de la derecha, ampliando así la ventaja del tabasqueño sobre quien se encuentre en segundo lugar.
La sociedad civil, y los jóvenes en particular, también tienen una enorme responsabilidad histórica frente a las elecciones del primero de julio. Una sociedad activa y participativa, y una activa vigilancia internacional, podrán derrotar los intentos de manipulación electoral desde Los Pinos y el INE.
Es precisamente con este fin que se ha formado una Red Universitaria y Ciudadana por la Democracia (RUCD), que cuenta con la participación de más de 180 personalidades de 90 instituciones académicas y de la sociedad civil en 13 diferentes países en Europa y las Américas, y de 10 entidades federativas de la República Mexicana (derechoshumanos.org.mx/rucd).
Entre los firmantes se encuentran figuras de gran talla internacional, como Immanuel Wallerstein, Boaventura de Sousa Santos, Noam Chomsky, Roberto Gargarella, Elena Poniatowska, Mark Weisbrot, Bruce Ackerman, Marc Augé, Sergio Aguayo, Eduardo Huchim, Gabriela Ippolito-O’Donnell, Miguel Concha, Alejandro Solalinde y Laura Álvarez.
En su comunicado inaugural, publicado simultáneamente en español, inglés, francés, ruso, náhuatl y tzeltal, esta nueva red hace un llamado a movilizar una vasta red de observadores electorales ciudadanos, nacionales e internacionales, así como a denunciar de manera sistemática y rigurosa todas las irregularidades electorales y a organizar y articular las diferentes iniciativas ciudadanas de observación electoral.
Remata: El presente y el futuro de la democracia mexicana no debe quedar solamente en manos de las instituciones electorales o los partidos políticos. Los ciudadanos y la sociedad civil también tienen una responsabilidad histórica. De nuestra participación dependerá que se respete el derecho constitucional del pueblo mexicano a elegir libremente a sus gobernantes en las urnas este próximo primero de julio.
Unidos y organizados venceremos.
Twitter: @JohnMAckerman
Fuente: La Jornada