Cuba dio ayer un nuevo paso en su política de apertura, y esta vez en cuatro ruedas. Después de cinco décadas de padecerlos en sus calles, finalmente los cubanos le pusieron fecha de vencimiento a los antiguos “almendrones” estadounidenses y a los austeros Lada de la era soviética. El gobierno de Raúl Castro decidió cambiar la rígida política comunista en el mercado automotor y anunció que autorizará el libre comercio de automóviles nuevos importados, prohibido durante más de medio siglo en la isla caribeña.
La medida, aprobada el miércoles por el Consejo de Ministros, eliminó el requisito de la “carta de autorización” que los cubanos, los extranjeros residentes o las empresas nacionales o mixtas necesitan hasta ahora para comprar un coche importado nuevo.
La medida, una de las más esperadas por los cubanos, es un avance central en las reformas de Raúl Castro para lo que denominan “actualizar” la economía socialista. “Se libera la venta minorista de motos, autos, paneles, camionetas, y microbuses nuevos y de segunda mano, para las personas naturales cubanas y extranjeras residentes en el país, así como para las personas jurídicas extranjeras y el cuerpo diplomático”, informó el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista.
Cuba ya había autorizado en 2011 la compraventa de autos usados entre particulares, pero mantenía la necesidad de esa preciada “carta de autorización” para la adquisición de vehículos nuevos que necesariamente deben ser importados. Ahora el Gobierno reconoce que ese mecanismo quedó “ inadecuado y obsoleto ”, generó “inconformidad e insatisfacción” e incluso se convirtió en “ fuente de especulación y enriquecimiento ”.
Un 30% de los vehículos que se compraron en 2012 en concesionarias estatales por medio de las “cartas” cambió de propietario poco después, es decir se revendieron y a precios muy superiores. Llegó a generarse una especie de “mercado negro” de venta de cartas de autorización. Ahora, la comercialización libre de automóviles se irá aplicando de forma gradual.
Si bien en Cuba circulan desde hace varios años autos relativamente nuevos, su parque automotor está aún dominado por los modelos antiguos debido a las restricciones y al bajo poder adquisitivo del cubano medio.
Ejemplo de ello son los llamados “almendrones” estadounidenses, que con carrocería de níquel y plomo pintada en los colores más variados se convirtieron en todo un símbolo de la isla caribeña. Fueron fabricados antes de 1960, año que entró en vigor el embargo de EE.UU., por marcas como Mercury, Ford, Chevrolet y Cadillacs. Muchos de ellos sirven actualmente como taxis colectivos. Si bien en la isla no se publican cifras del parque automotor, se estima que hay60.000 “almendrones”, una cifra similar de autos rusos de los 70 y 80, e igual número de coches más modernos fabricados en Europa y Asia.
Para los cubanos, con un salario promedio de 20 dólares al mes, tener un auto representa un lujo. Un destartalado vehículo ruso de los 80, como Lada o Moskovich, puede costar unos 3.000 dólares, pero uno bien conservado alcanza los 12.000 dólares. Este último precio es lo que sale un “almendrón” desvencijado, mientras que uno en buen estado marca Cadillac puede venderse en 80.000.
A la espera de que se publique la normativa específica, la medida ya comenzó a suscitar todo tipo de reacciones entre la población, aunque el principal interrogante es cuánto costarán los vehículos. SegúnGranma, se establecerán “precios minoristas semejantes a los que reconoce el mercado entre particulares”. Pero se trata de un mercado profundamente distorsionado y con precios disparatados.
La medida se suma así a las últimas reformas económicas del gobierno cubano, que en este año puso en vigor una ansiada reforma migratoria, impulsó el cooperativismo no estatal, anunció el proceso para eliminar la compleja dualidad monetaria que rige en la isla y aprobó la primera Zona Especial de Desarrollo para radicación de empresas extranjeras con beneficios impositivos, en torno al puerto de Mariel.
Fuente: Clarín