Por Arturo Loría
El nombre del juego se llama control de las comunicaciones. Nunca como ahora, el mundo digital ha revolucionado la interacción de ciudadanos, las formas de relacionarse a través de redes sociales y también las maneras de informar. En la promesa está la pesadilla: un gigantesco sistema de espionaje y vigilancia denunciado por Julian Assange y Wikileaks desde hace un lustro y confirmado ahora por Edward Snowden.
Las líneas principales de esta reflexión se encuentran en el libro-diálogo Cypherpunks (Ed. Planeta, 2013, México), que compila las reflexiones de Julian Assange, editor, jefe y fundador de Wikileaks; Jacob Appelbaum, fundador de Noisebridge, así como uno de los principales defensores del Proyecto Tor, un sistema de anonimato virtual creado para que todo el mundo pueda evitar la vigilancia y sortee la censura en internet; Andy Mülller Maguhn, uno de los primeros miembros del Club Caos Informático en Alemania, especialista en telecomunicaciones y otros sistemas de vigilancia; así como Jeremie Zimmermann, cofundador y portavoz del grupo civil de apoyo La Quadratura du Net.
En los 10 capítulos que se divide este libro-diálogo manifiesto, los militantes del movimiento conocido genéricamente como Cypherpunk, reflexionan sobre la creciente militarización del ciberespionaje, los nuevos y sofisticados sistemas de vigilancia en la red, la configuración de los gigantes de la Era Digital (Google, Facebook, Twitter) y de las grandes corporaciones de telecomunicaciones (en especial, Apple, Microsoft y las compañías de telefónicas) como participantes voluntarios o involuntarios en este modelo de Panóptico Universal que, a semejanza de la reflexión de Michael Focault, busca vigilar, castigar y controlar.
La reflexión más interesante pronostica los riesgos de una mayor centralización y control conforme se crean sistemas de almacenamiento de datos con fines no sólo de organización sino de control.
En el capítulo “Internet y Política” los cuatro activistas y conocedores van prefigurando algo que ya se quiere aplicar en países como México: la computación en la nube o cloud computing, tal como lo describimos en un proyecto en ciernes que negocia y elabora Alejandra Lagunes, responsable de tecnologías digitales en el gobierno de Peña Nieto, y ex funcionaria de Google y Televisa.
El cloud computing o “computación en la nube” se refiere al nuevo mecanismo a través del cual muchas de las funciones tradicionales realizadas por una computadora, como el almacenamiento de datos (incluidos los del usuario), alojar y operar software y ofrecer capacidad de procesamiento para operar el software se efectúan fuera del propio ordenador, en una “nube”. Se trata de una metáfora porque “la nube” no es tal sino un sistema de control y centralización a través de un centro de datos, controlado por una gran trasnacional, como Google o Amazon.
“Hay una tendencia en este cambio hacia el cloud computing que resulta preocupante”, advierte Assange en el diálogo. “Hay enormes clúster/conglomerados de servidores localizados en el mismo sitio, puesto que es la manera eficientista cuando se procura estandarizar el control del entorno, de estandarizar el sistema de pago….En el caso de Google, por ejemplo, tiene sentido que coloque sus servidores cerca de los grandes proveedores de contenidos, o viceversa, porque Google indexa las páginas de manera que puedan ser consultadas”, describe el fundador de Wikileaks.
Con apenas meses de anticipación de lo que se confirmó con las revelaciones de Snowden, Assange advirtió en este libro:
“En Estados Unidos existen enormes edificios atestados de servidores pertenecientes a diferentes compañías. Ahí es donde la Agencia de Seguridad Nacional coloca sus ‘puntos de recogida’ del total de su intercepción masiva. Internet podría existir perfectamente sin esta centralización, no es que sea imposible tecnológicamente, pero es más efectivo tenerlo todo centralizado”.
En esta centralización y control del gran cúmulo de datos personales, corporativos, financieros, políticos y de todo tipo que existe en el Big Data, radica el nuevo negocio y desafío para los ciudadanos en la disputa por amarrar internet a la hegemonía de Estados Unidos o la paraonia de un gobierno (como puede ser el caso de México).
Fuente: Homozapping.com.mx