Por Francisco Javier Pizarro Chávez
El tema de la “operación fallida” en Culiacán se mantiene en el foco de atención de la opinión pública. En torno a este acontecimiento se han propalado múltiples versiones que han generado confusión al grueso de la población, pero también –y esos es lo mas delicado y peligroso—un clima de crispación social y polarización política.
La información de lo ocurrido dada a conocer a detalle por el presidente e integrantes de la Comisión Nacional de Seguridad en las “conferencias mañaneras” del miércoles y el jueves de la semana que hoy concluye, no solo no satisfizo a los reporteros de los medios de comunicación sino que derivó en un acre aquelarre con el presidente de la República, quien notoriamente molesto, señaló que muchos medios en vez de informar con objetividad apelan al “amarillismo, la ficción y la manipulación” y para demostrarlo puso en pantalla un video en el que se visualiza un sujeto con uniforme militar con la cara semi cubierta que iba en el respaldo trasero de una camioneta que un medio de comunicación (La Jornada),divulgó que era el Hijo del Chapo, Ovidio Guzmán Flores, cuando en realidad era un soldado de la Guardia que había sido herido por sus sicarios.
No voy a ponderar quién tuvo razón y quien no en este álgido debate, porque desde mi punto de vista ambos, reporteros y presidente, –“con todo respeto”—se injuriaron. Coincido con el Presidente de que el periodismo no debe politizarse ni tomar partido, pero también estoy de acuerdo con los reporteros que su ejercicio periodístico básico del ¿qué paso?, ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿por qué? y ¿cuáles consecuencias tuvo?, debe ser respetado por las autoridades que tienen el deber y la responsabilidad de informar con objetividad, veracidad sustentada en evidencias, cifras y datos en tiempo y espacio, de todos aquellos acontecimientos de interés público que se generen en su ámbito de competencia.
Y ya que incursioné de nuevo en ese terreno, abordaré cinco líneas del mensaje del Gral. Carlos Gaytán Ochoa –indudablemente vinculado al controvertido tema del operativo fallido en Culiacán, Sinaloa– dirigido a 500 altos mandos militares el 22 de octubre durante un desayuno convocado por el Secretario de la Defensa Nacional, en el Salón República de la Unidad Habitacional Militar de Lomas de Sotelo.
- “Es un honor tomar la palabra para expresar algunas preocupaciones que, en virtud de la situación actual, sin duda compartimos todos los aquí presentes”.
- “Nos preocupa el México de hoy. Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados”, sobre lo ocurrido en Culiacán.
- “La sociedad está polarizada políticamente porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se basa en corrientes pretendidamente de izquierda, que acumularon durante años gran resentimiento”.
- “Ello nos inquieta, nos ofende eventualmente, pero sobre todo nos preocupa, toda vez que los aquí presentes fuimos formados con valores axiológicos sólidos (¡Órale!), que chocan con la forma en que hoy se conduce el país.
- No podemos soslayar que el hoy Titular del ejecutivo ha sido empoderado legal y legítimamente. Sin embargo, es también una verdad inocultable que los frágiles mecanismos de contrapeso existentes han permitido el fortalecimiento del Ejecutivo que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad”.
Dese mi modesto punto de vista considero que el mensaje del General Gaytán Ochoa, que entre paréntesis fue durante el gobierno de Felipe Calderón Subsecretario y Jefe del Estado Mayor de la Sedena y ahora preside el Comité de Control y Desempeño Institucional de la Sedena, es provocador y amenazante.
Provocador no únicamente por lo que dijo en su intervención, sino sobre todo porque sin tapujo alguno la comparte a los 500 Altos Mandos de la Sedena enfrente del General Luis Crescencio Sandoval González, Secretario de la Sedena, quien forma parte de la Comisión Nacional de Seguridad, lo que no solo es imprudente, sino también desafiante a su investidura de conformidad con el Código Militar.
Amenazante porque abiertamente cuestiona la al titular del Poder Ejecutivo que constitucionalmente es Jefe del mando de la Secretaria de la Defensa Nacional, y critica su ideología y la estrategia de seguridad que evidentemente no comparte, aunque lo diga “con suavidad”.
