Sobornos millonarios y políticos implicados en una decena de países de América Latina: las acusaciones de corrupción contra el gigante brasileño de la construcción Odebrecht eran conocidas desde tiempo atrás, pero los detalles presentados por la adminstración estadunidense sacudieron hoy a toda la región por las nuevas implicaciones del caso.
Las revelaciones del Departamento de Justicia estadunidense en lo que calificó como su “mayor caso de corrupción” vinculado con una empresa extranjera cifraban en 788 millones de dólares los sobornos pagados por Odebrecht a lo largo de 15 años, desde 2001, en países como Venezuela, Argentina, México o Colombia.
Además de dar montos concretos, la fiscalía estadunidense comunicó el miércoles que Odebrecht y la petroquímica Braskem, la segunda empresa brasileña implicada en el “esquema de pago de sobornos”, se declaraban culpables y aceptaban pagar una multa de 3 mil 500 millones de dólares ante las autoridades de Brasil, Suiza y Estados Unidos para eliminar los cargos.
“Odebrecht se arrepiente profundamente de su participación en las conductas que llevaron a este acuerdo”, señaló la propia empresa en un comunicado.
El caso está relacionado en Brasil con la investigación de una red corrupta en torno a la petrolera estatal Petrobras, en el caso conocido como Lava Jato. La Justicia brasileña investiga a decenas de políticos por haber recibido presuntamente sobornos de compañías como Odebrecht para facilitarles contratos con Petrobras.
Las acusaciones estadunidenses confirmaban el miércoles la sospecha de que se trataba además de una práctica generalizada en todo el continente, a través de un mecanismo institucionalizado de pagos ilícitos (“un departamento de sobornos”, lo llamó un fiscal estadunidense) para conseguir los contratos.
“Es una forma de hacer política y contratos”, dijo a la agencia Dpa el analista de la Universidad Paulista (de Sao Paulo) Gustavo Cebré.
Al mismo tiempo, la admisión de culpas de Odebrecht implica una inculpación tácita contra los funcionarios acusados de corrupción en diez países latinoamericanos (Brasil, Argentina, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, México, Guatemala, Panamá y República Dominicana), además de Angola y Mozambique, consideró el analista.
“Lo están reconociendo”, señaló.
El país más implicado en los presuntos pagos de la constructora es Venezuela, donde Odebrecht gastó 98 millones de dólares entre 2006 y 2015 en “pagos corruptos a funcionarios gubernamentales”, según los documentos de la fiscalía estadunidense.
En Argentina, el pago de sobornos ascendió a 35 millones de dólares entre 2007 y 2014 durante los gobiernos peronistas de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner, mientras que en México, entre otros países, la constructora desembolsó 10,5 millones de dólares entre 2010 y 2014, en una fase que cae entre los Gobiernos de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto.
Los detalles publicados en Estados Unidos amenazaron hoy con abrir la caja de Pandora de la corrupción en varios países. La diputada argentina de centroizquierda Margarita Stolbizer, por ejemplo, exigió la apertura de una investigación preliminar por el supuesto “pago de coimas” a “funcionarios públicos argentinos”.
En Colombia, el secretario de Transparencia, Camilo Enciso, anunció por su parte consecuencias después de que los documentos cifraran en 11 millones de dólares los sobornos pagados por Odebrecht en ese país entre 2009 y 2014.
“Vamos a tener la capacidad de detectar en tiempo récord cuáles fueron los funcionarios públicos sobornados”, prometió Enciso a la cadena de radio Caracol. También en Perú, donde Odebrecht desembolsó supuestamente 29 millones de dólares entre 2005 y 2014, el presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala, prometió el apoyo a “las instancias pertinentes” de la Justicia.
En Brasil se considera que la tormenta perfecta podría estar ya a la vuelta de la esquina. En el marco de la operación Lava Jato, la Justicia brasileña cerró recientemente acuerdos de cooperación con 77 ejecutivos de Odebrecht procesados por corrupción, las llamadas “delaciones premiadas”, a cambio de ventajas judiciales.
Y según recientes filtraciones de esas denuncias, los ejecutivos de la constructora inculpan incluso al actual presidente, Michel Temer, y a varios de sus asesores cercanos como beneficiarios de algunas de las tramas corruptas en Petrobras.
Se espera que los detalles de las revelaciones y sus consecuencias judiciales que algunos medios brasileños han calificado como la “delación del fin del mundo” se dé a conocer en los próximos meses.
“Todo será diferente en la política”, considera, optimista, el analista Gustavo Segré sobre el impacto que podrían tener las denuncias. El destape de la corrupción de Odebrecht representa para la región “un antes y un después en la forma de hacer contrataciones públicas”, agregó.
Fuente: DPA