Si Eugenio Derbez organizó un montaje para su falsa boda con Victoria Ruffo, no es del todo descabellado que le gusten las fake news y tenga cierto gusto por propagarlas.
Esta es parte de la lógica malvada con la que algunos quieren desprestigiar a este notable comediante que es casi como Groucho Marx pero sin marxismo, solo porque el fatídico fin de semana, que fue el de la resurrección de las noticias falsas que tanto ayudan a alivianar a los mexicanos en este momento en que casi no hay crispación ni histeria colectiva ni paranoia ni polarización en estos días, el encargado de darle vida al Diablito, enseñó el huarache de azufre.
Claro que el buen Eugenio, que no es un genio pero tampoco ingenuo, recurrió a un video para hacer un llamado quizá un poco sobreactuado, para llamar la atención sobre problemas de desabasto médico en una clínica de Baja California, cuando algunos creen que pudo habernos ahorrado el tonito y mejor poner algo de sus incalculables recursos —producto de gloriosos momentos cinematográficos y televisivos que superan con mucho a Orson Wells y a Woody Allen en sus mejores momentos— al servicio de los médicos y enfermeras por los que abogaba. O igual, dicen sus críticos que siguen sin perdonarle la Familia Peluche, pudo haber hecho el mismo llamado de “¡Fue horrible, fue horrible!”, que tanto le gusta, pero después de donar cubrebocas, guantes o unos respiradores.
Por supuesto esto no es Suiza, más aún después del huracán Peña que arrazara con las finanzas de la patria. Y con toda probabilidad hay desabasto en recursos médicos, pero lo que importe es que tengamos a héroes como el góber Bonilla que luego de validar lo dicho por Derbez, soltó con un gran sentido del melodrama ranchero aquello de que “los médicos están cayendo como moscas”. Hasta pensé que iba a sacar unas fotos. Bien por Don Jaime se pudo haber puesto a trabajar, a patear puertas e impedir que “los médicos caigan como moscas”, pero prefierió recurrir a esa imagen telenovelesca que parece dictada por Markitititito Cortés y felicitar a Derbez.
Y lo mejor es que todos aquellos que llevan meses acusando a Bonilla de transa, ojete y peligro contra la democracia, son los mismos que ahora le aplauden con delectación.
Y lo que más reivindica a Bonilla es su reconocimiento a Derbez como un esquech de la Familia Peluche.
O sea, ¿no pueden ser una oposición normal?
Lástima que no se admitan devoluciones.
jairo.calixto@milenio.com
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