De regreso, el tío incómodo de EPN

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Por Álvaro Delgado

Arturo Montiel, exgobernador del Estado de México y frustrado aspirante presidencial, está por reabrir sus oficinas en Las Lomas de Chapultepec. Pese a ser emblema de la corrupción priista, es un personaje muy solicitado desde que su sobrino Enrique Peña Nieto asumió la Presidencia de México.

La mudanza de Montiel a la Ciudad de México es por razones operativas y sobre todo políticas: Su oficina de Toluca es ya insuficiente para las multitudes que, desde diciembre de 2012, acuden a él para pedir un favor, solicitar un “consejo” o, sencillamente, ponerse “a sus órdenes, licenciado”.

Apenas ayer domingo 22, Montiel fue el político más ovacionado por la clase política del Estado de México en la ceremonia de toma de posesión de Carlos Iriarte como presidente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien fue su secretario particular.

Con la ausencia del gobernador Eruviel Avila, convertido ya en un florero –como lo era Fausto Vallejo en Michoacán–, Montiel es el personaje con más poder político en esa entidad por decisión de su sobrino Peña Nieto. Eso representa el nombramiento de Iriarte en el PRI.

Pero la influencia de Montiel rebasa el Estado de México y a eso también obedece su mudanza a la capital del país: Será un personaje clave en el “palomeo” de las listas a diputados federales y a otros cargos que se disputarán el próximo año.

Aunque no es presidente nacional del PRI como César Camacho Quiroz –otro exgobernador mexiquense–, Montiel goza de la gratitud y la confianza de Peña, quien ha reactivado la figura del “gran elector”.

¿Que Montiel es corrupto? Eso no tiene ninguna importancia. En el Estado de México los valores están invertidos: La corrupción es virtud y la honestidad estigma.

Así se gobierna en el Estado de México, pero así se gobierna también el país.

Cuando era candidato a gobernador, Peña Nieto desestimó los señalamientos de corrupción de Montiel, de quien fue secretario de Administración –“no me he ocupado de leer un mamotreto lleno de calumnias y mentiras, no le he puesto mayor interés”– y ya como gobernador lo encubrió.

El tío Arturo, pues, está de vuelta. Y pronto se verá en qué forma…

Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado

Fuente: Apro

 

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