Chile, a las urnas para elegir nuevo constituyente

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Poco más de 15 millones de ciudadanas y ciudadanos están llamados a votar obligatoriamente en la elección de consejeros constitucionales que se realizará este domingo en Chile, para elegir paritariamente a 50 mujeres y hombres que a contar de junio dispondrán de cinco meses para alcanzar un texto que será plebiscitado en diciembre.

Se trata de una elección que la derecha busca convertir en una suerte de juicio acerca del gobierno de Gabriel Boric, que en sus 14 meses en la presidencia ha visto caer su aprobación hasta el 26 por ciento, mientras que la desaprobación alcanza hasta el 65 por ciento.

Francisco Chahuán, senador y presidente de Renovación Nacional, dijo anteayer que la elección de los consejeros constitucionales representará “un plebiscito de la gestión del Presidente Boric que tiene nota roja”; a lo cual el mandatario respondió afirmando “qué lamentable que ante un desafío tan relevante como el de redactar una nueva Constitución que actualice nuestras normas e instituciones, y nos una como país, la derecha opte por desinformar. Chile es más importante”.

Los vaticinios auguran que el oficialismo centroizquierdista sufrirá una derrota, al punto que tal vez no alcance a obtener 21 de los 50 consejeros, es decir, un mínimo de 2/5 que le permitiría bloquear el articulado que buque imponer la derecha y forzar negociar, porque para aprobar el articulado de la Carta Magna se requerirá un mínimo de 3/5, o sea, 30 votos de los convencionales.

En conversación con La Jornada, el analista Marco Moreno, director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central comenta acerca de cómo quedará el cuadro político chileno si se confirman los pronósticos que circulan

“La gran pregunta es quién logrará esos 30 escaños que darán poder para imponer al resto su visión de lo que debe ser un nuevo texto constitucional. Si los captura la oposición, eso genera un problema para el propio proceso constituyente por el desbalance que produce, pero también para el gobierno, porque lo deja en una situación de debilidad por el efecto espejo de no poder llevar adelante las propuestas de cambio que planteó su programa y, más grave aún, si ni siquiera alcanza los 21 escaños que le permitirían negociar”, dice.

¿Ve usted a la centroderecha actuando de común acuerdo con la extrema derecha que representa republicanos?

Si entre ambos logran los 3/5, probablemente esa derecha va a buscar entendimientos mayores con el Partido Republicano, porque son contrarios al proceso y decidieron participar porque se están perfilando como fuerza política y buscan aquí una visibilidad de convertirse en el principal partido opositor. Pero ellos no creen en este proceso y seguramente deberá haber un esfuerzo importante del Pacto Chile Más Seguro por avanzar en este proceso, tampoco puede convertirse en un fracaso, tienen una responsabilidad a ese respecto.

¿La centro derecha y la centroizquierda podrían entenderse para aislar a republicanos y forjar una constitución?

Podría darse ese escenario, implicaría un cambio en la estrategia de la oposición, porque no ha jugado a ser alternativa política y ese escenario es mostrarse como capaz de lograr acuerdos; sería un acto de audacia y un cambio de estrategia que no se dio en el proceso anterior y tampoco ahora ha sido fácil en el Congreso.

¿Implicaría eso un correlato respecto de algún tipo de pacto de gobernabilidad con el gobierno?

Si el oficialismo queda muy derrotado y no saca los 21 que necesita para tener poder de veto, evidentemente la condición para negociar es distinta, estarían un poco acorralados. Distinto es si sacan los 21, eso les da un respiro.

¿Fue un error del presidente Boric retomar el tema constitucional inmediatamente después del fracaso del proceso anterior?

No, era lo que había que hacer, hay que cerrar la discusión constitucional porque está abierta desde 1980. Se intentó cerrar en 1989 cuando hubo algunas reformas, después en 2005 y en 2022. Boric lo ve como un logro de su gobierno, que podría ser el único, si logra dejar firmada una constitución, no la que él quisiera, pero sí una nueva, eso es un objetivo de trascender porque en el resto de las cosas va a tener poco que mostrar.

Fuente: La Jornada

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