Chile cancela cumbres de APEC y COP-25

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Ante las protestas masivas contra el modelo económico ultraneoliberal impuesto en Chile, el gobierno de Sebastián Piñera ha anunciado la cancelación de cumbres internacionales programadas para efectuarse en este país.

El gobierno de Chile anunció este miércoles que desistirá de ser el anfitrión de la cumbre de los países del Asia Pacífico (APEC) y de un encuentro global sobre el clima patrocinado por Naciones Unidas (COP-25), debido a la reciente ola de 13 días de protestas contra la desigualdad social que han sacudido al país.

“Esta ha sido una decisión muy difícil, una decisión que nos causa mucho dolor, porque entendemos perfectamente la importancia de la APEC y de la COP-25 para Chile y para el mundo”, dijo el presidente Sebastián Piñera en una breve declaración en uno de los patios del Palacio de Gobierno.

Estaba previsto que la cumbre de la APEC reuniera a una veintena de líderes mundiales, entre ellos el presidente estadunidense, Donald Trump, y el de China, Xi Jinping, el 16 y 17 de noviembre. El programa de la COP-25 consideraba actividades entre el 2 y el 13 de diciembre.

No cesan las protestas masivas

El gobierno del presidente Sebastián Piñera no logra restablecer la normalidad en la vida cotidiana de los chilenos, 12 días después de iniciadas las masivas protestas ciudadanas en contra de lo que abrumadoramente se percibe como abusos, maltratos e inequidades producidas por el modelo económico ultraneoliberal.

En Santiago, Valparaíso, Concepción, Antofagasta, Talca, Punta Arenas y decenas de otras grandes y pequeñas ciudades del país, se suceden diariamente manifestaciones más o menos multitudinarias, al igual que bloqueos de carreteras que se multiplican a lo largo de la Ruta 5, que une al país de norte a sur. El transporte público, el desplazamiento por las carreteras y la actividad comercial, se encuentran visiblemente afectados.

Para el miércoles, la Central Unitaria de Trabajadores y diversas organizaciones gremiales, incluidos los profesores, hicieron un llamado a un paro nacional.

El presidente concretó el lunes un significativo ajuste ministerial (ocho de 24) que incluyó la salida de los poderosos ministros del Interior –jefe político– y de Hacienda, a quienes remplazó por rostros jóvenes en lo que pareció ser una señal de recambio generacional y mayor flexibilidad para el diálogo.

Pero pese a insistir en su disposición a iniciar un diálogo social, el presidente falló al no decir expresamente que está disponible para realizar ajustes estructurales al modelo –que es lo que reclama la ciudadanía–, así como generar condiciones para un proceso constituyente insistentemente reclamado por sectores opositores.

La llamada agenda social del gobierno lleva un fuerte contrabando, es más privatización y menos Estado, defendamos la educación pública, escribió en su cuenta de Twitter la senadora Yasna Provoste (Democracia Cristiana).

El conjunto de senadores opositores (23 de 43) anunciaron que reactivarán un proyecto de reforma constitucional para establecer un plebiscito que permita iniciar un proceso constituyente. En general, la oposición consideró insuficientes los cambios y anuncios de Piñera.

El centro de Santiago fue nuevamente escenario de una batalla campal entre manifestantes que enfrentaron con palos, piedras, barricadas y fogatas a las fuerzas especiales de Carabineros, que los reprimieron con cañones de agua, gases lacrimógenos arrojados a mansalva y disparos de balines de goma.

El frustrado objetivo de los manifestantes era llegar hasta el palacio de La Moneda, sede del gobierno, que se encontraba protegido por un cerco de barreras policiales y cientos de efectivos. La policía actuó de inmediato, apenas los manifestantes comenzaron a acercarse.

Un observador del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), a cargo de verificar las actuaciones policiacas, recibió un impacto de perdigones que se incrustaron en su pierna izquierda.

No hemos logrado nada aún, debemos seguir luchando, dijo una joven manifestante que escribía consignas en las paredes de un edificio. Estimó que se avecina una lucha larga y que le preocupa la capacidad de resistencia del movimiento.

Fuente: Reuters/ La Jornada

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