En realidad el mejor truco del diablo no es hacernos creer que no existe, sino que es de izquierda. En eso pensé cuando en una entrevista que no podía ser más a modo, más peladita y a la boca como es costumbre de Carlos Loret, el distinguido y fino Claudio XXX González, mirrey entre mirreyes, el fifilántropo de la padroterapia intensiva, afirmó que era más de izquierda que de derecha, y a mucha honra.
Sí, en una conversación que por tersura y buenondismo que casi ni se vio arreglada como las peleas de Kahwagi (supera los niveles de zalamería a las que mi Charly le hiciera en su momento a Lozoya Lozoyita, Javier Duarte y Chiflano Aureoles), neoliberal por convicción, capitalista salvaje por emoción y antimarxista por naturaleza, casi casi se declara comunista… pero de altísimos ingresos.
Esto, sin duda, dejó astonich a la feligresía que veía en el magnate un defensor de las nostalgias porfirianas. Ya habían visto a un derechairo como Chumel Torres tratando de desprestigiar a la izquierda autodenominándose de izquierda, o al subjefe Diego casi declarándose líder del 68, pero lo del muy X señor González sí parece producto de una borrachera de mecapaleros con el expresichente Calderón.
Esto solo puede tener dos consecuencias, además de la sorna y el pitorreo que ya están en su apogeo: que las fuerzas de la ultraderecha linchen a mi Claudio por ser un infiltrado en el KKK y que mejor le rindan culto a mi Tatankita Lorenzo Córdova (el demócrata que cobra como Messi y juega como el Bofo Bautista) que defiende su lana más que Rico Mc Pato, Scrooge y el Señor Burns, y cuyo autoritarismo e intolerancia (en una sesión trató de callar al representante de Morena que le reclamó los gastos millonarios del INE en asesores, poniéndose echeverrista) haría palidecer a Pinochet. Eso o que al ritmo de “el que hace el Jefe hace la tras”, Lilly Téllez se declare feminista-leninista, Markitititititito Cortés se diga amante del populismo, Alitititito Moreno reconozca su antipeñismo profundo, los Chuchitos se autodenominen amloístas de closet y Chayito Robles comience a cantar hasta “La maldición de la Malinche” del gran Gabino Palomares. Sobre todo ahora que los hombres barbados de la profecía de Vox e Iberdrola nos quieren seguir cambiando Pemex por cuentas de vidrio.
Todo empezó cuando trascendió que a Jelipillo le gustaba la canción de protesta, que es como si Bob Dylan revelara que le gustan las de Arjona.
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