Cambio de equipo

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“Errar es humano, pero más lo es culpar de ello a otros”.

Baltasar Gracián

Por Sergio Sarmiento

Primero viene siempre una luna de miel. Cualquier cosa que haga el nuevo gobernante será tratada en un inicio con consideración por los gobernados. Un rostro fresco, con nuevas maneras de hacer las cosas, es siempre agradecible. El beneficio de la duda se otorga aun a aquellos que no lo merecen.

La primera vez que un gobernante enfrenta problemas, su reacción es echarle la culpa al anterior. Es una práctica sencilla y que siempre, o casi siempre, funciona. La gente siempre está dispuesta a aceptar en un principio que el predecesor ha cometido todos los errores y que ha provocado los problemas que se sufren hoy. Es muy común, por otra parte, que el antecesor no esté presente para defenderse o que, si lo hace, no cuente con las poderosas herramientas del gobernante para difundir sus puntos de vista. La batalla tiene el desenlace asegurado. En la primera ocasión el gobernante siempre logrará convencer de que las dificultades que tiene han sido heredadas.

La segunda vez que el gobernante tiene problemas, o si los que se registraron de inicio persisten, la estrategia más correcta es cambiar de equipo. Aun cuando el gobernante sea escrupulosamente respetuoso, y destituya a sus colaboradores con toda la delicadeza del mundo, siempre quedará el mensaje de que no fue él sino los subalternos los que se equivocaron. Los mismos colaboradores entienden que para bien del equipo es importante que se releve de responsabilidad al jefe y asumen responsabilidades que no les tocan. A veces ni siquiera tienen que hacerlo. El simple hecho de aceptar la remoción en silencio implica reconocer una falta.

Después llega la tercera oleada de problemas. Aquí ya no suele buscar a quién echarle la culpa. El gobernante tiene que corregir el rumbo, si puede hacerlo, o preparar el escenario para la sucesión. Y cuando ésta ocurre, sabe bien que la primera opción de su sucesor será echarle la culpa a él.

El presidente Enrique Peña Nieto ya gozó de su luna de miel. Hubo un momento en que, pasara lo que pasara, no había daño posible a su imagen. A la gente le gustaba ver este nuevo rostro con una simpatía de la que carecía su predecesor.

Más tarde surgieron problemas, pero éstos se descartaron fácilmente. Eran responsabilidad de los antecesores. Después de todo, aquellos no sabían. Tenían que regresar al poder aquellos que realmente saben gobernar para resolver los problemas.

Hoy estamos en una tercera etapa. Los problemas o persisten o se agravan. Ha llegado el momento del cambio de equipo. Es una forma de traer nuevas caras a los campos de responsabilidad.

Ninguno de los nuevos responsables, sin embargo, parece particularmente calificado para sus nuevos cargos. José Antonio Meade ha sido un buen secretario de Relaciones Exteriores y de Hacienda, su verdadera especialidad, pero no hay razones para que despache en Sedesol. Rosario Robles no tiene ninguna experiencia en desarrollo agrario o urbano. Claudia Ruiz Massieu no ha trabajado nunca en una embajada o consulado, ni Enrique de la Madrid ha tenido experiencia en turismo. Aurelio Nuño es un hombre brillante, pero no creo que sea el funcionario mejor calificado para ocupar el escritorio de Vasconcelos. Juan José Guerra no tiene ninguna calificación para ser embajador.

Me preocupa que una vez más el presidente está repartiendo cargos para no dejar desempleados a sus amigos y colaboradores. No hay el deseo de nombrar a los mejores para los cargos públicos más importantes.

Lo peor de todo es que el presidente está utilizando ya su segunda carta. Después del cambio de equipo, el presidente mismo tendrá que responder por los resultados de las políticas que ha impulsado.

Estalla el déficit

El déficit comercial en enero-julio fue 385.2 por ciento superior al del mismo período de 2014. La caída de las ventas petroleras es un factor importante. Pero aunque las exportaciones automotrices subieron 8.9 por ciento, las manufactureras no automotrices sólo lo hicieron 0.8 por ciento.

Twitter: @SergioSarmiento

Fuente: Reforma

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