No es el único alto mando inconforme. A principios de octubre, El General Homero Mendoza Ruiz, Jefe del Estado Mayor de la Sedena, durante una reunión de alto nivel de autoridades mexicanas con representantes de Estados Unidos, afirmó que el Ejército mexicano está en un proceso de desgaste muy fuerte, por lo cual han tenido que redoblar esfuerzos para cumplir las tareas que tienen asignadas, entre ellas el combate al narcotráfico.
Y por si fuera poco, en la conferencia mañanera del jueves pasado, se dio a conocer a petición del Presidente de la República, que, quien dió la orden de realizar el operativo el 17 de octubre para detener al hijo del chapo, Ovidio Guzmán, fue el Coronel de Caballería, Juan José Verde Montes, quien es comandante del Grupo de Análisis de Información del Narcotráfico y maneja la estructura, acopio de información, dirección operativa y de inteligencia de esa unidad élite.
En entrevista con Carmen Aristegui y a pregunta expresa de si “hubo pitazo sobre operativo para capturar a Ovidio Guzmán”, Ismael Bojórquez, director del semanario de Sinaloa, Río doce, le contestó que era una hipótesis viable, ya que “desde hace muchos años, el Grupo de Análisis de información del Narcotráfico, que en Sinaloa se les conoce como GAE, están profundamente infiltrados”.
Por su parte el Gobierno de Estados Unidos, el mismo jueves 31 de octubre, día en que se amplió la información sobre el caso Culiacán, rechazó a través de su embajador en México, Christopher Landau, haber participado en el operativo fallido: “Podemos confirmar que ninguna agencia (de seguridad) del gobierno de Estados Unidos estuvo involucrada en el operativo”, se lee en el documento que fue difundido en medios de comunicación; aclaración que es rara y sorprende, pues oficialmente ni el gobierno de México, les ha acusado de nada, pese a que se sabe que fueron ellos los que solicitaron la captura y extradición a EEUU del “chapito” y los que organizaron un mes antes del operativo para detenerlo, una reunión secreta de agentes de la DEA con diplomáticos de la Embajada de Estados Unidos en México y funcionarios mexicanos de alto nivel, organizado con anticipación del Departamento de Estado de USA, la División de Operaciones Especiales de la DEA y la dirección de ese agencia que opera en nuestro país, como lo dio a conocer el periodista de MVSnoticas.com, Oscar Balderas.
Este complejo y subrepticio episodio que sacudió a todo México y se divulgo en medios internacionales en muchos países, ha generado un clima de inseguridad, temor y crispación social, promovido y encabezado por los adversarios de AMLO con el fin de endosar a su gobierno y a la 4ta Transformación, el grave problema de la inseguridad y la violencia heredada de las anteriores administraciones.
Pero también otros problemas más, como el del estancamiento del crecimiento de la economía, la caída de la inversión y el consumo, que aún siendo parte de la crisis mundial en auge, los atribuyen a la política de austeridad, el gasto de los programas de bienestar social, Pemex y CFE, el nuevo aeropuerto de Santa Lucia, el Tren Maya y programas como el de Sembrando Vida, entre otros muchos.
La polarización política está avanzando cada vez más. Gobernadores y presidentes municipales reclaman se incremente sus partidas presupuestales; las Organizaciones No Gubernamentales (ONG´S) disputan a capa y espada, que el presidente de la República les reconozca y financié como órganos “autónomos” que durante décadas se han mantenido del erario público.
Por lo que hace a los partidos políticos derrotados y sus pírricas bancadas parlamentarias tienen el ojo puesto en re-posicionarse en los próximos comicios de 2021 para hacer contrapeso al poder ejecutivo que encabeza López Obrador y sus políticas de gobierno y con ello restarle credibilidad y gobernabilidad y disputarle la silla presidencial en 2024 a Morena, que dicho sea de paso, está inmerso en graves conflictos internos que han puesto en riesgo su conformación como partido político y, literalmente, no ha contribuido en nada en apoyo de la 4ta Transformación y coloquialmente, miles de voces les dicen “No me ayudes compadre”.
En las próximas Reflexiones en Voz Alta, abordaremos más a fondo estos temas y veremos y diremos qué alcance tienen.