Por Luis Javier Valero Flores
La destitución del diputado federal Luis Carlos Villalobos como coordinador del Grupo Parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados es apenas el inicio de la larga debacle en la que se desarrollará este partido en los próximos meses. Afectará al total de las campañas electorales que se realizarán, pues el año entrante se efectuarán, además de las federales, elecciones locales en poco más de una decena de entidades.
Todo porque a un grupo de legisladores de ese partido y dos funcionarios parlamentarios –propuestos y designados por el mecanismo de las cuotas partidarias en la conducción de la Cámara de Diputados– se les ocurrió celebrar una bacanal en Puerto Vallarta, justamente en los días que desarrollaban la reunión de los diputados en la que discutirían su postura ante la reforma energética.
Los diputados sorprendidos por esta grabación (y no sólo la filtración) pueden hacer lo que quieran con su dinero –si es cierto que ellos pagaron los gastos de su fiesta– pero sorprende que realicen tales actividades en el curso de una importante reunión parlamentaria, siempre con el riesgo de ser sorprendidos por una grabación.
Los daños para el PAN serán muy grandes, sus opositores les restregarán este error, que lo acrecentarán debido al perfil de la mayoría de sus electores; es decir, le hace daño en lo general, en el seno de toda la sociedad, pero en particular en el sector de los electores que podrían verse más identificados ideológicamente con ellos (católicos preferentemente, de corte conservador, poco habituados a involucrarse en actividades públicas, con un perfil más ligado a las conductas más tradicionales, identificados con la familia “tradicional”, opositor a los matrimonios entre homosexuales, contrarios al aborto, impulsores de la educación religiosa en las escuelas públicas, seguidores de los consejos de sus sacerdotes y críticos –por lo menos públicamente– a las prácticas sexuales con prostitutas; seguidores de las consignas eclesiales en lo que se refiere a los métodos anticonceptivos y, por tanto, contrarios al uso del condón –cualquiera que éste sea, para hombres o mujeres– y que se escandalizarán ante las informaciones de la distribución descarada de condones en el curso de la fiesta de marras.
Sorprende aún más por el nivel de responsabilidad de los “pachangueros”, ni más ni menos que el coordinador (ahora ex coordinador), Luis Alberto Villarreal; el vicecoordinador, Jorge Iván Villalobos, y el funcionario de enlace del Comité Nacional con los legisladores, Alejandro Zapata Perogordo, es decir, los diputados nombrados directamente por el presidente nacional debido a que son, entre todos ellos, los que mayor confianza le despertaban para la conducción del grupo parlamentario y la existencia de una sola línea política entre la dirección del partido y sus diputados federales.
Pero resulta que los coordinadores que designa el “líder” nacional son fiesteros. La fiesta de cumpleaños del senador Jorge Luis Preciado, líder de los senadores del PAN, se desarrolló en las instalaciones del Senado, es decir, un lugar público, lo que implica el uso de recursos públicos para objetivos absolutamente privados.
Ahora, dicen los “teiboleros”, que no emplearon recursos públicos en su sarao, que sólo por la renta de la casa rebasó los 40 mil pesos diarios. Pero si el traslado a Puerto Vallarta se hizo con los recursos del Grupo Parlamentario, que son proveídos por la Cámara de Diputados, implicaría que por lo menos indirectamente sí les estamos pagando sus bacanales.
Pero ahora tienen un escenario peor –si es que puede empeorar una situación como esa– y es que puede confirmarse que los financieros de la pachanga pueden ser dos oscuros personajes. Uno de ellos, Edelmiro Sánchez Hernández, implicado en el confiscamiento “de un cargamento de 87 kilos de mariguana en 2003 en su camioneta y en el crimen del diputado local de Nuevo León, Hernán Belden, cometido el 7 de septiembre de 2012”. (Nota de Hugo Gutiérrez, Reporte Indigo, 12/VIII/14).
Los otros participantes de la fiesta no son cualquier hijo de vecina; uno de ellos, diputado federal por Nuevo León, Martín López Cisneros, es integrante del Comité de Administración de la Cámara de Diputados; el aspirante a la alcaldía de Navojoa, ex subsecretario de gobierno de Sonora, Máximo Othón Zayas; el secretario técnico de la coordinación parlamentaria del PAN en la Cámara de Diputados, José Alfredo Labastida Cuadra.
¡Ah, qué fiestecita! ¡Ah chulada de muchachos, y éstos son quienes le imprimieron el “gen” panista a las reformas!