Por Álvaro Delgado
El proceso de la revocación de mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador que, en marzo de 2022, confrontará otra vez a los dos polos que se disputan la nación
Consumado el primer ejercicio de democracia participativa en la historia de México, que ha exhibido a los falsos demócratas que lo sabotearon en clara violación al mandato del artículo 36 constitucional y que ilusamente lo toman como una victoria suya, ha iniciado ya la consulta de la furia: El proceso de la revocación de mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador que, en marzo de 2022, confrontará otra vez a los dos polos que se disputan la nación.
Era previsible el resultado del domingo con una consulta a menos de dos meses de la elección más grande de la historia —cuya unión del PRIAN fue, esa sí, un rotundo fracaso—, con el INE desganado en la organización y con el propio López Obrador en la ambigüedad, pero sobre todo con el coro de los cómplices de la corrupción y la impunidad de los expresidentes expresamente en contra.
“La ley no se consulta”, han repetido hasta el hartazgo los mismos que convocaron a desobedecer el mandato del artículo 36 de la Constitución, en cuya fracción III establece como obligaciones del ciudadano de la República: “Votar en las elecciones, las consultas populares y los procesos de revocación de mandato, en los términos que señale la ley”.
Se entiende que haya politiqueros que ignoran la Constitución y las leyes, pero los abogados, por más huizacheros que sean, no pueden obviarlo. ¿No que la ley es la ley?
Con todo, no es desdeñable que 6.5 millones de mexicanos hayan salido a manifestar su opinión sobre el enjuiciamiento a Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto —que desembocará en comisiones de la verdad—, pero el mínimo legal para hacer obligatoria a las autoridades la decisión popular —el desmesurado 40 por ciento de la lista nominal de electorales, equivalente a 37 millones— anticipaba el desenlace, tildado de fracaso por los que fracasaron el 6 de junio y por los que volverán a fracasar el marzo de 2022, en la revocación de mandato de López Obrador.
Y van a fracasar los adversarios del Presidente en la consulta de marzo, entre otras razones porque están interpretando que la ciudadanía desdeñó la del domingo por su llamado a sabotearla y, peor aún, ya hasta dan por hecho que los participantes —6 millones 474 mil 708 mexicanos— son sólo el voto duro de Morena.
En efecto, los 6.4 millones de votantes de la primera consulta son la cuarta parte de los 25 millones que Morena obtuvo en 2018 y menos de la mitad de los 16.7 millones del 6 de junio, pero afirmar que tal número es lo que vale Morena es una interpretación errónea o una falsa ilusión.
Lo que daría analizar la oposición es que los votantes del domingo casi igualan a los 8.9 millones del PAN, son el doble de los 3.4 millones del partido Movimiento Ciudadano —el PAN naranja— y el cuádruple del millón 792 mil del PRD, así que deberían serenarse.
Pero no: El polo antilopezobradorista sigue muy excitado y, salvo una epopeya de sus insípidos líderes, difícilmente ganará más de la tercera parte en la revocación de mandato.
Por Álvaro Delgado
Director de Investigación en el diario digital “Sin Embargo”
@alvaro_delgado
